Brian Azzarello organiza su relato como el comisario que sitúa fotos de la escena del crimen sobre el tablero de corcho. El efecto resulta contundente, porque Joker no es, en este cómic, un simple arlequín siniestro. De hecho, pocas veces se le ha retratado con tal verosimilitud.
El Joker de Azzarello observa el mundo como un depredador. Inteligente y feroz, se pavonea, dispara, traiciona, ríe y descarga puñetazos. No se pregunta el porqué de sus obsesiones, pero está orgulloso de haberse convertido en la pesadilla de la Brigada de Homicidios.
El narrador de su retorno a las calles de Gotham es Jonny Frost. Este secuaz de Joker es un arribista, un pobre diablo que no deja de preguntarse cuánto tiempo le queda por delante. Jonny quiere ascender en la escala del crimen, y para ello, guarda sus prejuicios en una cámara refrigerada y se convierte en escudero del payaso psicópata, convencido de que la fortuna le espera a la vuelta de la esquina.
Gracias a Jonny, descubrimos la vida de íntima de Joker –¿o quizá debería decir sus rincones oscuros?–, y además comprendemos que el motivo de sus reacciones violentas no puede resumirse con palabras como maldad o perversidad.
La atracción principal de esta novela gráfica es su implacable guión. En cierto sentido, nos hallamos ante un fascinante thriller, fiel a las convenciones del realismo sucio y la serie negra. El resultado es una fantasía urbana sobre la naturaleza del crimen, lo bastante oscura y enloquecida como para recordar un ataque de delírium trémens.
En términos estéticos, la consistencia de Joker resulta indiscutible. No en vano, Lee Bermejo es un artista excepcional que aquí da una lección de cómo se costruye emocionalmente un relato. Por lo demás, sus planchas encierran demasiado talento como para achacarlo a la casualidad. Y eso que no es nada fácil fijarse en la sutileza artística cuando uno desciende al cuarto de calderas del crimen.
Editado por vez primera en 2002, Joker es un cómic de un dinamismo al rojo vivo, que se interrumpe con secos estallidos de violencia. Con un singular talento narrativo, Azarello y Bermejo nos demuestran, una vez más, que el criminal de la eterna sonrisa siempre es capaz de sellar el destino de Gotham.
Sinopsis
Brian Azzarello (100 Balas) y Lee Bermejo (Hellblazer) presentan un enfoque innovador y atrevido para el príncipe payaso del crimen por antonomasia: Joker.
Los autores de la célebre Lex Luthor: Hombre de Acero regresan al mismo terreno para dar su versión del peor enemigo del Caballero Oscuro en una historia inédita y autoconclusiva que hará estremecer hasta al último lector.
Al salir del Asilo Arkham, Joker descubre que su ciudad está dividida entre la mafia y los villanos disfrazados, por lo que recurre al único plan posible: ¡hacerse con todo el pastel! Con apariciones especiales del Pingüino, el Acertijo, Harley Quinn, Killer Croc y Dos Caras, como nunca antes se habían visto.
Nota editorial
Ignoro los detalles, por qué motivos, pero iban a hacerlo… Iban a soltar al Joker del Hospital Psiquiátrico de Arkham… Así empieza esta inquisitiva mirada sobre el mundo enloquecido y la mente arruinada del Joker… el rey del crimen de Gotham City. El Joker va a salir del manicomio y, por mucho que ría, no es feliz. Mientras estaba ausente, sus cómplices se han repartido su porción del pastel y la han vendido a precios de saldo… creyendo que ya no volverían a verle. Pero ahora el Joker ha vuelto a las calles y está ansioso por hacer que Gotham sangre como nunca.
Durante esta larga noche del alma, se cruzará con individuos de la calaña del Pingüino, Dos Caras, Killer Croc, Harley Quinn, el Acertijo y, por supuesto, Batman… y que el cielo los proteja a todos.
Narrada por su leal (aunque ingenuo) secuaz, Jonny Frost, Joker es una auténtica novela negra… Un desgarrador viaje a través de las entrañas de una ciudad llena de calles empapadas por la viuda, sábanas sucias y decisiones que siempre terminan siendo malas.
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