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«Astroboy», de Osamu Tezuka

El cómic y la televisión se pusieron de acuerdo para lanzar a la fama a Astroboy, ese robot infantil que, gracias a su encanto, llegó a convertirse en el autómata número uno de Japón a lo largo de varias décadas, por razones que pronto pasaré a revelar.

Cualquiera que visite aquel país, comprobará el alcance de dicho éxito. Astroboy aún aparece en la publicidad, y en cuanto uno comienza a buscar en tiendas de segunda mano, se reencuentra con DVDs y merchandising de la legendaria teleserie animada emitida entre 1963 y 1966.

Por otro lado, como la vida comercial del personaje se ha prolongado hasta hoy, su figura sigue expresando los mismos valores que en el pasado. De ahí que no sea raro cruzarse con él en carteles y anuncios de todo tipo.

Pero comencemos por el principio: Astroboy (Tetsuwan Atomu) fue creado por el mítico dibujante Osamu Tezuka, al amparo de la editorial Kobunsha, y se dio a conocer en las páginas de una revista, Shōnen Kobunsha, el 3 de abril de 1952. De ahí en adelante, sus peripecias se prolongaron, en esta primera fase, hasta el 12 de marzo de 1968.

Aquellos 112 episodios serían luego reimpresos en forma de libros, conquistando así a una nueva generación de seguidores. Fueron estos lectores quienes, entre los años setenta y los ochenta, fueron mitificando a esta suerte de Pinocho cibernético: un simpático y poderoso androide cuyas cualidades físicas vemos hoy repetidas en ciertos robots que ‒esta vez en la vida real‒ produce y sigue perfeccionando la industria tecnológica de Japón.

En la ficción, Astroboy es un androide diseñado por el doctor Umataro Tenma, quien pretende sustituir con él a su hijo Tobio, muerto en un trágico accidente. El problema es que, a diferencia de un niño normal, Astroboy no crece como lo haría un niño biológico. Tenma lo rechaza, y tras una serie de situaciones melodramáticas, es adoptado por el bondadoso profesor Ochanomizu, que en lo sucesivo será su protector. A medida que la narración avance, nos encontraremos con que Ochanomizu crea una familia robótica que normaliza definitivamente la vida del pequeño héroe.

Como ya dije, Astroboy es en la actualidad una próspera franquicia que sigue generando teleseries, cómics, novelas, juegos y productos derivados. Pero en la fecha de su creación, constituyó una novedad que conviene valorar en su contexto. Hoy no es infrecuente encontrarse con mangas y animes protagonizados por robots con emociones humanas, pero en su día, el de Tezuka fue todo un alarde de originalidad, al combinar un estereotipo de la literatura infantil ‒el Hombre de Lata del País de Oz o el citado Pinocho‒ con la ciencia-ficción más moderna y con los clichés propios de los superhéroes, empleando para ello un estilo fluido, sencillo, preciso. Un estilo que, además, nos remite a la estética establecida por Max Fleischer y por los estudios Disney.

Sin Astroboy, la industria del anime y manga no hubiera recibido ese empuje que, en los años sesenta, definió esa idiosincrasia que aún conserva. En este sentido, uno lee las historietas del personaje con una permanente sensación de sorpresa.

Aunque están destinadas a un público infantil, alternan detalles que ‒salvando las distancias‒ encajarían en un viejo cómic de Superman con otros decididamente surrealistas. No en vano, Tezuka era un amante del humor absurdo y de los dobles sentidos, y no perdía ocasión para ponerlo de manifiesto.

Los superpoderes de Astroboy se realzan, desde un punto de vista narrativo, gracias a una imaginativa galería de adversarios: en su mayoría, robots malignos o invasores del espacio exterior.

Al igual que le sucedió a Hergé, Tezuka quiso que ese catálogo de personajes fuera adaptándose a los nuevos tiempos, y por eso redibujó bastantes viñetas, añadiendo en 1975 un prólogo metanarrativo, protagonizado por él mismo, donde el dibujante nos explica los orígenes de su pequeño héroe cibernético.

Sinopsis

Astro Boy nº 01/07

Primer tomo recopilatorio de las famosas aventuras de Astroboy, el poderoso robot creado por el Dios del manga, Osamu Tezuka. Las aventuras que influenciaron el desarrollo del manga en la segunda mitad del siglo XX.

Fecha de publicación: 16/10/2018 | Idioma: español | ISBN: 978-84-9146-980-3 | Código: 10206818 | Formato: 15 x 23 cm. | Tinta: integradas en b/n | Presentación: tapa dura sin s/cub. (cartoné) | Colección: Biblioteca Tezuka | Traductor: Daruma | Sentido de lectura: Oriental | Frecuencia: Trimestral.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.