Manuel Rodríguez YagüeComo artista musical verdaderamente activo en los estudios de grabación, Gary Glitter tocó techo a comienzos y mediados de los 70. Como celebrity, se estrelló e inmoló a finales de los 90. Pero incluso durante los 80, sus actuaciones en directo no se parecían a las de ningún otro artista, con unos shows extravagantes que oscilaban entre la histeria y el delirio, hasta llegar la sensiblería más descarada.
En un momento dado, giraba obscenamente agarrándose la entrepierna y gritando “Do you wanna touch me there?”, y más tarde, se deshacía en lágrimas, arrojaba rosas al público y sollozaba “I Love You Love Me Love”. Y aunque lo hiciera noche tras noche, estaba claro que sentía cada palabra que pronunciaba.
Glitter llegó a ser una superestrella del glam rock. «El estruendo frenético del glam ‒recuerda Bob Stanley‒ copaba el top 20 británico con una autoridad inaudita desde los tiempos del Merseybeat. Mientras la prensa musical se enfangaba en los dilemas morales suscitados por el glam, el glitter rock o el ‘rock sarasa’ (gracias, Beat Instrumental), el estilo marcaba tendencia tanto en la lista de sencillos como en la cultura popular: las solapas de las chaquetas se hacían más anchas, los coches más fardones y Gran Bretaña se soltaba la melena. En Estados Unidos, exceptuando al roquero anglófilo Alice Cooper y sus tácticas de choque, el glam no pintaba nada. La nómina de números uno de 1973 muestra que ‒soul aparte‒ los dos países estaban más alejados que en ningún otro momento de la historia de la música popular moderna» (Yeah! Yeah! Yeah! La historia del pop moderno, Turner, 2015, p. 344).
Hoy el bueno de Glitter es un leproso en su propia y británica tierra por sus delitos sexuales (1). Sin embargo, con el tema «Rock and Roll», coescrito y producido por Mike Leander, dejó para la historia del rock del siglo XX ‒y para tantos vídeos deportivos americanos‒ uno de sus más significativos cantos tribales.
Imagen superior: en 2019, tras la polémica generada con la inclusión del tema de Glitter y Leander en la película Joker, la discográfica Snapper Music dejó claro que el cantante, encarcelado por pederastia, no se beneficiaría de ello: “Gary Glitter no recibirá pago alguno por esto. No tenemos contacto con él”. Universal Media Publishing, propietaria de los derechos del tema en Estados Unidos, lanzó un comunicado similar.
«Rock and Roll», un compendio de sonidos previos absorbidos, masticados y reciclados, fue el primer sencillo del álbum Glitter (Bell Records). Durante aquella ecléctica grabación, realizada en los Mayfair Studios, allá por 1972, fueron entrando y saliendo músicos y amigos, que conformaron una especie de jam session informal.
El resultado original duraba quince minutos, pero lo recortaron hasta dejarlo en unos cinco minutos, más manejables y vendibles, divididos en dos partes: «Rock and Roll (parts One and Two)».
(1) «Se ha formado un tribunal para juzgar a Gary Glitter ‒escribía Karen McVeigh en 2015‒. Está acusado de delitos sexuales contra tres niñas en los años setenta y ochenta. La ex estrella del glam rock, de 70 años, cuyo nombre real es Paul Gadd, ha sido acusada de 10 cargos, incluido el intento de violación y abuso deshonesto de una menor de 13 años. También está acusado de acoso a una menor con alcohol u otra sustancia para «aturdirla o dominarla», y así tener relaciones sexuales con ella en 1977. El cantante (…) niega los diez cargos. Gadd, que tiene problemas de audición, escuchó el proceso (…) desde el banquillo de los acusados con la ayuda de dos intérpretes que dominan la lectura labiofacial» (The Guardian, 19 de enero de 2015). A finales de febrero de ese mismo año, se anunció el veredicto: 16 años de cárcel por abuso de menores. No era la primera vez que este pederasta ingresaba en prisión. Previamente ya lo había hecho por por posesión de pornografía infantil. «Ahora el espectáculo ha terminado y este hombre de 70 años se enfrenta la perspectiva muy real de morir entre rejas» (Rebecca Perring, Express, 27 de febrero de 2015).
Copyright del artículo © Manuel Rodríguez Yagüe. Reservados todos los derechos.
