Vicente DíazEn realidad, nada puede salir mal del todo si hablamos de una película de bichos producida por Sam Raimi y dirigida por el siempre eficaz (y en ocasiones brillante) Alexandre Aja. En Infierno bajo el agua (Crawl), los bichos en cuestión son aligátores inusualmente voraces y activos, unos animales que acosan a una joven (Kaya Scodelario) y a su padre (Barry Pepper) en pleno huracán tropical.
Cabría esperar una película sangrienta y agobiante, y algo de eso hay, pero Aja nos sorprende con una película apta para casi cualquier paladar.
Infierno bajo el agua es muy distinta de su delirante ¿remake? de Piraña, aquel divertidísimo festival de gore, humor zafio y adrenalina. Aja plantea en esta ocasión un drama familiar sencillo y honesto, aunque subrayado en exceso.
Atrapados en el sótano de la casa familiar, los héroes deberán soportar los ataques de unos saurios principalmente digitales, mientras el edificio se va llenando de agua por culpa del huracán. El agua hasta el cuello siempre funciona, y también lo hace aquí.
Los protagonistas resisten como campeones los bocados que los reptiles les propinan. De hecho, en determinado punto de la película, uno comienza a pensar que padre e hija (y perro) están en igualdad de condiciones con los aligátores, y la tensión inicial se disipa notablemente.
Por supuesto, los creadores de la película añaden algunos personajes irrelevantes para que pasen por las cercanías de la casa y sean devorados por los reptiles, pero los ataques no resultan especialmente creativos.
Tanto en producción como en habilidad, Infierno bajo el agua está por encima de cualquiera de esas películas televisivas sobre cocodrilos, arañas gigantes o tiburones que se suelen emitir a la hora de la siesta. Pero si pensamos en lo que cabría esperar de sus autores, se queda corta en impacto e imaginación.
Sinopsis
Cuando un enorme huracán llega a su pueblo en Florida, Haley (Kaya Scodelario) ignora las órdenes de evacuación para encontrar a su padre desaparecido (Barry Pepper). Tras encontrarle gravemente herido en el entresuelo de su casa, los dos quedan atrapados por la inundación que cubre rápidamente el terreno. Prácticamente sin tiempo para escapar de la tormenta que arrecia, Haley y su padre descubren que la subida del nivel del agua es el menor de sus problemas.
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Manuel Rodríguez Yagüe
