Uno.
Si en una conversación comentas que te gusta el folklore mexicano, el esnob de turno siempre reacciona diciendo: «¡A mí me encantan los narcocorridos!».
Dos.
Si Shame (Steve McQueen, 2011) fuera una película española, la acusaría de homófoba y retrógrada. Como no lo es, le encantaaaaaa por moderna.
Tres.
Hace diez años criticaba sin piedad nuestro modelo de sociedad, por «consumista», «materialista» y «superficial»; hoy, sin que se le caiga la cara de vergüenza, defiende que hay que consumir para dinamizar el mercado y echa de menos la «sociedad del bienestar» ¡que según él teníamos hace diez años!
Cuatro.
Siempre está a favor del pueblo, pero jamás vería una película o serie popular española, porque le parece «caspa».
Cinco.
Si en una feria del libro descubre firmando a algún autor que odia, sin nadie haciendo cola delante para que le dedique un ejemplar, el esnob dirá: «¿Veis cómo ese tío es muy malo?».
Si, por el contrario, descubre a algún autor que odia, con una cola inmensa de fans aguardando a que les dedique un ejemplar, el esnob dirá: «¿Veis cómo la gente es idiota?».
Seis.
Es abiertamente fan de Bollywood y celebra entusiasmado sus 100 años de historia, con ese frívolo pavoneo del colonizador inconsciente que se cree moderno, pero se queda a cuadros de puro desconcierto si le dices que tu película española favorita es Nobleza baturra (Florián Rey, 1935), de la que por supuesto no sabe un pimiento y, lo que es peor, le abochornaría saberlo. Igualico igualico que si fuera un indio culto y le mencionaran Bollywood…
Imagen superior: Michael Fassbender y Nicole Beharie en «Shame» (2011).
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