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Crítica: «Bumblebee» (Travis Knight, 2018)

Con diferencia, esta es la mejor película no animada de la franquicia Transformers. Y esto supone todo un cambio: hay enfermedades menos dañinas que la mayoría de las entregas de la infame saga firmada por Michael Bay, basada en los populares juguetes de los 80 de la marca Hasbro (y en sus correspondientes dibujos animados y cómics).

Pero Bumblebee no solo es un buen entretenimiento en comparación con las aberraciones de Bay. En realidad, se trata de un film familiar más que correcto y con cierto corazoncito. Ambientada en 1987, sigue al dedillo y de forma consciente (incluso hay un guiño a la telecomedia ALF) el modelo E.T., tan popular en aquellos años. Es decir: joven esconde en casa a un alienígena benigno, perseguido por los malos (generalmente, el Gobierno, militares fascistoides o alienígenas malos).

En este caso, tenemos de todo un poco, y al pobre robot alienígena amarillo le buscan tanto los soldados terrícolas (un John Cena no malvado, pero sí con malas pulgas) y un par de Decepticons (es decir, Transformers malignos, aquí especialmente crueles): Shatter (Angela Bassett) y Dropkick (Justin Theroux).

Bumblebee (Dylan O’Brien) llega a la Tierra en una misión desesperada y su aliada principal es Charlie, encarnada por Hailee Steinfeld, una joven ya veterana, que deslumbró a crítica y público coprotagonizando el remake de Valor de ley.

Charlie adquiere al robot pensando que es un Volkswagen modelo “Escarabajo”. La chica, trabajadora y lista, es una excelente mecánica y fanática de los coches… ¡Un momento! En realidad, esta película podría llamarse Herbie el Transformer.

Bumblebee utiliza todos los clichés y lugares comunes posibles, y además lanza guiños a los 80 de una manera a ratos forzada. Como la serie Stranger Things y tantos otros ejemplos de la moda nostálgica de aquella década, rinde tributo a cierta forma de hacer cine, pero no logra tener el mismo aspecto. Ni la técnica ni la narrativa actual permiten eso.

De todos modos, pese a las obligatorias concesiones a la estética videojueguil, y teniendo en cuenta que esto es un film de Transformers, la película está dirigida con delicadeza y mimo, en especial en los momentos menos espectaculares y más humanos.

El director de Bumblebee no es otro que el responsable de la maravillosa cinta de animación Kubo y las dos cuerdas mágicas (2016). Sin alcanzar las cimas poéticas de aquel film, sin duda es el primer Transformers que se preocupa en dotar de vida a sus personajes. En este caso, muestra que una chica aficionada a la mecánica es, a diferencia de lo que sucedía en anteriores entregas, mucho más que una supermodelo de calendario sexy, en pose provocativa ante el motor de un coche.

Aunque se trate de un compendio de mil historias ya vistas (HerbieEl gigante de hierroCortocircuitoHoward el PatoMonster Trucks, etc, etc, etc.), Bumblebee logra transmitir candor humano y no dañar la retina del espectador, algo que jamás ha logrado Michael Bay ‒aquí en tareas de productor‒ con las cinco películas anteriores de Transformers. Además, trata de volver al espíritu original y a los diseños pre-Bay de las criaturas. Al aspecto de los juguetes de toda la vida.

Como punto extra: suenan canciones de los Smiths. Y eso siempre está bien.

Sinopsis

En su huida en el año 1987, Bumblebee encuentra refugio en una chatarrería de un pequeño pueblo costero de California. Charlie (Hailee Steinfeld), a punto de cumplir 18 años, y sin haber encontrado todavía su lugar en el mundo, descubre a Bumblebee, averiado y traumatizado por mil batallas. Cuando Charlie hace que vuelva a la vida, no tardará en descubrir que no es un simple coche escarabajo amarillo.

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Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).