Las cosas van cambiando, y Asia se impone cada vez más en todos los ámbitos. ¿Están ustedes hartos de que Hollywood haga remakes de recientes éxitos ajenos y se cuelgue las medallas (The Ring, Infiltrados, etc.)? Bueno, pues con Snowpiercer las cosas se le ponen difíciles a la otrora Factoría de Sueños, ya que se trata de una coproducción internacional –vale, también con aportación gringa, pero principalmente surcoreana– que cuenta con un espectacular reparto encabezado por el mismísimo Capitán América, Chris Evans.
Con el gran Park Chan-wook entre los productores y Bong Joon-ho (Memories of Murder, The Host) tras la cámara, Snowpiercer es una estupenda y sorprendente fábula de ciencia-ficción que sorprende, mantiene en tensión y engancha de una manera muy especial gracias a sus ideas, su reparto, su dirección y… bueno, en realidad funcionan todos los elementos que conforman una película.
La historia es muy sencilla: el mundo se ha congelado y lo que queda de la Humanidad viaja en un tren autosuficiente que no deja de dar vueltas por el mundo, sobre un recorrido cíclico, sin un destino real. Los pobres viajan en la cola del tren, hacinados, explotados y mal alimentados por los misteriosos viajeros de los primeros vagones. Lo que narra la película, básicamente, es la rebelión de los miserables, que van avanzando vagones en una cruenta lucha.
Evidentemente, no se trata de la metáfora político-social más sutil y, si hay que poner un “pero” a Snowpiercer, es que se suma a esa mala costumbre del cine actual consistente en subrayar todo en exceso, incluso explicando con diálogo el subtexto de la película, por si el más tonto todavía no lo había pillado.
Como decía Ralph Wiggum en aquella parodia de Infiltrados que emitieron en Los Simpson: “La rata simboliza lo obvio”.
Por lo demás, el film es un derroche de diversión, suspense e interpretaciones efectivas, donde destaca ese maravilloso “robaplanos” que es Song Kang-ho, presente en prácticamente TODAS las películas surcoreanas que hemos podido ver en España.
A pesar de tratarse de un film internacional, en su mayor parte hablado en inglés, los responsables de Snowpiercer no se han rebajado a hacer hablar en inglés a tan gran actor, quien recita todas sus líneas en coreano, sin perder ni un punto de categoría frente a Chris Evans, John Hurt o Tilda Swinton, excelentes y cada uno en un registro totalmente diferente: Evans intenso y duro, Hurt teatral y Swinton caricaturesca.
Basada en el cómic Le Transperceneige, de Jacques Lob, Benjamin Legrand y Jean-Marc Rochette (1978-2000), en los vagones de Snowpiercer viajan juntos Homero, Dante y Orwell, sorprendiendo cada vez que se abre una puerta y dejando al espectador sin aliento, ya que en cualquier momento uno de los personajes puede morir, o una de las verdades se puede convertir en una cruel mentira. Como la vida misma, vaya.
De duración más bien generosa, esta película está especialmente recomendada para los amantes del cine de acción y ciencia-ficción saturados de ver siempre lo mismo, y también para los que todavía creemos que evasión y calidad no tienen por qué ser términos antagónicos.
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