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Prêt-à-porter y consumo feroz

Es cierto que gracias a la globalización disponemos de ropa y zapatos baratos, siempre que sepamos comprarlos fuera de temporada alta o en época de rebajas. Eso hace que la industria de la vestimenta se haya reciclado en los últimos decenios.

En los años 60 del siglo pasado el prêt-à-porter (listo para llevar) fue una revolución democratizadora, al ofrecer a la mayoría de la población ropa barata de mediana calidad, no especialmente confeccionada para ellos, claro está, sino para un cuerpo femenino y masculino estadísticos. No era como la alta costura, pero daba el pego, siempre que no acudieras con ella a una recepción de la embajada.

El siguiente paso consistió en aplicar el gran consejo que le dio William Painter (1838-1906), inventor de la chapa para refrescos gaseosos, al empresario King Camp Gillette (1855-1932): “Inventa algo de usar y tirar, algo desechable. Así te asegurarás que siempre te pidán más.”

Poco después, Gillete, mientras se afeitaba una mañana frente al espejo, tuvo la revelación de la cuchilla de afeitar desechable: “Mientras me encontraba con la navaja en la mano, posando mis ojos en ella tan ligeramente como el pájaro que se dispone a instalarse en su nido, nacieron la maquinilla de afeitar Gillette y su hoja intercambiable.”

Gracias a la ayuda de William E. Nickerson, inventor del botón del ascensor, Gillete abandonó su proyecto de cambiar la humanidad y se conformó con ayudar a los hombres a cambiar la apariencia de su rostro. De este modo pudo cumplir su sueño de inventor, pero esa es otra historia, que contaré en otro artículo.

Los comerciantes de la moda, tras el prêt-à-porter, acabaron descubriendo el secreto de Painter y comenzaron a hacer ropa no sólo lista para llevar, sino también lista para tirar… tras un uso breve y con la ayuda de los potentes detergentes, las implacables lavadoras y las ardientes planchas.

La ropa se abarató tanto, y se hizo de tan mala calidad, que ahora es inevitable verse obligado a renovarla cada poco tiempo: ropa desechable, sin duda uno de los mejores negocios de la actualidad.

A cambio de ello, la vida de los piratas textiles se ha hecho más fácil, pues cada vez resulta más difícil distinguir el original de la copia. ¿Qué me importa que la copia sea incluso de peor calidad? Es cierto, pero me sale más barato comprar cinco copias sucesivas que el original (del que, al fin y al cabo, también me cansaré antes de la próxima temporada).

Muchos se lamentan de esta decadencia, degradación y terrible estado de cosas, del consumismo feroz y otros vicios que se creen modernos, pero ya sabemos que quienes más gritan y se lamentan son casi siempre quienes menos hacen.

Imagen superior: StockSnap, Pixabay, CC.

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Daniel Tubau

Daniel Tubau inició su carrera como escritor con el cuento de terror «Los últimos de Yiddi». Le siguieron otros cuentos de terror y libro-juegos hipertextuales, como 'La espada mágica', antes de convertirse en guionista y director, trabajando en decenas de programas y series. Tras estudiar Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, regresó a la literatura y el ensayo con libros como 'Elogio de la infidelidad' o la antología imaginaria de ciencia ficción 'Recuerdos de la era analógica'. También es autor de 'La verdadera historia de las sociedades secretas', el ensayo acerca de la identidad 'Nada es lo que es', y 'No tan elemental: como ser Sherlock Holmes'.
Sus últimos libros son 'El arte del engaño', sobre la estrategia china; 'Maldita Helena', dedicado a la mujer que lanzo mil barcos contra Troya; 'Cómo triunfar en cualquier discusión', un diccionario para polemistas selectos. Además, ha publicado cuatro libros acerca de narrativa audiovisual y creatividad: 'Las paradojas del guionista', 'El guión del siglo 21', 'El espectador es el protagonista' y 'La musa en el laboratorio'.
Su último libro es 'Sabios ignorantes y felices, lo que los antiguos escépticos nos enseñan', dedicado a una de las tendencias filosóficas más influyentes a lo largo de la historia, pero casi siempre ignorada o silenciada. A este libro ha dedicado una página que se ha convertido en referencia indispensable acerca del escepticismo: 'Sabios ignorantes y felices'.
En la actualidad sigue escribiendo libros y guiones, además de dar cursos de guión, literatura y creatividad en España y América.