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Crítica: «La Guerra del Planeta de los Simios» (Matt Reeves, 2017)

Y llegamos a la conclusión de la trilogía. De la enorme cantidad de virtudes que atesoran las precuelas de El Planeta de los Simios, esta tercera entrega reúne todas ellas, y alguna más.

Desde la profundidad, desde la espectacularidad, con inteligencia, con un fabuloso acabado digital, La Guerra del Planeta de los Simios es un largometraje perfecto, que nos descubre un futuro sombrío con una verosimilitud extraordinaria.

Qué raro es sentir tanto entusiasmo por una película moderna. Y más aún cuando hablamos del relanzamiento de una franquicia clásica. Pero, créanme, no exagero. Esta producción, al igual que sus dos predecesoras, rebosa madurez y su potencia emocional es insólita, sobre todo si tenemos en cuenta que su protagonista, el chimpancé César (Andy Serkis), es una criatura hecha de píxeles y algoritmos.

¿A qué genero corresponde el film? Podemos adjudicarle varias etiquetas. Es una distopía de ciencia-ficción, de eso no hay duda, pero hay tramos en su metraje que corresponden al western crepuscular, al drama shakespeareano, al peplum épico, y por supuesto, a las variantes más adultas del cine bélico, empezando por El puente sobre el río Kwai (1957) para acabar en Apocalypse Now (1979).

Todos y cada uno de los personajes son inolvidables. Desde el lunático y conradiano coronel J. Wesley McCullough (Woody Harrelson) a los leales lugartenientes de César ‒Rocket (Terry Notary), Luca (Michael Adamthwaite) y el orangután Maurice (Karin Konoval)‒, sin olvidar a ese entrañable simio de zoo, encarnado por Steve Zahn, tan ingenuo e impulsivo que ayuda a introducir unas gotas de humor en un film vibrante, emotivo y oscuro.

Y cuando digo oscuro, quiero dejar claro que este no es un pasatiempo veraniego al uso, sino un largometraje que resulta apasionante sin hacer ese tipo de concesiones risueñas que suelen incluir los entretenimientos más familiares. En este sentido, La Guerra del Planeta de los Simios es una de las cintas más ambiciosas del año.

Por otro lado, al concluir el visionado del film, uno siente que Reeves ha logrado añadir a la aventura una poderosa reflexión sobre grandes temas: el odio irracional al diferente, el carisma, la venganza, los lazos familiares o el impulso genocida.

Por si algo faltara, además de todo eso la película brinda a los amantes de la saga clásica un largo catálogo de guiños y referencias que vinculan lo que aquí se nos cuenta con El Planeta de los Simios (1968), de Franklin J. Schaffner.

¿Qué más puedo decirles? Apunten este título en su agenda, y no olviden que La Guerra del Planeta de los Simios es uno de los títulos imprescindibles de este verano.

Sinopsis

Hace catorce años un experimento científico que salió mal dio lugar al origen de una especie de simios inteligentes… y de un virus que estuvo a punto de erradicar la raza humana. La gripe simia, como se la conoció, llevó a la humanidad al borde de la extinción. Los supervivientes, los pocos que eran inmunes al virus, llegaron a envidiar a los muertos… mientras los simios seguían desarrollándose en la seguridad de los bosques del norte de San Francisco…

Con el amanecer de su creciente civilización, los simios florecieron en ausencia de contacto humano… hasta que fueron descubiertos por un pequeño grupo de supervivientes desesperados que trataban de establecer una nueva colonia propia. Los colonos y los simios lucharon por coexistir. Pero su frágil paz llegó a su fin por culpa de Koba, un simio que no pudo resistirse a vengarse de sus antiguos captores. César, el líder de los simios, intentó restaurar el orden. Pero ya no había vuelta atrás de la brutal lucha que ya había comenzado.

Los colonos asediados enviaron frenéticas llamadas de socorro sin saber si había alguien ahí fuera que pudiera escucharlos. La señal se recibió unos 1.300 km al norte, en la base militar Lewis-McChord, donde cientos de soldados se refugiaron después del apocalipsis viral. Estos hombres y mujeres eran todo lo que quedaba de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Como respuesta a la llamada, envían una curtida división de combate, encabezada por un coronel condecorado de las Fuerzas Especiales, para unirse a la batalla. César y los simios se retiran a los bosques, pero las fuerzas humanas los persiguen, decididos a destruir a los simios de una vez por todas. Durante dos años, los soldados han estado buscando a César en vano, que se rumorea que está comandando a sus simios desde una base escondida en lo profundo del bosque.

La guerra continúa…

En La guerra del planeta de los simios, el tercer y definitivo capítulo de la exitosa trilogía aclamada por la crítica, el director, Matt Reeves, y su elenco de estrellas ven cómo los simios evolucionan rápidamente en un mundo que hierve de ira y diferencias a medida que la batalla entre simios y humanos por el control del mundo se dirige hacia el fin, en el que sólo puede quedar uno. En una oleada de cine mítico, el público será testigo del momento crucial que determinará el destino de la civilización humana para siempre, y se verá inmerso en la búsqueda emocional del líder simio, César, para llevar a su joven comunidad a un nuevo hogar, mientras en su interior se desata una guerra entre su creencia en la familia y el honor y la seducción de la venganza.

En el fondo, se trata de la historia de la batalla definitiva, tanto militar como emocional. Cuando la paz entre las especies se derrumba —y una banda de soldados humanos renegados, dirigidos por un imperioso coronel realiza un despiadado ataque— César se ve golpeado por una pérdida personal inimaginable, que hace que se cruce una línea oscura dentro de su mente. Ahora, lucha a base de impulsos despiadados y duda sobre su propia capacidad para liderar a los simios hacia la libertad. Pero para que los simios puedan sobrevivir al conflicto, César debe liderarlos. En un tiempo en el que la empatía y la compasión prácticamente han desaparecido tanto en el mundo como en su corazón, César busca el valor y el sentido del compañerismo y las ideas para guiar a los simios hacia un futuro de esperanza.

Acción sin respiro, grandes ideas y una potente narración se combinan en La guerra del planeta de los simios para empujar la saga hacia nuevos reinos de creación al mismo tiempo que explora los valores que forjan una civilización. Todo cobra vida gracias a la interpretación más compleja e intensa de Andy Serkis, de nuevo en el papel de César, y gracias a los innovadores efectos visuales de Weta Digital. Entre los nuevos personajes inolvidables se encuentran Woody Harrelson, dos veces nominado al Oscar, en el papel del coronel, el impetuoso soldado humano que cree que sólo una guerra apocalíptica puede salvar los últimos vestigios de la humanidad; Steve Zahn como Bad Ape, un chimpancé solitario que aporta el corazón y el humor de los simios en su hora más oscura; Amiah Miller como Nova, la niña humana que se convierte en un vínculo inesperado entre los simios y la humanidad; Aleks Paunovic como Winter, el imponente pero ansioso gorila blanco; Michael Adamthwaite como el lugarteniente gorila de César, Luca, que forja un vínculo con Nova; y Ty Olsson como Rex, un gorila renegado que trabaja para el coronel.

Con más simios que nunca, incluyendo una docena de personajes clave, cuando todo se vuelve contra el Homo sapiens, la película también por primera vez incorpora la captura de movimiento en las escarpadas y congeladas montañas y un mundo de nieve; todo capturado en una espectacular 65 mm bajo el ojo magistral del director de fotografía Michael Seresin, y acompañado de una conmovedora banda sonora del ganador del Oscar® Michael Giacchino.

Para Reeves, que regresa a la franquicia para dar el siguiente paso después de El amanecer del planeta de los simios, la ambición a gran escala de la tercera película era clara: seguir la historia de los simios, cada vez más capaces y verticales —aunque también más perseguidos y cuestionados— no sólo durante la espectacular guerra total, sino en un agitado territorio psicológico, mientras César lucha para mantener sus instintos más humanos.

Reeves se dio cuenta más que nunca de que la trayectoria de los simios refleja los mitos arquetípicos de la humanidad. “En el momento en el que empieza esta historia, ya no hay más paz con los seres humanos, lo que empuja a César a un conflicto profundamente emocional y universal”, describe Reeves. “César siempre ha sido único, ya que es parte mono, parte humano, pero ni uno ni otro. La esperanza siempre residió en si podía ser capaz de unir las dos sociedades, pero ahora está claro que no ocurrirá nunca. Lo que es realmente emocionante es que al explorar los dilemas internos de César en este momento tan profundo, tenemos la oportunidad de ver una batalla que todos conocemos: la guerra entre nuestra inteligencia, nuestra empatía y nuestro instinto, y la manera en la que todo eso define nuestra humanidad. Además de ser un camino muy oscuro, también es una historia muy espiritual”.

En el núcleo de La guerra del planeta de los simios hay una historia que trata no sólo de la llegada de la batalla definitiva entre los crecientes simios y los humanos en declive, sino también de una noche oscura del alma para el noble líder de los simios, César. Ahora se enfrenta a su momento más peligroso y legendario, y a un dilema moral urgente, ya que comienza a desconfiar de sus principios como simio y de cualquier esperanza de paz con una especie humana que le ha herido de la manera más profunda posible. A medida que el terror de la guerra se extiende al corazón de su propia familia, vemos un César que entra en guerra con los humanos, pero también con él mismo, y cuya ira, que se enciende ante el sufrimiento que ha visto, debe dar lugar a una nueva visión si desea que su especie progrese y salga del caos en el que está inmersa.

Puede que sea la última, feroz y desesperada esperanza para la humanidad, pero el coronel J. Wesley McCullough es el enemigo más temido de los simios. El renegado coronel es un guerrero curtido y sin piedad, prácticamente mítico, que cree que él y su grupo de soldados humanos están justificados para adoptar cualquier medida mortífera para preservar lo que queda de la raza humana y terminar la ascensión de los simios mientras aún pueden. “El coronel es un tipo que realmente sólo piensa en términos militares. La guerra es lo único que entiende”, explica Woody Harrelson. “Después de ver cómo los simios se están apoderando del mundo tras la gripe simia, siente que es su deber como ser humano con esas habilidades hacer todo lo que pueda para salvar a la humanidad”.

Al igual que Harrelson se conmovió con la actuación de Serkis, este se motivó con la interpretación de Harrelson del coronel. “Uno de los mayores placeres de esta película para mí fue trabajar con Woody”, comenta Serkis. “Nos hicimos muy amigos. Es una persona totalmente honesta y, por lo tanto, un actor muy auténtico; vive y respira de su propio credo y es embriagador. Tenemos unas escenas muy emotivas, en las que tenemos que interactuar entre nosotros, y creo que Woody estuvo impresionante”.

El desarrollo de la tecnología de vanguardia de captura de movimiento —una tecnología que puede transmitir hasta los matices más diminutos de movimientos, gestos y emociones de los personajes animados a través de los actores humanos— ha dado lugar a la creación de algunas de las personalidades más memorables del cine, como los simios vistos en El origen del planeta de los simios y El amanecer del planeta de los simios.

Los realizadores volvieron a contar una vez más con los expertos magos del estudio de efectos visuales de Nueva Zelanda Weta Digital. El supervisor de efectos visuales de Weta, Dan Lemmon, que recibió nominaciones al Oscar por sus contribuciones a El origen del planeta de los simios y El amanecer del planeta de los simios, explica que la tecnología de captura de movimiento ha evolucionado, al igual que los simios, desde que se rodó la primera película. Las limitaciones cada vez son menores. Las herramientas de animación facial en tiempo real permiten ahora a los artistas realizar acciones de animación facial en el momento, lo que les permite recrear cualquier expresión que ven en la interpretación de un actor, y que sirve para cientos de personajes en una escena.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.

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