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Crítica: «Corazones de Acero» (David Ayer, 2014)

Cuando Spielberg estrenó la grandiosa Salvad al Soldado Ryan, nos dejó a todos patidifusos gracias a ese crudo aspecto visual con el que homenajeaba a los cineastas que documentaron la Segunda Guerra Mundial para el Departamento de Defensa: John FordGeorge StevensJohn Huston y Frank Capra. El estilo pseudo-documental, a partir de ese momento, se convirtió en el estándar no sólo en las películas de guerra, sino en el cine de acción.

Estas técnicas, salvo en casos excepcionales, han sido utilizadas por directores menos dotados que Spielberg, y su abuso ha terminado por eliminar el impacto inicial, transformándose en algo sinceramente molesto. El propio director de Salvad al Soldado Ryan prescindió de ellas en su siguiente película bélica, War Horse.

En este sentido, sorprende agradablemente que el guionista y realizador David Ayer, especializado en un cine urbano, violento y de aspecto verista, también haya reducido al mínimo los meneos de cámara y que –¿acaso se trata de un guiño?–, inicie Corazones de Acero con un espectacular plano ecuestre de gran poder estético, algo que domina la película de principio a fin.

El film, que toma prestados algunos elementos argumentales de Salvad al Soldado Ryan, es, ante todo, una clásica película de tanques. Una máquina, sus tripulantes y una peligrosa misión. Mucha violencia, mucha pirotecnia y hasta el inevitable duelo contra un poderoso Tiger. Si le añadimos a ello unos protagonistas duros y algo chalados – Brad PittLogan LermanShia LaBeoufMichael Peña y Jon Bernthal–, tenemos una ensalada de clichés de los que entran bien y hasta se agradecen.

Ayer construye la narración a partir del recuerdo de algunos familiares, veteranos de la campaña europea, y basándose en libros como el de Belton Y. CooperDeath Traps (1998), en el que este último relata sus peligrosas experiencias en un batallón de la Tercera División Acorazada, entre 1944 y 1945.

A los amantes de la parafernalia militar les interesará saber que, como detalles de autenticidad, en el rodaje fueron utilizados diez genuinos tanques Sherman y el único Tiger 131 en estado operativo.

Como “película de misiones”, Corazones de Acero (horrible título español para Fury, el nombre del tanque, en un rebautizo que quizá intenta impedir que el espectador despistado busque a Samuel L. Jackson) funciona a la perfección.

La puesta en escena, clara y contundente, permite que la audiencia sepa lo que está pasando, y que así se involucre más en la acción. Esto no es, por fortuna, Black Hawk derribado.

Como drama bélico… bueno, ahí el film no resulta tan efectivo. Una vez más, los diálogos de David Ayer suenan forzados en la boca de unos personajes decididamente macarras. Demasiada filosofía, demasiada reflexión para unos tipos a los que no les pega decir esas cosas, y menos en esa situación. En todo caso, nunca se llega a alcanzar el nivel de absurdo que registró La delgada línea roja.

La película incide demasiado en señalarnos cosas obvias y que nos han relatado mil veces: la guerra es mala, ya lo sabemos. La lealtad entre compañeros es algo poderoso, también teníamos una idea aproximada.

Si somos capaces de tragar esos momentos perogrullescos e ingenuos (tampoco son indigestos, por fortuna), podremos disfrutar a lo grande con un film de hazañas bélicas casi, casi a la vieja usanza.

Al parecer, El Escuadrón Suicida no parece estar en malas manos, David Ayer.

Sinopsis

Abril, 1945. Mientras los Aliados inician su ofensiva final en el frente europeo, un aguerrido sargento de artillería llamado Wardaddy (Brad Pitt) se encuentra al mando de un tanque Sherman y de los cinco hombres que componen su dotación, en una misión mortal detrás de las líneas enemigas. Superados en número y en armamento, y con un soldado novato metido en sus filas, Wardaddy y sus hombres lo tendrán todo en contra en su heroico intento de lanzar un ataque en pleno corazón de la Alemania Nazi.

«Hacía tiempo que admiraba el trabajo de David Ayer, en especial Sin tregua«, dice Brad Pitt. «Sabía hasta qué punto está dispuesto a llegar para conseguir el realismo y la autenticidad y conocía su planteamiento único. Esos ingredientes lo convierten en una persona sobresaliente. Además, es veterano, por lo que cuenta con experiencia de primera mano y con ese conocimiento que tiene de la materia, nos atrapó a todos».

«Corazones de acero no es una película de guerra de la época de tu abuelo», afirma el productor Bill Block, quién presentó el filme para QED antes de que Columbia Pictures asumiera los derechos de distribución. «No creo que hayamos visto el horror físico que padeció la división acorazada. Sin hombres y potencia de fuego suficientes ganaron únicamente porque libraron un auténtico combate en su estado más crudo».

«Nadie como David para escribir sobre el hombre en su estado más vulnerable», asegura el productor John Lesher, quien colaboró previamente con Ayer en su aclamado filme Sin tregua. «Temáticamente sus películas guardan relación: tratan del amor entre amigos y hermanos, entre padres e hijos, y algunos de estos temas también tienen su eco en este guión».

Corazones de acero transcurre en la Alemania de 1945, en la fase final de la guerra. «Ya casi se ha acabado la guerra y el moribundo elefante del imperio Nazi se sostiene sobre sus últimas patas» explica Ayer. «Transcurre en un mundo diferente al que acostumbras a ver en el cine bélico, que celebra campañas victoriosas como la invasión del continente europeo, el desembarco en Normandía, o la batalla de las Ardenas, en resumidas cuentas las famosas batallas en las que participaron las tropas americanas. Uno de los periodos olvidados es este último suspiro del imperio Nazi frente a un desgastado ejército americano que lleva años luchando, al que le quedan pocos hombres y encima están agotados. En la Segunda Guerra Mundial luchabas hasta ganar, morir, o sufrir una herida considerable y regresar a casa. El régimen fanático se colapsa, es un momento de confusión donde el enemigo puede ser cualquiera. Es extremadamente duro para el alma del hombre combatir en estas condiciones».

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Le Grisbi Productions, QED International, LStar Capital, Crave Films, Columbia Pictures. Cortesía de Sony Pictures. Reservados todos los derechos.

Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).