Crítica: ‘Llaman a la puerta’ (M. Night Shyamalan, 2023)

Antes de que Shyamalan se adentrase en el escenario apocalíptico de Llaman a la puerta (Knock at the Cabin), el novelista Paul Tremblay lo había descrito en su novela La cabaña del fin del mundo (The Cabin at the End of the World, 2018). Como el espectador tiene la opción de comparar el original literario con esta adaptación al cine, evitaré insistir en sus diferencias, sobre todo en lo que se refiere al último tercio y el desenlace. Por resumirlo, tan solo diré que la tensión desarrollada por Tremblay adquiere matices nihilistas y desesperanzados, y en cambio, la mano de Shyamalan es reconocible en una pendiente dramática menos pronunciada, pero también más cercana a lo que sentimos viendo Señales (2002).

Creo que tardaré poco tiempo en convencer a los fans del director de que esta película puede gustarles. Está rodada con su elegancia habitual, contiene buenas interpretaciones y, a pesar de no figurar entre lo mejor del cineasta, ni estar a la altura de sus obras más conocidas, ofrece un visionado satisfactorio. Shyamalan ha afilado el modelo que le funciona mejor: relatos de misterio, en la línea de La Dimensión Desconocida (The Twilight Zone, 1959), con desenlaces sorprendentes y una dosis variable de terror psicológico, paranoia, folklore, reflexiones filosóficas, detalles religiosos, conspiración y sentimentalismo.

En este caso, Shyamalan se ha hecho cargo del guion a partir de un borrador inicial de Steve Desmond y Michael Sherman. Su personalidad vuelve aquí a ser inconfundible.

La historia se desarrolla en una cabaña, aislada en un bosque de Pensilvania. Una pareja gay, formada por Eric (Jonathan Groff) y Andrew (Ben Aldridge), pasa las vacaciones junto a su hija de siete años, Wen (Kristen Cui). Inesperadamente, reciben la visita de cuatro personajes inquietantes: Leonard (Dave Bautista) y sus compañeros, Sabrina (Nikki Amuka-Bird), Adriane (Abby Quinn) y Redmond (Rupert Grint). Ninguno de ellos aparenta ser un asesino en serie. Al contrario, parecerían gente normal si no fuera porque llevan unas armas primitivas, fabricadas por ellos mismos. Hay otro problema aún mayor, y es que están convencidos de que el fin del mundo se aproxima, y de que la única solución posible está en manos de Eric, Andrew y Wen.

Shyamalan juega sus cartas con esa idea del apocalipsis inminente. No es la primera vez que nos cuenta una historia similar, y sin embargo, uno siente respeto por la convicción con la que se la toma el director. Su idea de que acompañemos a los personajes en una pesadilla que solo puede atravesarse con la idea de aparecer vivo al otro lado siempre funciona. Y aunque a la cinta le falte empaque o carisma, está rodada con un estilo clásico y bien pensado: tomas largas, primeros planos y encuadres claustrofóbicos.

En cuanto a las interpretaciones, hay un rostro que asoma por encima de los demás: el de Dave Bautista, empeñado en demostrar que tras su descomunal físico hay matices dramáticos muy sugerentes. El resto del elenco funciona sin fallos, sobre todo Jonathan Groff, Ben Aldridge, Nikki Amuka-Bird y la niña Kristen Cui.

Sinopsis

La película se centra en una pareja gay, Eric (Jonathan Groff) y Andrew (Ben Aldridge) y y su hija adoptada, Wen (Kristen Cui), que están de vacaciones en una cabaña en el bosque lejos de todo. Todo transcurre sin problemas… hasta que cuatro desconocidos armados rodean la casa: Leonard (Dave Bautista), Sabrina (Nikki Amuka-Bird), Adrianne (Abby Quinn) y Redmond (Rupert Grint.) Tras convertir a la familia en sus rehenes, estas cuatro personas (que tampoco se conocen entre sí) les informan de que se han visto atormentadas y perseguidas por la misma profecía: que el mundo acabará a menos que la familia de esa cabaña elija a un miembro de la familia para acabar con su vida. Que sean una panda o no de lunáticos no resuelve el problema. En ambos casos, la situación es aterradora. «Es un thriller con una inquietante pregunta como núcleo», explica el productor Ashwin Rajan. «¿Qué harías si tuvieras que elegir entre salvar a tu familia o salvar la humanidad?».

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