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«Las avalanchas de Sils Maria. Geología de Friedrich Nietzsche», de Michel Onfray

La vinculación de Michel Onfray con Nietzsche es algo bien conocido gracias a libros como Fisiología de Georges Palante. Por un nietzscheanismo de izquierdas (Errata Naturae, 2009) o La inocencia del devenir. La vida Friedrich Nietzsche (Gedisa, 2007).

«¿Cómo puede uno ser nietzscheano? ‒se pregunta Onfray en La sagesse tragique. Du bon usage de Nietzsche (Le Livre de Poche, 2010)‒. (…) Hay que ser nietzscheano como probablemente le hubiera gustado ser a Nietzsche: un rebelde. (…) Nada sería más extraño para Nietzsche que un guardián nietzscheano del templo, servil adorador de una doctrina. Nada es más contrario a la estética del espíritu libre que un nietzscheano que abraza dichosamente las principales ideas del filósofo. La lección de Nietzsche emancipa. (…) Ser nietzscheano es, ante todo, atreverse a ser uno mismo, aceptar el grado de poder que habita en nosotros, decir sí a las fuerzas que están en nuestro interior, crear libertad, consentir la fuerza del destino, amar la necesidad, reír y bailar, vivir y regocijarnos. (…) Uno puede ser nietzscheano de esta manera: apoyándose, como con un trampolín, en tal o cual idea para efectuar un cambio personal. Así es como intento ser y seguir siendo nietzscheano».

El filósofo francés regresa a ese ámbito intelectual en Las avalanchas de Sils Maria. Geología de Friedrich Nietzsche, escrita y publicada en 2019 por la Editorial Gallimard y traducida en 2021 al español por la Editorial Fragmenta.

El principal objetivo de este ensayo consiste en explicar la filosofía de Nietzsche a través de los sitios en los que habitó, centrándose en su estancia en Sils Maria (Suiza). Sin duda, aquella época fue la más fecunda. Así lo subraya Onfray al recordarnos que para el filósofo alemán «todo pensamiento es escritura de un cuerpo, autobiografía de una carne, confesión de su autor y que procede de su idiosincrasia carnal, anatómica, fisiológica».

El autor considera que no puede entenderse la filosofía nietzscheana si antes no se ha entendido quién fue el filósofo y cuáles fueron sus experiencias vitales más determinantes.

En Sils Maria, Nietzsche sufre y goza a partes iguales. La muerte le mira por encima del hombro en más de una ocasión, tal y como indica en una carta que le envía a Peter Gast en 1881. De ahí que abandone las montañas suizas. Sin embargo, volverá más veces. Y es allí donde Nietzsche, envuelto en un paisaje que quita el aliento, crea su obra culminante, Así hablaba Zaratustra, «porque en Sils ‒escribe Onfray‒ se encuentra al pie de una montaña como aquella de la que Zaratustra desciende un día para ilustrar al superhombre». No en vano, «en cada paseo tras los pasos de Nietzsche, [Sils Maria] proporciona un montón de lecciones filosóficas».

Pero Sils Maria no es sólo un lugar en donde Nietzsche encuentra inspiración. Allí, como dice Onfray, el filósofo germano «reproduce en su vida un eterno retorno de lo mismo: sufrimientos soledad, trabajo, escritura, etcétera. La rueda de Ixión del castigo del ser». Porque la filosofía de Nietzsche no hubiera sido posible sin esas experiencias vitales: el cuerpo enfermo, la soledad, la belleza de los pasajes sublimes, el cambio de estaciones, la labor de los campesinos… En definitiva, todo cuanto le lleva a reflexionar sobre lo fundamental: la voluntad de poder.

Frente a la majestuosidad de la naturaleza, Nietzsche comprende que en Sils Maria ‒según indica Onfray‒ se da «la película de la voluntad de poder. Es también la película del eterno retorno, porque esa flora que brota nace de una muerte; esa flor muerta hará nacer una flor viva; mismo y otro en un eterno retorno que es la firma de todo lo que es».

Siendo Nietzsche el filósofo que reafirma la vida, el cuerpo, la penuria, el dolor, la fuerza de superación, la inocencia, la espontaneidad… no es de extrañar que Sils Maria sea el lugar en donde nacen todas sus ideas. En realidad, tal y como afirma Onfray, «Sils es lo contrario a una biblioteca. A menos que afirmemos metafóricamente que es la biblioteca de la naturaleza, la enciclopedia del mundo en la que Nietzsche leyó sin necesidad de ojos; le bastó con tener un cuerpo, por más ciego que fuera».

Pero, además, es en este lugar donde Nietzsche también experimenta las tres transformaciones del alma que anuncia en su Zaratustra. Según Onfray, fue camello cuando leyó a Schopenhauer, león cuando conoció a Lou Salomé y niño cuando adoptó la ética de los estoicos para reafirmar la figura del superhombre. Y todo ello bajo el cielo de Sils Maria.

Onfray defiende en este libro la importancia de la filosofía estoica en la obra de Nietzsche, y llega a señalar que «la ontología del último Nietzsche es una vez más una traducción de lo antiguo, una aclimatación de los antiguos bajo el cielo europeo».

En este maravilloso libro, su autor nos da nuevas claves para comprender el pensamiento nietzscheano: claves arraigadas profundamente en la vida del filósofo. Y es que, para entender a Nietzsche, debemos caminar junto a él a través de los campos y bosques suizos. Sólo así le comprenderemos de una forma sincera y profunda.

Sinopsis

Traducción de Rubén Martín Giráldez

Gran conocedor del pensamiento de Nietzsche, Michel Onfray se propone en este libro hallar las condiciones biográficas de la producción de los conceptos nietzscheanos. Resigue en Sils Maria (Suiza) los pasos de un autor que siempre defendió que la filosofía se hace caminando. Contra «una multitud de pensadores sentados a una mesa, encorvados sobre los libros, la cabeza inclinada sobre las palabras que han de decir el mundo, pero que lo han borrado en beneficio de las ideas», Sils Maria será para Nietzsche el lugar adecuado para su proyecto vitalista. No en vano, es en Sils María donde, como una epifanía pagana, surge en Nietzsche la idea del eterno retorno.

Explicando a Nietzsche a través de los escenarios de sus paseos, Michel Onfray polemiza con lecturas sesgadas  del autor del Zaratustra, especialmente con las que no distinguen la obra editada de la póstuma: Onfray considera que el pensamiento de Nietzsche hay que ir a extraerlo de los textos publicados en vida del autor. Explorándolos en profundidad, el autor expone con lucidez y ambición algunas de las grandes afirmaciones del pensador de Sils Maria: Dios no existe; la voluntad de poder lo es todo; el libre albedrío no existe; el eterno retorno dicta la ley; el amor fati crea al superhombre.

Michel Onfray (Argentan, Normandía, 1959). Es filósofo y ensayista. Doctor en filosofía, es una de las voces francesas contemporáneas más controvertidas del pensamiento francés. En el año 2002 creó la Universidad Popular de Caen. Ha publicado un centenar de títulos.

Entre los temas recurrentes de su obra destacan la ética y el hedonismo bajo un proyecto común, la religión y la crítica de la cristianización occidental, la política libertaria, la estética y la epistemología.

En su obra más conocida, Tratado de ateología (Anagrama, 2006), presenta la tesis que surge de la nueva postura ateológica nacida de la muerte de Dios. Onfray reivindica una antropología filosófica que destruye los dogmas y establece el ser humano en el centro de la vida, con una actitud epicúrea.

Copyright del artículo © Paula Sánchez. Reservados todos los derechos.

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Paula Sánchez

Estudiante de Filosofía en la Universidad de Barcelona y de Ciencias Religiosas en el Institut Superior de Ciències Religioses de Barcelona (ISCREB). Combina sus estudios con distintos seminarios (sobre todo de teología, en el Centre d'Estudis Cristianisme i Justícia) y forma parte del Seminario de Teología y Ciencias de Barcelona (STICB).