¿Sorprendente? Sí, porque solo a un autor como Stanisław Lem se le ocurriría hilvanar una serie de ensayos que, en realidad, son reseñas de libros que nunca existieron. Este es un método que ya cultivó ‒en grado superlativo‒ Jorge Luis Borges, y seguramente estén ustedes pensando en otras metaficciones más o menos parecidas. Pero lo cierto es que los textos de Lem deben disfrutarse con la certeza de su originalidad. Al fin y al cabo, el escritor polaco fue un género en sí mismo, y buscarle parientes literarios, como bien saben sus admiradores, no suele conducir a puerto alguno.
Esto se entenderá mejor, supongo, al leer este rutilante volumen, que en realidad, abarca dos obras. La primera de ellas, Provocación (Prowokacja, 1984), incluye las reseñas de un par de títulos imaginarios: «Der Völkermord», publicado en dos tomos por Horst Aspernicus, y «One Human Minute», de J. Johnson y M. Johnson.
El segundo plato del menú, Biblioteca del Siglo XXI (Biblioteka XXI wieku, 1986), agrega nuevas entregas a esta serie: «Das kreative Vernichtungsprinzip», «The World as Holocaust» y «Weapon Systems of the Twenty First Century or the Upside-Down Evolution».
Cuando Biblioteca del siglo XXI fue publicada originalmente en 1986 por el sello Wydawnictwo Literackie, incluía «One Human Minute». De hecho, bajo ese mismo título, Biblioteca del siglo XXI, dicha editorial lanzó en 2003 un volumen recopilatorio cuyo contenido abarca el contenido de la obra homónima, con dos añadidos: Provocación y otro libro afín, Magnitud imaginaria (Wielkość urojona, 1973), que a su vez incluía la primera parte de Golem XIV (1981). En las posteriores ediciones internacionales, estas piezas se irían encajando de maneras más o menos diversas.
Esa antología polaca, y por supuesto, el aire de familia de las piezas incluidas en ella, justifican que la editorial Impedimenta lance en español, bajo la misma divisa (Biblioteca del siglo XXI), todas las obras de Lem que mezclan el ensayo y la ficción.
Tanto Magnitud imaginaria como Provocación y Vacío perfecto (Doskonała próżnia, 1971) corresponden al mismo modelo literario: reseñas e introducciones de obras que el propio Lem inventó con una disculpa. ¿Y qué disculpa es esa? Pues escribir de lo divino y de lo humano a partir de títulos ficticios.
Esta fórmula, por más que nos sorprenda, no da lugar a fábulas o relatos propiamente dichos, sino a una serie de caprichos intelectuales. Hablamos de ensayos muy curiosos, en los que poco hay de ficción ‒digámoslo así‒ bajo su carcasa fantacientífica. Más bien se trata de un cajón de sastre que permite al escritor perderse, sin corsés académicos, en ámbitos tan diversos como la historia, la ciencia o la filosofía.
Imagen superior: «1» (2009), película del húngaro Pater Sparrow inspirada en «One Human Minute».
En Provocación Lem hace una labor de artesanía admirable. Cada reseña es peculiar, como si hubiera sido escrita por un autor distinto. Así, en «Der Völkermord», imagina a un estudioso del holocausto, Horst Aspernicus, y a partir de ahí, medita sobre las raíces culturales de la violencia, y en concreto, sobre la siniestra teatralidad del genocidio judío: «un proceso secular de alienación de la muerte en una cultura orientada al hedonismo, al perfeccionismo y al pragmatismo».
De la distopía nazi pasa a ese proyecto tan insensato que es «One Human Minute»: «Este libro ‒nos dice‒ describe lo que hacen todos los seres humanos en el transcurso de un mismo minuto». Para ello, sus «autores» averiguan estadísticamente, con un criterio entomológico, lo que pasa durante sesenta segundos en la Tierra. Como ya se pueden imaginar, la banalidad y los malos instintos salen ganando en esta medición. El ser humano es así de previsible, y casi no vale la pena reprochárselo.
Lem aprovecha esa premisa ‒criticar una obra extravagante‒ para añadir comentarios tan lúcidos como este que transcribo a renglón seguido, en el que predice la distracción infinita de las redes sociales, las plataformas y los smartphones: «La televisión por cable ‒escribe‒, que ofrece cuarenta canales al mismo tiempo, produce en el espectador la sensación de que, siendo tantos, cualquiera de los otro seguro que es mejor que el que está viendo, así que salta de programa en programa como una pulga en una sartén al rojo vivo, lo que demuestra que una tecnología perfecta lleva a la frustración perfecta».
Hay otros temas en Provocación ‒el futuro de la guerra, el lugar que ocupamos en el universo…‒, pero el interés del lector nunca decae. Pesimista, sarcástico y erudito, Lem demuestra aquí su ingenio y nos anima a transitar por caminos sorprendentes, conjurando los espectros del pasado y el porvenir con implacable eficacia.
Sinopsis
Traducción de Abel Murcia y Katarzyna Mołoniewicz.
Provocación es un libro heterodoxo, profundo y exigente que cuestiona las convicciones culturales del individuo contemporáneo, de uno de los grandes maestros de la literatura del siglo XX.
Provocación es una hazaña intelectual sin precedentes. En ella Lem hace coincidir la obra de Horst Aspernicus, un supuesto historiador alemán del Holocausto, cuyos «trabajos» suponen un análisis radical del genocidio y un salto mortal en los abismos de la naturaleza del sujeto; «Un minuto humano» —un libro imaginario escrito por Johnson & Johnson—, que se propone presentar «lo que todo el mundo está haciendo simultáneamente durante un minuto»; «El mundo como Holocausto», una introducción a un libro aún no escrito, donde Lem predice desarrollos futuros en el conocimiento sobre la creación de la vida en el Universo; y «La evolución al revés», otra reseña de otro libro ficticio que Lem afirma haber leído (una historia militar del mundo escrita en un futuro siglo XXI) y utilizado para sus novelas.
Stanisław Lem nació en la ciudad polaca de Lvov en 1921, en el seno de una familia de la clase media acomodada. Aunque nunca fue una persona religiosa, era de ascendencia judía. Siguiendo los pasos de su padre, se matriculó en la Facultad de Medicina de Lvov hasta que, en 1939, los alemanes ocuparon la ciudad.
Durante los siguientes cinco años, Lem, miembro de la resistencia, vivirá con papeles falsos y se dedicará a trabajar como mecánico y soldador, y a sabotear coches alemanes. En 1942 su familia se libró de milagro de las cámaras de gas de Belzec. Al final de la guerra, Lem regresó a la Facultad de Medicina, pero la abandonó al poco tiempo debido a diversas discrepancias ideológicas y a que no quería que lo alistaran como médico militar. En 1946 fue «repatriado» a la fuerza a Cracovia, donde fijaría su residencia. No tardaría demasiado en iniciar una titubeante carrera literaria. Se considera que su primera novela es El hospital de la transfiguración (Impedimenta, 2007), escrita en 1948 pero no publicada en Polonia hasta 1955 debido a problemas con la censura comunista. De hecho, esta novela fue considerada «contrarrevolucionaria» por las autoridades polacas.
No fue hasta 1951, año en que publicó Astronautas (Impedimenta, 2016), cuando por fin despegó su carrera literaria. Las novelas que escribió a partir de ese momento, pertenecientes en su mayoría al género de la ciencia ficción, harían de él un maestro indiscutible de la moderna literatura polaca: Edén (1959), La investigación (1959; Impedimenta, 2011), Memorias encontradas en una bañera (1961), Solaris (1961; Impedimenta, 2011, por primera vez en traducción directa del polaco), El invencible (1964; Impedimenta, próximamente), Relatos del piloto Pirx (1968), La Voz del Amo (1968; Impedimenta 2017), Diarios de las estrellas (1971; próxima publicación en Impedimenta), Congreso de futurología (1971) o La fiebre del heno (1976; Impedimenta 2018).
Cabe también destacar el conjunto de relatos Máscara (Impedimenta, 2015).
Lem fue, asimismo, autor de una variada obra filosófica y metaliteraria. Destaca en este ámbito, aparte de su obra Summa Technologiae (1964), la llamada «Biblioteca del Siglo XXI», conformada por Vacío perfecto (1971; Impedimenta, 2008), Magnitud imaginaria (1973; Impedimenta, 2010), Golem XIV (1981; Impedimenta, 2012) y Provocación (1982, Impedimenta 2020). Lem fue miembro honorario de la SFWA (Asociación Americana de Escritores de Ciencia Ficción), de la que sería expulsado en 1976 tras declarar que la ciencia ficción estadounidense era de baja calidad. Falleció el 27 de marzo de 2006 en Cracovia, a los ochenta y cuatro años de edad, tras una larga enfermedad coronaria.
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