Vicente DíazAmbientada en el Halloween de 1968, justo antes de la reelección de Nixon y con Estados Unidos transformado en un polvorín a punto de estallar, el guión de Historias de miedo para contar en la oscuridad podría haber sido material de primera para una vieja película de Joe Dante o Wes Craven.
Hablamos de terror infantil-juvenil, pero de ese que puede dar miedo a los adultos. En ciertos aspectos, esta adaptación de los libros de Alvin Schwartz resulta más terrorífica que It (2017), la versión de la novela de Stephen King. Si la obra literaria de Schwartz es una deliciosa recopilación de folklore, leyendas urbanas, creación literaria e ilustraciones inquietantes, el film opta por no seguir una estructura de antología (como cabría esperar), sino que, de manera similar a Pesadillas (Rob Letterman, 2015), introduce personajes y argumentos de los libros en una historia escrita originalmente para la pantalla.
Un subtexto político, tan obvio que no llega a ser “sub”, se advierte en toda esta película, ideada por Guillermo del Toro y dirigida por el noruego André Øvredal. Si del Toro nunca hubiera ganado un Oscar, a todos nos parecería bien su discurso contra lo peor de la sociedad de estadounidense y su retrato de un momento clave en el siglo XX, pero ahora toca atacarle, porque ya está situado en las altas esferas y porque “lo progre” nos fastidia por saturación. En realidad, la obviedad del sermón político de Historias de miedo para contar en la oscuridad no es mayor que la que encontramos en esas películas de género de los años 80 que tanto nos gustan, incluyendo las obras de directores como George A. Romero, John Carpenter o el mencionado Wes Craven.
El film no llega a alcanzar la excelencia por un montaje algo mecánico y una dirección irregular, a ratos televisiva y otras de lo más estimulante (la secuencia de la “habitación roja”), pero en conjunto se trata de una deliciosa película para ver en Halloween, con un puñado de criaturas memorables (extraídas directamente de las ilustraciones de Stephen Gammell) y unos personajes que caen bien, y con los que la mayoría de los chavales (en especial a los que les gusta la literatura y la poética del terror) pueden sentirse identificados.
El nombre de Guillermo del Toro como productor y mente maestra de esta adaptación marcará injustamente la valoración de la película, tanto para los que le consideran un genio como para los que no le tragan. Pero Historias de miedo para contar en la oscuridad merece ser vista y apreciada sin tener en cuenta esos prejuicios, que por fortuna no tendrá el público al que va principalmente dirigida la cinta: niños, adolescentes y amantes de los cuentos orales de miedo.
Sinopsis
Todo empieza en 1968. En una época de agitación, las cosas se mantienen relativamente tranquilas en Mill Valley. Hasta que los adolescentes marginados Stella, Ramón, Chuck y Auggie se atreven a explorar la casa encantada con fama de escalofriante de su pueblo ‒el antiguo hogar, ahora cubierto de telarañas, de la supuesta asesina Sarah Bellows‒ y descubren en su interior un libro que resulta tener colosales poderes sobrenaturales. Casi de inmediato, el libro cambia sus destinos. Uno a uno, se encuentran viviendo las historias que Sarah elige contar… Harold, The Big Toe (El dedo gordo del pie), The Red Spot (El punto rojo) y otras… mientras cada uno de ellos se ve inexorablemente convocado para enfrentarse a sus propios miedos más terribles.
Desde tiempo inmemorial, han existido historias tan impactantes que pueden provocar estremecimientos, dejar sin aliento, oscurecer la noche, poner la carne de gallina y hacer que los niños (por no hablar de los adultos) busquen cobijo bajo la manta. Estos oscuros relatos, arraigados desde hace tiempo en el folklore estadounidense, se han contado una y otra vez en fuegos de campamento, en fiestas de pijama, en patios de colegio, entre amigos y familiares, por pura y escalofriante diversión. Pero, ¿y si…? ¿Y si las leyendas más sorprendentes de terror sobrenatural, venganza y macabros fantasmas se hicieran de pronto realidad?
Eso es lo que sucede en Historias de miedo para contar en la oscuridad , un relato de terror extraído de la emblemática pero sumamente escalofriante serie de libros de Alvin Schwartz.
«Queríamos recrear algunas de las historias de miedo más entretenidas, divertidas, aterradoras y apreciadas de todas las recogidas en los libros de Alvin Schwartz. Pero lo hacemos de manera que todo encaje perfectamente dentro de una única historia sobre un grupo de amigos de los años 60″, explica del Toro, que ha explorado el poder del terror para conmover, estremecer e iluminar a lo largo de toda su carrera como cineasta ganador del Óscar.
Apodado a menudo el «rey de los monstruos», del Toro se ha dedicado desde hace tiempo a explorar las más altas cotas de imaginación y emoción que inspiran los relatos más oscuros. Le encantaban hasta tal punto los libros de Historias de miedo que compró hace décadas varios bocetos de Gammell. Ahora, se sintió entusiasmado ante la oportunidad de crear algo nuevo con ellos. «Lo bonito de estas historias es que poseen el eterno atractivo de los relatos de los fuegos de campamento, que invitan a la gente a estremecerse juntos a la expectativa, incluso aunque los oigas una y otra vez», explica del Toro. «En nuestra película, añadimos a la diversión que supone todo eso temas de amistad, creencia, compasión y la idea de que las historias pueden hacer daño, o pueden curar».
El cineasta mexicano prosigue: «Hay dos tipos de películas de terror. Primero están las que pueden, por decirlo así, dejarte marcado. Y luego están las películas de terror que son como una montaña rusa de emociones. Son divertidas, amenas y emocionantes, pero en última instancia tienen un espíritu humanista. Y ese es el tipo de película que ha hecho André, una en la que te lo pasas bien pasando miedo».
Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.
Copyright de imágenes y sinopsis © CBS Films, Entertainment One, 1212 Entertainment, Double Dare You Productions, Sean Daniel Company, Lionsgate, eOne Spain. Reservados todos los derechos.
Víctor Arribas
