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«Punisher: La larga y fría oscuridad» (2007-2008), de Garth Ennis, Howard Chaykin y Goran Parlov

Leer una aventura del Castigador escrita por Garth Ennis y dibujada, en su primer tramo, por el gran Howard Chaykin equivale a disfrutar de una descarnada y poderosa novela negra. Al fin y al cabo, los dos tipos que se enfrentan en La larga y fría oscuridad –Punisher y el mercenario Barracuda– ya son como dos ángeles caídos. Mueren matando.

Pero este no es el verdadero argumento, claro.

De hecho, la jugada maestra de Ennis en este cómic («Long Cold Dark», Punisher vol. 7, nº 50-54, octubre de 2007-marzo de 2008) consiste en introducir en su relato a una niña cuyos lazos de sangre no revelaré, y que sirve a Barracuda para vengarse de su más feroz adversario. Retengan este dato: la niña, Sarah, es hija de la antigua agente de la CIA Kathryn O’Brien, muerta en Afganistán.

Ah, sí, hay algo más.

Es realmente curioso las emociones sinceras e inesperadas que un buen guionista puede extraer de una máquina de matar como Punisher: un vengador, adicto al homicidio, cuya agenda parece más bien la lista de una carnicería.

Esta entrega Punisher fue, pese a su aparente simplicidad, una de las mejores de la serie. Y eso que los antecedentes ya eran inmejorables.

Todo empezó cuando Garth Ennis se asoció con el dibujante Steve Dillon para realizar los doce números que sirvieron para revitalizar al Castigador (The Punisher, abril de 2000 – marzo de 2001). Aquella primera remesa, dura como el acero, apareció bajo el sello Marvel Knights y de inmediato se ganó el favor de los lectores. Al aclararse el porvenir editorial del personaje, Ennis, Dillon y otros artistas de su cuerda elaboraron otras 37 entregas (agosto de 2001-febrero de 2004), que definieron con claridad el producto: un thriller realista, protagonizado por un héroe lleno de cicatrices, con la vista clavada en un punto neutro, capaz de tirar los remordimientos por la alcantarilla que tiene al lado.

A partir de 2004, Ennis recuperó a Punisher dentro del sello MAX, ideado por Marvel con destino a los lectores adultos. Dentro de este nuevo ciclo –el mismo al que pertenece La larga y fría oscuridad–, el Castigador recuerda los motivos de su permanente sed de venganza. Como ya saben, fue la muerte de su mujer y sus dos hijos lo que le convirtió en vigilante.

Eso, sumado a una niñez entre criminales y a una traumática experiencia de guerra en Vietnam, hizo de él una bestia cuyas ondas cerebrales chisporrotean con el peligro.

Garth Ennis, por otro lado, parece escribir los guiones de Punisher con un ojo puesto en la prensa diaria. De hecho, la serie ventila los trapos sucios de nuestro tiempo, desde la trata de blancas a las operaciones antiterroristas, pasando por los últimos espasmos de la Guerra Fría.

¿Se puede pedir más a un cómic de acción?

Sinopsis

Primero sobrevivió a un grupo de hambrientos tiburones. Luego escapó de una muerte segura por inanición. Ahora, el más salvaje enemigo de Punisher ha regresado. Barracuda vuelve a la acción, con un plan maestro para acabar con el hombre que más odia sobre la faz de la Tierra. Armado hasta los dientes y con un plan cuidadosamente trazado, Barracuda tiene algo con lo que disparar a Frank allí donde sabe que más le dolerá: en ese oscuro pedazo de carne que antes era su corazón.

Este volumen comprende una saga de cinco episodios de Punisher, escrita por Garth Ennis y dibujada por Howard Chaykin y Goran Parlov.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero Peña. Reservados todos los derechos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.