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El Llanero Solitario: historia de un justiciero enmascarado

Con la modestia de los personajes de serie B, el Llanero Solitario animó nuestra infancia a través de aquellos inolvidables tebeos del sello mexicano Novaro. Más tarde fuimos descubriendo que este ranger enmascarado y su compañero inseparable, el indio Tonto (rebautizado Toro en los países hispanohablantes), eran unas figuras icónicas para los estadounidenses.

El tiempo ha pasado, y me temo que los cómics lanzados por Novaro son ya piezas de coleccionista. No sé si los recuerdan. Se publicaron a partir de 1953, en cuadernos grapados, con estupendas cubiertas en color de artistas como Hank Hartman, y siguieron en el mercado hasta la década de los ochenta.

Aunque el Llanero Solitario fue para aquellos lectores ‒entre los que me cuento‒ un héroe de las viñetas, esta identificación con el cómic fue variando cuando descubrimos sus teleseries o sus películas: desde la primera, de 1956, hasta la fallida producción de 1981, sin olvidar la aparatosa versión que financió Jerry Bruckheimer en 2013, dirigida por Gore Verbinski, con Armie Hammer y Johnny Depp como protagonistas.

Cuentan que los creadores del personaje se inspiraron en un auténtico ranger de Texas, el capitán John R. Hughes, a quien el novelista Zane Grey dedicó The Lone Star Ranger (1915). Sin embargo, como luego veremos, lo más natural es pensar que se fijaron en otro héroe de folletín, muy similar en su aspecto y carácter.

Tal fue la popularidad del Llanero que llegó a generar descendencia. Así, el Avispón Verde (The Green Hornet) nació en un serial donde se presentaba como hijo de un sobrino del misterioso cowboy.

Dada la fama de nuestro personaje, vale la pena recomponer la biografía del Llanero. Todo comenzó en 1933. Fue entonces cuando George W. Trendle, propietario de la emisora radiofónica WXYZ, de Detroit, comentó con su director de programas dramáticos, James Jewell, la posibilidad de diseñar una telenovela de aventuras inspirada en el Zorro, el justiciero del antifaz creado por el escritor Johnston McCulley.

Trendle, que pensó en escribir un western, contrató a un guionista, Fran Striker, que por esas fechas trabajaba en Buffalo (Nueva York). Striker, asistido por sus jefes, escribió un primer borrador en el cual un héroe enmascarado y un indio recorrían el Oeste para defender a los necesitados. Más adelante, modificaron la fórmula, acomodando su contenido a los patrones típicos del pulp del momento.

Llamaron al personaje el Llanero Solitario (Lone Ranger) en homenaje a los rangers de Texas, institución armada que se encarga de la ley en ese Estado desde 1823.

Uniformado como un ranger, oculto tras su antifaz negro, el Llanero tenía un origen trágico, pues perdió a su hermano en una emboscada y sobrevivió gracias a una tribu india que lo encontró muy malherido. Uno de los guerreros de dicha tribu, Tonto, se convirtió en su escudero.

Otro de los personajes destacados es Plata, el caballo blanco del Llanero, tan popular, que más adelante incluso tuvo su propia colección de cómics. Usando como sintonía la obertura de la ópera Guillermo Tell (1829), de Gioacchino Rossini, el serial radiofónico se puso en antena el 20 de enero 1933, con tal éxito, que su emisión se prolongó hasta el 3 de septiembre de 1954. En los mejores momentos, hubo hasta diecisiete empresas patrocinadoras anunciándose en el programa, uno de los más exitosos de la radio estadounidense y origen de una variada mercadotecnia.

En 1935 apareció el primer libro ilustrado, The Lone Ranger and his horse Silver, con dibujos de Hal Arbo. El 11 de septiembre de 1938 la compañía King Features Syndicate empezó a editar la tira de prensa El Llanero Solitario, dibujada por Ed Kressy con un estilo pobre, que causó las protestas de Trendle y Striker. Una vez destituido Kressy, se hizo cargo de la historieta John L. Blummer hasta enero de 1939, fecha en que Charles Flanders, artista muy dotado, sustituyó a Blummer, siguiendo en los guiones la misma línea marcada en la radionovela por Fran Striker.

El sucesor de FlandersPaul S. Newman, continuó dibujando al Llanero hasta septiembre de 1971, fecha en que la tira cómica fue suspendida y los periódicos dejaron de publicarla.

En su formato de comic-bookEl Llanero Solitario alcanzó una difusión internacional, siendo su principal distribuidora en los países hispanoamericanos la Editorial Novaro. En sus comienzos, el comic-book incluía material procedente de la tira de prensa, pero a partir de los años cuarenta se nutrió con historietas originales de Tom Gill y su equipo de dibujantes.

Republic Pictures estrenó dos seriales, el primer en 1938, y el segundo, The Lone Ranger Rides Again, en 1939. Diez años después, el personaje daba el salto a la pequeña pantalla a través de la ABC. Aquella teleserie, protagonizada desde 1949 por el incombustible Clayton Moore y por Jay Silverheels, fue un éxito imponente. John Hart reemplazó a Moore en el papel protagonista desde 1952 a 1954, con unos índices de audiencia igualmente llamativos.

El éxito del Llanero en televisión favoreció dos nuevas colecciones de tebeos, una dedicada al caballo Plata, The Lone Ranger’s famous horse Hi-Yo Silver (1951-1960), y la otra protagonizada por su compañero indio, The Lone Ranger’s Companion Tonto (1951-1959). Con dibujos de Russ Heath y guiones de Cary Bates, el Llanero Solitario volvió a las tiras de prensa desde el 13 de septiembre de 1981. Desde entonces, retorna de cuando en cuando, con ese toque de nostalgia que comparten todos los héroes surgidos en la era dorada del pulp.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. En este artículo recupero textos que publiqué previamente en la revista «Todo Pantallas», en la «Enciclopedia Universal Multimedia» (Micronet) y en los libros «Historia General de la Imagen» (Universidad Europea-CEES, 2000) y «La cultura de la imagen» (Fragua, 2006). Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.