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Crítica: «La suerte de los Logan» (Steven Soderbergh, 2017)

Resulta que, al final, Steven Soderbergh no se retiró definitivamente del cine, pese a lo que dijo hace unos años. Y nos alegra, la verdad, porque es un director que, pese a no exhibir un estilo personal reconocible, domina a la perfección el lenguaje cinematográfico y no pocas veces sorprende con sus proyectos.

La suerte de los Logan es una especie de versión redneck de Ocean’s Eleven (su exitosa serie de películas, a su vez basadas en el film de 1960 La cuadrilla de los once). De hecho, en la propia cinta se hace un divertido chiste al respecto.

El tono fluctúa entre la comedia y el suspense con efectividad, gracias al oficio del ya veterano Soderbergh.

En esta ocasión no se trata de robar un glamouroso casino, sino la recaudación de uno de los eventos favoritos de la white trash estadounidense, las carreras de coches de NASCAR. Los ladrones tampoco son sofisticados criminales, sino mangantes de segunda.

Channing Tatum, especializado (por su físico) en papeles de personaje tontorrón y/o pedestre, lejos de sentir vergüenza por ello, vuelve a encarnar con orgullo (figura como productor de la película) a un tipo de clase baja y poca suerte, aunque en esta ocasión con más cerebro del que cabría esperar.

Varios personajes pintorescos le acompañan en el golpe, comenzando por su hermano, un tierno Adam Driver, en la piel de un camarero algo “lento” y mutilado en la guerra. Completan el equipo unos descerebrados quinquis, liderados por un preso (Daniel Craig, que aquí cambia su estilo británico por un cerrado acento sureño).

En el film aparecen otras personalidades singulares, y abundan las situaciones infrecuentes. Son dos motivos por los que no es difícil acordarse del cine de los hermanos Coen, aunque en ningún momento La suerte de los Logan alcance las cotas de extravagancia de películas como O Brother! o El gran Lebowsky.

El film no es otra cosa que un entretenimiento clásico sobre grandes robos, que sigue las convenciones del género sin llegar nunca a aburrir y generando un buen número de sonrisas. No es, ni pretende serlo, una de las grandes películas en la filmografía de Soderbergh, quien se limita a elaborar un simpático film comercial, hecho sin complejos y sin tener que forzar al máximo sus aptitudes como realizador.

Sinopsis

Jimmy Logan (Channing Tatum), un minero desempleado de Virginia Occidental, está divorciado y no tiene un duro. En un momento de desesperación, se le ocurre un plan muy rebuscado para atracar el circuito del Charlotte Motor Speedway (en el estado vecino de Carolina del Norte) durante una carrera de la NASCAR (Asociación Nacional de Automovilismo de Coches de Serie). Le acompañarán en la peligrosa hazaña su hermano manco Clyde (Adam Driver), un veterano de la guerra de Irak que ahora trabaja de camarero en un antro del barrio, y su hermana Mellie (Riley Keough), una peluquera obsesionada con los coches.

Como los Logan no tienen la pericia necesaria para llevar a cabo la operación, tendrán que buscar ayuda externa para dar este golpe tan complejo y ahí entra en juego el excéntrico experto en demoliciones Joe Bang (Daniel Craig). Solo hay un pequeñísimo problema: Bang está en la cárcel. Así pues, Jimmy y Clyde idean un plan para sacarle de la prisión durante el tiempo necesario para volar la caja fuerte del circuito y devolverle antes de que se dé cuenta el alcaide (Dwight Yoakam).

Tras pasarse casi tres décadas dirigiendo películas que han definido épocas, hace cuatro años el oscarizado director Steven Soderbergh sorprendió a todo Hollywood al anunciar su retirada del cine. Soderbergh le dio un giro a su carrera y centró sus miras en televisión, donde logró dos premios Emmy por Behind the Candelabra (HBO) y fue candidato a los mismos premios por la aclamada serie The Knick.

La suerte de los Logan supone la vuelta del cineasta a la gran pantalla, una decisión que atribuye a «una convergencia de varios elementos, uno tecnológico y otro creativo». «En cuanto a la tecnología, hemos llegado a un punto del panorama digital en el que una empresa pequeña puede lanzar una película a gran escala sin tener que recurrir a los grandes estudios», comenta. «Estaba hablando sobre el futuro de la distribución cinematográfica cuando me llegó este guion».

Fue su esposa, Jules Asner, quien le entregó el material escrito por su amiga Rebecca Blunt. «En principio mi cometido iba a ser únicamente buscar un director para la película, pero el guion me encantó», dice Soderbergh. «Después de un par de semanas admití que no quería encontrar a otra persona para dirigirla porque tenía ya una imagen mental muy clara de cómo sería la película basándome en lo que había escrito Rebecca. Podría describir el filme como un primo lejano de la serie Ocean’s, aunque no es exactamente la misma historia puesto que estos personajes no disponen de medios económicos ni tecnológicos. Viven con el agua al cuello, por lo que un par de bolsas de basura llenas de dinero les pueden cambiar la vida».

«También me gusta que al comienzo de la película los personajes no son delincuentes», añade. «El equipo de Ocean’s sabe lo que hace, pero los de Jimmy Logan tienen que ir aprendiendo sobre la marcha. Ese aspecto del guion me gustó. La historia me pareció lo suficientemente cercana como para que me sintiera cómodo, pero lo suficientemente novedosa como para emocionarme». Financiada sin la participación de grandes estudios y distribuida en EE. UU. a través de la recién creada empresa de Soderbergh, Fingerprint Releasing, en asociación con Bleecker Street (Captain FantasticTrumbo), La suerte de los Logan es el máximo exponente del nuevo modelo de realización independiente digital. «Podría decirse que es un experimento», comenta. «Necesitaba probar mi teoría sobre la distribución con una película comercial protagonizada por grandes estrellas. Un proyecto así justificaría una distribución mundial y me permitiría mantener el control creativo sobre todos los aspectos».

Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Fingerprint Releasing, Bleecker Street, DeAPlaneta. Reservados todos los derechos.

Vicente Díaz

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Europea de Madrid, ha desarrollado su carrera profesional como periodista y crítico de cine en distintos medios. Entre sus especialidades figuran la historia del cómic y la cultura pop. Es coautor de los libros "2001: Una Odisea del Espacio. El libro del 50 aniversario" (2018), "El universo de Howard Hawks" (2018), "La diligencia. El libro del 80 aniversario" (2019), "Con la muerte en los talones. El libro del 60 aniversario" (2019), "Alien. El 8º pasajero. El libro del 40 aniversario" (2019), "Psicosis. El libro del 60 aniversario" (2020), "Pasión de los fuertes. El libro del 75 aniversario" (2021), "El doctor Frankenstein. El libro del 90 aniversario" (2021), "El Halcón Maltés. El libro del 80 aniversario" (2021) y "El hombre lobo. El libro del 80 aniversario" (2022). En solitario, ha escrito "El cine de ciencia ficción" (2022).