Vicente DíazTras una prestigiosa y festivalera filmografía, el veterano realizador taiwanés Hou Hsiao-Hsien, prueba con el wuxia (cine de época, artes marciales y algo de fantasía) como ya hicieran otros cineastas de postín como Ang Lee (Tigre y Dragón) o Zhang Yimou (Héroe).
El resultado es una película de gran belleza, con un inesperado y muy aprovechado uso del ya casi olvidado formato 4:3, llena de imágenes poéticas que le han valido a Hou Hsiao-Hsien el premio al mejor director en el festival de Cannes.
Que nadie espere, en todo caso, un despliegue de espectaculares secuencias de lucha. En The Assassin hay acción, pero en escasas dosis. En su mayor parte, se trata de una de esas películas asiáticas contemplativas y poéticas, en las que abunda la calma y donde los hieráticos personajes hablan con sosiego de asuntos que podemos o no podemos entender del todo.
Es bastante difícil para el espectador llegar a conectar emocionalmente con los protagonistas, y se puede decir que no es tarea fácil seguir cada detalle de la trama, así que queda abandonarse al placer de degustar las imágenes y sonidos del film.
Hay cine de artes marciales de un tipo y cine de artes marciales de otro, y The Assassin no es una película de las de estar al borde de la butaca o vitorear las proezas de los especialistas.
Resultará grato para más de un cinéfago de pro confirmar que la actriz Shu Qi ha logrado consolidarse en el cine de prestigio, un largo camino desde su comienzo en aquella picante Sex and Zen II de 1996. Aunque su carrera ha evolucionado radicalmente, no parecen haber pasado los años para esta actriz, quien aquí encarna a algo así como una versión china de los ninjas japoneses, letal pero con corazón.
Si disfrutaron de The Raid (Redada asesina), Ong-bak o Acantilado Rojo… no tienen por qué gozar con este film donde la acción está muy en segundo plano, aunque sí ofrezca una buena dosis de arte cinematográfico.
Sinopsis
China, siglo IX.
Nie Yinniang, la hija de diez años del general, es secuestrada por una monja que la inicia en las artes marciales, transformándola en una extraordinaria asesina encargada de eliminar a los gobernadores locales crueles y corruptos. Un día, después de fracasar en una misión, su maestra la envía a donde nació, y le ordena matar al hombre al que estaba prometida, un primo que controla la mayor zona militar del norte de China.
Después de pasar 13 años en el exilio, la joven debe enfrentarse a sus padres, a sus recuerdos y a esos sentimientos que lleva tanto tiempo reprimiendo. Nie Yinniang está obligada a cumplir con las órdenes de su maestra, así que debe escoger: sacrificar al hombre que ama o romper para siempre con la disciplina sagrada de la orden de los asesinos.
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Guzmán Urrero
