Mel Gibson, desde hace mucho, ha sido objeto de los ataques de gran parte de la sociedad progresista por algunas de sus declaraciones sobre la homosexualidad o el papel de la mujer. Opiniones propias de un pitecantropo, hay que añadir. A pesar de esto, no se puede negar que como artista ha demostrado tener agallas, arriesgándose en proyectos en los que ejerce de productor, como esta película.
El detective cantante es una de esas películas singulares, con vocación de culto, que ningún productor de los grandes estudios se dignaría a auspiciar. Una historia contada de modo poco convencional, con números musicales de puro karaoke, un tratamiento desagradable de la enfermedad, alejado de las típicas desgracias a lo premio Oscar y, sobre todo, unos diálogos inteligentes y lacerantes no hechos para el público de Colega, ¿dónde está mi coche?
Los que tuvieron la suerte de disfrutar de la serie original de la BBC en la que se inspira, podrán saborear el último guión de su creador, Dennis Potter, que como el protagonista de la película, adaptó su personaje a la gran pantalla mientras sufría una penosa enfermedad.
Esta película podría ser el All that jazz de Potter, en el que se incluyen unos números musicales que más que cómicos se acercan a pesadillas febriles, quizá porque el director Keith Gordon lo ha querido así o porque no ha sabido dotar a la película de un tono humorístico que se ve superado por la atmósfera de mal rollo dominante.
En todo caso, la cinta pertenece completamente a Robert Downey Jr., todo un personaje cuya estruendosa vida personal nos priva de más actuaciones de las que podría hacer (cuando no está en la cárcel se está desintoxicando), casi siempre tan extremas como él mismo. Y es que el papel de El detective cantante parece escrito para él, y Downey lo sabe, añadiendo las gotas de locura necesarias que sólo sabría dar alguien que se ha asomado al abismo en más de una ocasión. De hecho, tantas veces que el abismo ni siquiera se molesta en devolverle la mirada.
Acompañando a este carismático intérprete hay un buen puñado de buenos intérpretes aguantando los insultos y groserías del protagonista, como las excelentes y deseadas actrices Robin Wrigt Penn o Katie Holmes (esta última labrándose una sólida carrera a base de pluriempleo), Mel Gibson como psiquiatra feo y calvo o la pareja de matones desubicados encarnada por Adrien Brody y Jon Polito, este último tan apretado y gracioso como siempre.
Vale, ya han visto quién y cómo. ¿Y el qué? Pues la película es ingeniosa, agobiante y a ratos divertida, pero quizá algo fría por la labor del director, que no parece simpatizar con el antipático personaje en ningún momento. Juzguen ustedes, sobre todo si están hartos de películas hechas en cadenas de montaje. Aseguramos que vale la pena el echarle un vistazo a este perro verde, y luego ya serán ustedes quienes decidan si lo convierten en película de culto o no.
Sinopsis
El escritor de serie negra Dan Dark (Robert Downey Jr.) está hospitalizado por un grave caso de psoriasis. Empeñado en compartir su sufrimiento con los demás, se dedica a maltratar psicológicamente al personal del hospital y a todo el que se acerca, como su mujer (Robin Wright). Para colmo, sufre alucinaciones en las que la realidad se mezcla con una de sus novelas.
Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.