«¡A los libros!», de Daniel Heredia

Es imposible amar a medias. Quien ama lo sabe. El amor exige dedicación, sacrificio desinteresado, una ilusión constante y una energía infinita. Exige afán de superación, ganas de descubrir, de compartir, de sublimarse a uno mismo por encima de nuestra mejor versión.

Se ama la literatura o no se ama.

Porque como todos ustedes ya saben, leer es una de las cosas más sensuales e íntimas que se pueden hacer en esta vida. Y así, con todo, quien ama lo hace con cada fibra de su ser o con ninguna.

Una cuestión que solo uno mismo puede responder, y solo según su propio baremo, pero en la que podemos encontrar una lista interminable de lugares comunes que variarán según la persona y el día:

Si nunca ha dudado entres dos o tres ediciones de un mismo libro. Si a usted los prólogos le dan completamente igual. Si nunca ha releído una de sus obras favoritas. Si no examina la página de créditos como si de una parte más de la historia se tratase. Si por su biblioteca aún puede caminarse sin tropezar con pilas y pilas de libros. Si nunca ha regalado libros sin una fecha en mente. Si no ha llegado tarde a una cita, dormido una hora de menos y leído una de más por ser incapaz de separarse de ese libro que le tiene absorto. Si no mete la nariz entre las páginas de un libro nuevo. Si no acaricia la portada y se queda contemplándola una vez ha acabado la lectura de una novela que le ha fascinado.

Si no es usted un bibliófilo, un bibliópata, un coleccionista en serie, un Jack the Reader, un amante del libro en todas sus formas, es posible que este ¡A los libros! coordinado y recopilado a partir de las entrevistas que el escritor, periodista y gestor cultural Daniel Heredia ha ido reuniendo a los largo de estos años en su página cultural homónima, simplemente le resulte entretenido (vaya este posible lector a la página 255 donde se sitúa la entrevista a Montero Glez, para descubrir por qué).

Pero si usted da positivo en una o varias de las cuestiones anteriores y además es capaz de inventar muchas más (si es el caso, lo suyo es terminal; hable con su librero de guardia), es más que probable que ¡A los libros! (Ediciones de La Isla de Siltolá, 2015) sea una lectura que no querrá perderse de ninguna forma o manera.

Veinticinco entrevistas a profesionales del sector del libro, entre los cuales se encuentran 14 escritores, 6 editores, 3 agentes literarios, 1 librero e incluso una pareja de encuadernadores artesanales. Entrevistas que ni buscan lo políticamente correcto ni sacan ni medio pie del ámbito literario si no es para enriquecerlo y completarlo. Entrevistas, pues, con sustancia, que no buscan la frase estudiada ni la cita consciente, sino que prueban a expresarse con honradez en un terreno común para entrevistador, lector, y entrevistado; el del amor por los libros.

Nombres como el de David Trueba, el citado Montero Glez, Luis Alberto de Cuenca, Óscar Lobato, Félix J. Palma, Rafael Marín, Jesús Maeso o Benjamín Prado, dan solo una idea del nivel literario, personal y (nunca me ha gustado demasiado el término intelectual por sus connotaciones más manidas y recalcitrantes) humanístico, de esta cuidada selección, dispuesta ahora ante el lector en una edición tan cuidada, que solo cabe aplaudir.

Un volumen que supone una auténtica rareza en el ámbito editorial español, por lo exacto de sus apreciaciones y su carácter oscilante entre lo divulgativo y lo teórico, siendo una lectura perfecta tanto para el curioso multidisciplinar, como para el agente, editor, escritor o librero en ciernes, que quiera saber todo aquello que jamás se atrevió a preguntar sobre el mundo del libro en España, y que ahora abre sus puertas, sin secretos ni manías, en vocaciones tan veladas y misteriosas para el resto de los mortales como son la de agente literario o editor.

Y aún más, con la cercanía de la edición física de estas entrevistas, para interrogar al autor sobre los entresijos, cualesquiera, del proceso de creación de este fantástico libro o su experiencia con muchos de los entrevistados, el lector podrá, tras sendas presentaciones multitudinarias en las Ferias del Libro de Cádiz y Sevilla, con una afluencia de público que pone en duda el supuesto declive en interés o repercusión de este tipo de eventos literarios, acudir a la próxima cita de ¡A los libros! si así lo desea, le es posible, y si es ambas, tanto mejor:

Para todos aquellos que no puedan acabar el día sin haber tenido un libro entre sus manos, sea de camino al trabajo, después de comer, o junto a la proverbial mesilla de noche antes de dar por finiquitado el día, este ¡A los libros! es todo un canto de hermandad, de compresión, para todos aquellos que vivimos por y para las letras.

¡A los libros!

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