Increíblemente, más de la mitad de la obra de Charles Williams, uno de los mejores escritores de novela negra estadounidense, continúa sin ser publicada en España.
¿Por qué razón un escritor adaptado al cine por Orson Welles, François Truffaut, Dennis Hopper, Philip Noyce, René Clément o Claude Sautet genera cero interés en los editores españoles?
Rebobinemos: por un extraño pudor que me afecta a la hora de hablar de mi obra, siempre he sido mucho mejor vendedor de la obra de los demás. Asimismo, entre las derrotas íntimas de mi carrera, considero la mayor de todas el no haber sido capaz de hallar editorial en lengua castellana para el escritor de novela negra Charles Williams, autor de Calma total, Labios ardientes y otros clásicos desconocidos en España.
Por el fantasma de Williams hice lo que no he hecho por ningún ser vivo: a los 27 años invertí mis ahorros en un viaje a los USA para rastrear su misteriosa vida y averiguar las causas de su suicidio en 1975 (¡logré desmentir al propio François Truffaut!). Pasé una semana en su localidad natal, el pueblito texano de San Angelo, y buceé en los archivos del censo de Austin, logrando hallar su rama familiar y hasta sus notas del colegio. Me entrevisté en Nueva York con su agente y amigo Don Congdon (también agente y amigo de Ray Bradbury) y conocí a su única hija, Alison, quien me ayudó con copias de títulos inencontrables y cartas inéditas a elaborar mi libro La tormenta y la calma, la única biografía/ensayo existente en el mundo sobre su obra, que sé codiciada por muchos especialistas estadounidenses del género.
En esta imagen tenéis la edición que lanzó la Semana Negra de Gijón durante el homenaje que Ángel de la Calle y yo organizamos a Charles Williams en 1998. También la reedición, llevada a cabo por una editorial de cómic, la Glénat España de Joan Navarro. Al lado, una copia legal del certificado de nacimiento del autor. Guardo ejemplares estadounidenses de sus novelas como un tesoro enterrado, junto a dos guiones cinematográficos que nunca pudo vender.
Por mi parte, he traducido por placer dos de sus mejores historias, las mencionadas Labios ardientes y Calma total, y las he ofrecido sin resultado a cuanta editorial española se me ha puesto a tiro. ¿Por qué en España se habla siempre de los mismos autores policíacos de la era canónica y se reeditan los mismos títulos? ¿Por qué nos empeñamos en subrayar los nombres obvios, como si nos asustara explorar más allá?
Estamos ante el mejor narrador de suspense que he leído nunca, para mí es como desconocer la filmografía de Hitchcock o los cómics de Miller.
Ojalá alguien se animara.
Mi único interés es compartir una pasión de lector, la misma que siento cuando escribo.
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