Si el lector de este libro tiene hijos o piensa en tenerlos, no saldrá ileso de la conmovedora historia que nos cuenta Anna Starobinets. ¿Unas memorias? Eso endurece aún más el camino. Sobre todo si uno piensa que Tienes que mirar fue publicado el mismo año en que falleció uno de los personajes reales de esta obra: el marido de la escritora, Alexander Garrós.
Starobinets relata en estas páginas una experiencia muy dolorosa. Al hacerse una prueba de embarazo, descubre que el hijo que espera padece una displasia renal multiquística bilateral. «Con esta clase de malformaciones, los niños no sobreviven», dictamina, con tremenda frialdad, el primer especialista que la atiende.
A la incertidumbre y el sufrimiento que genera esa noticia, se suma el implacable funcionamiento del sistema de salud ruso, descrito en este libro a través de imágenes y situaciones que oscilan entre lo kafkiano, lo espartano y lo terrorífico. Buscando una salida, Anna acude a un hospital alemán. Allí será mejor tratada, pero eso no alivia el peso terrible del diagnóstico.
El lector acompaña a la autora por un territorio emocional inestable y delicado. Aunque desde el principio la esperanza se va desplazando a una orilla cada vez más remota, la autora convierte las razones de su dolor en pura emoción. Cada nueva ecografía se convierte en una posibilidad de que su hijo sobreviva o deba encontrar un final.
Por otro lado, ni siquiera la opción de interrumpir su embarazo es algo fácil para Starobinets. Y no solo por razones íntimas, obviamente, sino porque el aborto deja de ser algo abstracto y se expone aquí con toda su crudeza.
Tienes que mirar es un libro hermoso, ético y abrumador. La variedad de temas que aborda ‒el trauma, la responsabilidad, la fragilidad, el amor por ese niño no nacido, el duelo, el consuelo…‒ componen un retrato muy complejo de lo que significa ser madre, con todas las secuelas psicológicas que implica perder a tu hijo.
Me parece difícil, casi imposible, no sentir empatía a lo largo de esta lectura. Sin embargo, parece que una parte de la crítica rusa hizo gala de una peculiar insensibilidad. En este caso, y dado que no puedo sortear las diferencias culturales, solo puedo decir que no entiendo esa recepción tan negativa. De hecho, esa opinión de sus detractores en Rusia ‒cruel en más de un caso‒ contrasta con la excelente acogida del libro en el resto del mundo. Algo lógico, dado que Tienes que mirar, además de estar impecablemente escrito, es un texto valeroso y terapéutico.
Sinopsis
Traducción de Viktoria Lefterova y Enrique Maldonado
Una de las más valientes memoirs publicadas en los últimos años. Una historia de resistencia tan audaz como clarificadora, tan intensa como real. Una guía de supervivencia para enfrentarse al sufrimiento y a la paradoja de abrazar la pérdida para reconciliarse con las cosas importantes.
En 2012, la escritora Anna Starobinets descubre, en una visita rutinaria al médico, que el hijo que espera no vivirá. Lo que comienza siendo la crónica de una decisión familiar, acaba convirtiéndose en una historia de terror. ¿Qué hacer cuando el futuro se desmorona en la pequeña pantalla de un ecógrafo? Starobinets narra con desgarradora humanidad el peregrinaje por las instituciones sanitarias de su país, su posterior viaje a Alemania y el duelo por el hijo perdido. Tienes que mirar es la radiografía íntima de un trauma silenciado, el testimonio de una mujer que se enfrenta sola a un sistema que no la tiene en cuenta, un descenso a las simas más profundas del dolor y a la vez un canto a la vida. Un revelador texto cuya publicación desencadenó una tormenta en su país al abordar el tema tabú del poder de las mujeres sobre su propio cuerpo, y las secuelas personales y familiares de la pérdida de un hijo.
Anna Starobinets es conocida como «la Stephen King rusa». Con tan solo veintisiete años, publicó su primer libro, Una edad difícil (2005), al que le siguieron Refugio 3/9 (2006); El vivo (2011), ganadora del Utopiales European Award en 2016 y la distinción ucraniana International Assembly of Sci-fi «The Portal»; La glándula de Ícaro (2013), National Best Seller Prize de Rusia; Catlantis (2015), Libro del Año para The Observer en el Reino Unido; y Tienes que mirar (2017), ahora en Impedimenta.
Nació en Moscú en 1978. Trabaja en el Russki Reporter, y está considerada una de las más importantes escritoras rusas del momento.
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