Vicente DíazEsta película es intensamente valenciana y no poco argentina. Al comienzo del film, todo esto desconcierta un poco, pero pronto nos damos cuenta de que funciona. Y la razón es que este primer largometraje de Nacho Ruipérez sabe utilizar con astucia los mecanismos básicos del thriller detectivesco y trasladar este tipo de historia a los arrozales y descampados de Levante, añadiendo algo de singularidad con algún que otro personaje argentino.
El film intercala flashbacks referentes a sucesos de mediados de los 90 con una investigación que sucede en 2016, y que se inicia de forma casi casual por un par de primos en el entierro del padre de uno de ellos, a raíz de la misteriosa aparición de una joven en el sepelio. Tanto el primo Jordi (Michel Noher) como el primo Diego (Jan Cornet) tienen sus propias razones para indagar en el pasado de sus propios padres, y lo que van desenterrando es cada vez más sórdido.
Con un equipo técnico y artístico casi enteramente valenciano, resulta refrescante asistir a un retrato de la tierra y de sus gentes desde dentro. Este tipo de ejercicios resulta cada vez más frecuente, con recientes éxitos del thriller andaluz como La isla mínima o el policíaco gallego televisivo Fariña, que aportan frescura respecto a los típicos escenarios madrileños o barceloneses.
El Levante del milagro económico, la cultura del pelotazo y todas aquellas mafias del ladrillo (y lo que no es el ladrillo), que han terminado teniendo tan penosas consecuencias para todos, es material de primera para la elaboración de esta intriga policíaca, en la que no falta nada, desde los empresarios corruptos a los criminales violentos, los cadáveres enterrados y los secretos a voces.
Con un ritmo decente, el film va recorriendo caminos ya conocidos por el espectador habitual de cine negro, con lo cual no hay grandes sorpresas. Pero la cinta se disfruta sin problema, tanto por la ambientación como por la aparición de interesantes secundarios, entre los que destaca (y roba la propia película) el corrupto interpretado por Francesc Garrido, un personaje a la vez odioso, patético y divertido, que protagoniza la única escena cómica del film (algo desconcertante por eso mismo).
El desentierro es un film sin intenciones épicas, pero bastante más digno que algunos ambiciosos thrillers “a la americana” que se estrenan a bombo y platillo en España.
Sinopsis
La repentina muerte del tío de Jordi precipita su vuelta a España y desencadenará toda una serie de acontecimientos que revelarán el oscuro pasado y presente de la pedanía.
El pasado atrapa a los personajes en un ir y venir de recuerdos de los protagonistas, que se precipitan sobre un presente cada vez más resbaladizo y que cada vez se vuelve más peligroso. Escenarios de los años de la Ruta del Bakalao vuelven a la vida en la memoria de los protagonistas dejando al descubierto los oscuros negocios que en aquella época hacían vibrar lo que para muchos jóvenes parecían ser simplemente días de fiesta.
Droga, alcohol, prostitución y organizaciones criminales, que controlaban los copiosos beneficios del negocio que todo lo movía, vuelven al presente poniendo en peligro la vida de Jordi y Diego y de la gente que quieren.
El desentierro está coguionizada por Nacho Ruipérez y Mario Fernández y está protagonizado por Leonardo Sbaraglia (Relatos Salvajes, Nieve negra), Jan Cornet (Goya actor revelación en 2011 por La piel que habito), Michel Noher, Jelena Jovanova, Raúl Prieto (Que Dios nos perdone) y Arben Bajraktaraj (Harry Potter 1 y 2). El equipo artístico lo completan hasta 28 personajes de diferentes nacionalidades: bosnia, albanesa, argentina y española.
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Mª Dolores Clemente Fernández
