En los últimos años, estamos viviendo un revival de Sherlock Holmes, el inmortal personaje creado por el grandísimo autor escocés Sir Arthur Conan Doyle.
Un par de revisiones televisivas ‒magnífica y exitosa la de la BBC‒, dos entregas cinematográficas, diseñadas con el formato de un thriller de acción ‒cortesía de Guy Ritchie‒ e incluso una insólita película de José Luis Garci nos han vuelto a traer al detective desde puntos de vista bien distintos. Y es que Sherlock Holmes, como personaje clásico y modelo de tantos héroes urbanos, se presta a infinidad de adaptaciones.
Mr. Holmes se inspira en una excelente novela de Mitch Cullin, Un sencillo truco mental (reeditada, por cierto, con el título de la película). En esta ocasión, el detective, uno de los cerebros más prodigiosos que jamás hayan existido, ha de enfrentarse a los inevitables achaques de una edad muy avanzada: 93 años.
La senilidad se convertirá en su más feroz enemigo a medida intente rememorar cuál fue la verdadera historia detrás de su último caso, del que sólo recuerda que fue el que le retiró de la profesión.
El film de Bill Condon narra tres líneas temporales distintas, obviamente interconectadas, todas ellas protagonizadas por la gran atracción de la película, un Ian McKellen espectacular, capaz de cambiar de edad de manera prodigiosa.
Completan el reparto Laura Linney, Hiroyuki Sanada y el pequeño Milo Parker.
Mr. Holmes tiene algunos puntos en común con Dioses y monstruos, película de 1998 en la que ya coincidieron McKellen y Condon. De nuevo, tenemos la relación (en esta ocasión, totalmente casta) entre un veterano y un jovenzuelo, combinando la melancolía con el humor amable, pero con tendencia al optimismo.
Quien busque en esta cinta a ese Holmes sociópata y desatado que hemos visto en los últimos años saldrá tan decepcionado como el que espere ver un film sobre investigación criminal. Este Sherlock es algo frío y distante, pero también correcto y educado, como lo era el original literario.
El protagonista, ciertamente, investiga un caso, pero la película se basa más en el retrato de personajes y abandona los territorios del policiaco al uso.
En definitiva, nos hallamos ante una nueva visión de un personaje del que nunca nos cansaremos, ideada para el lucimiento de un actor prodigioso.
Sinopsis
En 1947, un Sherlock Holmes jubilado (Ian McKellen) lleva una vida tranquila cuidando de sus plantas y abejas. Tiene una mente brillante, pero su época dorada de investigador ya ha terminado y lleva tiempo sufriendo los estragos de la senilidad. Roger (Milo Parker), el hijo de 14 años de la señora que cuida la casa (Laura Linney) tiene en Holmes a una figura paterna. Ambos reabren un caso que sigue sin resolver y sus pesquisas les llevarán a obtener respuestas a cuestiones referentes tanto al caso como a un antiguo amor del viejo Sherlock. Gracias a esta investigación, Roger descubrirá el arte de la deducción y Holmes aprenderá algo más importante: una lección de humanidad.
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