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vida social de los chimpancés

La vida social de los chimpancés

Los científicos ya habían observado que los chimpancés tienden a cooperar con otros individuos de su especie, pero hasta la fecha no se conocía el motivo por el que actúan así. Desde 2016, un estudio revela que la confianza es clave en las relaciones que establecen estos animales, tal y como ocurre con los seres humanos.

Según el estudio publicado en Current Biology, los chimpancés son capaces de establecer relaciones de amistad con otros individuos. La clave de estas relaciones sería la confianza, al igual que hacen los humanos.

Científicos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania) estudiaron el comportamiento de 15 chimpancés (Pan troglodytes) de la Reserva de Chimpancés de Sweetwaters (Kenia) durante cinco meses y descubrieron que estos animales son capaces de confiar más en aquellos miembros de su grupo a los que consideran amigos, al igual que hacen los humanos.

“Los estudios que se han realizado hasta el momento han demostrado que los chimpancés cooperan entre sí en multitud de contextos: comparten la comida, se acicalan mutuamente, cazan monos y vigilan su territorio”, explica Jan Engelmann, del instituto alemán y uno de los autores principales del estudio publicado en Current Biology.

“Sin embargo, esos estudios no han investigado cuáles son los mecanismos que impulsan a los chimpancés a actuar así. Este es el primer trabajo que se centra en este aspecto”, añade el investigador.

Engelmann, junto a la científica Esther Herrmann, sometió a los chimpancés a una versión modificada del juego del ultimátum para demostrar que estos animales tienden a confiar más en sus amigos que en aquellos que no lo son. Durante el experimento se escogió a una pareja de chimpancés y se colocó en medio de ambos dos cajas con comida y una cuerda en el extremo: una de ellas era la de la confianza y la otra, la de no-confianza.

Cuando uno de los chimpancés elegía la caja de no-confianza se quedaba con la caja de comida –que no era especialmente atractiva para ellos– y el otro no recibía nada.

Por el contrario, si tiraba de la cuerda de confianza, cedía la otra caja a su compañero –con comida mucho más apetitosa– y este último tenía la opción de decidir si se quedaba con todo o cedía parte del contenido al otro chimpancé, con lo cual ambos podrían obtener un beneficio.

Cada chimpancé se expuso al experimento 12 veces con amigos y otras 12 veces con los que no eran sus amigos. Los resultados revelaron que la confianza jugaba un papel fundamental, ya que el que elegía prefería la segunda opción cuando su compañero era un amigo.

Según los investigadores, esto demuestra que los chimpancés están dispuestos a ceder los recursos a su compañero si tienen un vínculo estrecho, asumiendo el riesgo de no recibir nada después, pero con la posibilidad de obtener un premio mucho mayor.

No es solo cosa de humanos

“Estábamos interesados en estudiar a los chimpancés porque son nuestros parientes más cercanos junto con el bonobo (Pan paniscus), así que son unos candidatos ideales para manifestar comportamientos similares a los de los humanos, como la cooperación”, explica Engelmann.

Los investigadores afirman que la confianza que muestran los chimpancés con sus semejantes tiene factores en común con las relaciones interpersonales que establecen los seres humanos y que, desde luego, esta no es una característica exclusiva de nuestra especie.

Engelmann y Herrmann consideran que el estudio de las relaciones sociales en los primates, y concretamente en los chimpancés, puede resultar clave para explicar su comportamiento individual.

“Ahora queremos seguir estudiando las similitudes entre la forma de relacionarse que tienen estos animales y nuestra especie, y resolver cuestiones como: ¿tienden los chimpancés a compartir y ayudar más a sus amigos que a otros compañeros?”, concluye Engelmann.

Hay otros comportamientos llamativos, y en cierto sentido, próximos a los que desarrolló nuestra especie. Por ejemplo, los chimpancés salvajes comparten patrones de envejecimiento social con los humanos al priorizar los lazos sociales fuertes e interactuar con otros de formas cada vez más positivas a medida que envejecen. En contraste, las bandas de chimpancés matan de forma violenta a individuos de grupos vecinos para expandir su propio territorio. Pero en el ámbito de los sentimientos más empáticos, también hay sorpresas.

Las hembras de chimpancé consuelan más que los machos

Científicos españoles y estadounidenses analizaron los datos comportamentales recogidos durante más de una década de dos grupos de chimpancés del Centro Nacional de Investigación de Primates Yerkes en Atlanta (EE UU). La investigación, que se basa en más de 3.000 casos, demostró que familiares y amigos suelen consolar al chimpancé, víctima de un conflicto, pero son sobre todo las hembras las que consuelan más a menudo.

En los años 70, Frans de Waal, coautor del estudio e investigador holandés en la Universidad Emory de Atlanta (EE UU), demostró que cuando un chimpancé (Pan troglodytes) pierde un conflicto o una lucha, otros individuos del grupo se acercan a él y le abrazan, besan o espulgan. Esto es conocido como consolación. El fenómeno se olvidó hasta los años 90 cuando fue relacionado con expresiones de empatía.

Una investigación que se publicó en Proceedings of the Nacional Academy of Sciences (2010) mostró, por primera vez, que los familiares y amigos chimpancés de la víctima proporcionan consolación, pero “son las hembras de chimpancé que la ofrecen significativamente más a menudo que los machos”, señala Miguel Ángel Castellanos, coautor del estudio e investigador en el departamento de Metodología de las Ciencias Sociales de la Universidad Complutense de Madrid.

El estudio, dirigido por Teresa Romero y Frans de Waal de la Universidad Emory de Atlanta (EE UU) y que permitió la observación de 3.003 conflictos agresivos de dos grupos diferentes de chimpancés, “acerca más que ningún otro el comportamiento de la consolación a una explicación basada en la empatía”, declara Castellanos.

Los resultados, combinados con otro estudio publicado en PNAS en 2009 sobre el efecto calmante en las víctimas de la consolación, sugieren que no hay razón para no considerarla como una expresión de empatía, aunque no se determine el mecanismo exacto involucrado.

El trabajo muestra también por primera vez la reciprocidad de la consolación, que implica que los chimpancés la ofrecen a aquellos individuos de los cuales la reciben más a menudo. “Los machos dominantes, probablemente en su papel de pacificadores, a menudo consuelan a los participantes del conflicto previo”, añade el investigador español.

La empatía de los animales

Aunque progresivamente se acepta que los animales, “al menos los mamíferos”, muestran empatía, “la idea es relativamente nueva”, aclara Castellanos. “Cualquier evidencia científica a favor de la similitud emocional entre humanos y animales es especialmente importante para entender la evolución de la empatía”, recuerda el científico.

Hasta hace poco, la comunidad científica discutía si en realidad la consolación tenía realmente un efecto calmante. En los seres humanos se describe como una muestra de preocupación por los otros y como una intención de procurar alivio, signos que son interpretados como expresiones de complejidad media de empatía y que ya aparecen en niños de dos años de edad.

Otra hipótesis considerada era que al ofrecer consuelo, los chimpancés buscaban prevenir una posible propagación de la agresión, por lo que trataban de protegerse ellos mismos calmando a los oponentes.

Sin embargo, los resultados del nuevo estudio no son compatibles con esta idea ya que “la consolación la realizan sobre todo individuos socialmente cercanos a la víctima, familiares y amigos, que no están en peligro de recibir dicha agresión”, afirma Castellanos. El estudio demuestra además que la tasa de redirección de la agresión es “extremadamente baja en los chimpancés»: en menos del 0,5% de los casos.

Los chimpancés prefieren cooperar a competir

La competencia entre los seres humanos está restringida por gran variedad de estrategias flexibles según la situación, pero se creía que en cuestión de cooperación eran únicos. Un estudio del Centro Nacional de Investigación de Primates Yerkes en Atlanta (EE UU) desafíó en 2016 esta percepción y sugiere que las raíces de la cooperación humana son compartidas con otros primates. Los resultados del estudio se publican en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

«Las estimaciones anteriores describían la cooperación humana como una ‘gran anomalía’ y a los chimpancés como animales con predilección a la competencia frente a la colaboración», declara Malini Suchak, autor principal de la investigación.

Para determinar si estos animales poseen la misma capacidad de los seres humanos para superar la competencia, los científicos crearon una tarea cooperativa que imitara las condiciones naturales de los chimpancés.

En un recinto al aire libre, los investigadores dieron a los chimpancés numerosas oportunidades para actuar de forma cooperativa en un sistema lleno de recompensas. En la mitad de las sesiones de prueba, dos chimpancés tenían que participar para tener éxito, y en la otra mitad, se necesitaban tres chimpancés.

Si bien la puesta en marcha proporciona amplias oportunidades para la competencia y la agresión, los chimpancés realizaron mayoritariamente actos cooperativos –3.565 veces a través de 94 sesiones de pruebas de una hora de duración–.

Los chimpancés utilizan una gran variedad de estrategias para superar la competencia

Según los científicos, los chimpancés utilizan una gran variedad de estrategias para superar la competencia, que fueron medidas por los científicos a partir de los intentos de robo de recompensas.

Estrategias para evitar la competencia

Estas estrategias incluyen chimpancés que se enfrentan a otros, que se niegan a trabajar en presencia de un gorrón, que indica que la evitación es un componente importante en la gestión de las tendencias competitivas, y chimpancés dominantes que intervienen para ayudar a otros en contra de los gorrones.

Tal castigo a terceros ocurrió 14 veces, principalmente en respuesta a la agresión entre el gorrón y el chimpancé que estaba trabajando cooperativamente con otros para obtener premios.

Para Suchak los chimpancés “son bastante buenos para prevenir la competencia y favorecer la cooperación. De hecho, la relación entre conflicto y cooperación es bastante similar en los seres humanos y los chimpancés. Para los autores, el estudio muestra sorprendentes similitudes entre las especies y da otra visión de la evolución humana.

Frans de Waal, investigador del mismo centro y coautor del trabajo añade: «En la literatura se ha extendido que la cooperación humana es única. Esto es especialmente curioso porque las mejores pistas que tenemos acerca de la evolución de los comportamientos cooperativos vienen directamente de los estudios con animales. El mundo natural está lleno de cooperación, desde las hormigas a las orcas. Nuestro trabajo es el primero en mostrar que nuestros parientes más cercanos saben cómo disminuir la competencia y a los gorrones. ¡La cooperación gana!».

Imagen superior: Un chimpancé del grupo Ngogo del Parque Nacional de Kibale en Uganda / Kevin Langergraber.

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