Dirigida por David G. Derrick Jr., Disney nos regala en esta segunda parte de su película de 2016 las nuevas aventuras de la audaz navegante Vaiana, una acuarela dulce y límpida, refrescante y desbordantemente vital. Un precioso cuadro étnico-exótico que hubiese firmado el mismo Paul Gauguin de haber dominado el pincel digital.
La historia continúa en esta segunda entrega con las aventuras marineras de Vaiana (con la voz de Aul’i Cravalho en la versión inglesa), acompañada nuevamente del semidiós Maui (Dwayne Johnson), su inseparable compañero de andanzas, partener cómico y facilitador de recursos mágicos al más puro estilo de aquel inigualable Genio de Aladin.
Vaiana descubrirá en una isla cercana, indicios de que existen otros pueblos en ese vasto mundo oceánico que aísla a su clan; aislamiento que pone en riesgo la supervivencia del mismo (debido, obviamente, a la endogamia, cuestión que la película no sugiere), por lo que urge tomar contacto con seres humanos de otras tierras.
Y a tal fin, se embarca de nuevo en su catamarán dispuesta a explorar el ignoto y amplio océano Pacífico, que es pacífico y amigo de Vaiana en las regiones conocidas, pero que se mostrará hostil en altamar, acaso hechizado por un perverso dios que no muestra gran empatía con las cuestiones humanas. Vamos, como Ra, Zeus, Odín, el Dios del Antiguo Testamento, y un par más de miles de estos mitos creados por nuestros ancestros ávidos de amparo y de respuestas.
Una aventura clásica
No hay mapas, no hay caminos, solo una inmensidad azul y una estrella en el cielo a la que seguir. Y en su odisea, la esforzada y valiente muchacha irá lidiando con todo tipo de peligros marinos, monstruos preternaturales, islas de cocos salvajes, y tempestades lanzadas contra ella por fuerzas diabólicas empeñadas en hacer fracasar su empresa. Pero ni por esas. Vaiana no se rinde, es una fuerza indómita de la naturaleza, puro tesón, valor y convicción.
Y es que, en el universo de esta historia, la condición humana es una prolongación del cosmos y del conjunto de esos elementos naturales y sobrenaturales que lo componen. El compromiso con los miembros que integran la sociedad y con el medio que les sustenta es pleno, y debe ser mantenido en un cuidado equilibrio. La tradición, los ancestros, el clan, y el incierto futuro, son cuentas de coral ensartadas en el collar único de la eternidad.
Acción, humor y música
La película transcurre en medio de una vorágine de acción, comicidad, y emotivas canciones que sustentan la narrativa e hilvanan el discurso. El estilo plástico resulta mullido y fragante, invitando al espectador a vivir un mundo de experiencias sensoriales que saben, huelen y suenan a mar, a arena, a vegetación salvaje, y a piel dorada al sol.
Vaiana 2 es una deliciosa aventura plagada de sorpresas -como las que asaltaban de continuo a Ulises en su regreso a Ítaca-, y claras referencias a esos soñados jardines del Edén que Disney ya nos dibujó en clásicos como Lilo & Stitch, Tarzán o El Rey León.
Una película sensible, hermosa y entretenida. Un gran pasatiempo familiar que le hace a uno añorar ingenuidades perdidas, pero que te regala algo intangible y cálido que te llevas puesto en forma de sonrisa, y que te deja el alma como tras un baño en las aguas transparentes de una playa paradisíaca tras un heroico y triunfal viaje.
Sinopsis
Vaiana 2, el musical animado de Walt Disney Animation Studios de proporciones épicas, reúne a Vaiana (voz de Auli’i Cravalho) con Maui (voz de Dwayne Johnson) tres años después en un nuevo y extenso viaje junto a una tripulación de marineros poco comunes.
Tras recibir una inesperada llamada de sus antepasados, Vaiana debe viajar a los lejanos mares de Oceanía y adentrarse en peligrosas aguas perdidas hace mucho tiempo para vivir una aventura sin precedentes.
Dirigida por Dave Derrick Jr., codirigida por Jason Hand y producida por Yvett Merino y Christina Chen, Vaiana 2 cuenta con música de las ganadoras del Grammy® Abigail Barlow y Emily Bear, el compositor nominado al Grammy Opetaia Foa’i y Mark Mancina, ganador de tres Grammy.
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