Para su décima ópera, Isabeau, Mascagni acudió a un tema medieval, servido por Luigi Illica (el libretista pucciniano) que tomó libremente, nada menos que de la leyenda de Lady Godiva, la mujer que se subió desnuda a lomos de su caballo y ocultando el resto de su pudor tras su melena se paseó por la ciudad inglesa de Coventry.
Isabeau se estrenó con un gran éxito de público (hubo restaurantes y barberías que se abrieron en la ciudad con nombre del compositor, según él mismo cuenta) en el Teatro Coliseo de Buenos Aires en 1911, con Maria Farneti, Antonio Saludas («cantó como un perro», el compositor dixit) y Carlo Galeffi, llegando a Italia en 1912, en un estreno simultáneo en Venecia (dirigido por Mascagni, como el bonaerense) y Milán (con un debutante y joven Tullio Serafin).
Pese una orquestación que evoca mundos debussinianos y straussianos, Mascagni es fiel a sí mismo y la partitura posee encanto melódico mediterráneo y fuerza dramática meridional, ofreciendo al tenor un papel exigidísimo que alejó de inmediato de él a muchos prudentes detentadores de la cuerda.
Bernardo de Muro, primero, y luego Hipólito Lázaro se asociaron a este Folco, linchado por la plebe al atreverse a mirar, extasiado se supone, la desnudez de su princesa.
La ópera no se mantuvo en el repertorio. La RAI italiana, verdadero baremo para medir la popularidad de una partitura patria a lo largo del XX, la programó sólo en cuatro ocasiones, entre 1931 y 1940, en esta ocasión con Beniamino Gigli.
El catálogo discográfico sólo cuenta con una edición completa pirateada en San Remo en 1962, apropiadamente dirigida por Serafin, y con Marcella Pobbe, Pier Miranda Ferraro y Rolando Rola.
Por ello, ha de recibirse con los brazos abiertos y los oídos atentos esta edición holandesa de 1982, protagonizada por un solvente equipo mayoritariamente autóctono, presidido por la soprano Lynne Strow Piccolo, algo adicta al repertorio mascagniano si pensamos que también llegó a cantar Atte de su rarísimo Nerone.
Como guía auditiva, se señalan algunos momentos destacados: las páginas del tenor («Tu ch’odi il mio grido», «E passerà la viva creatura»), la escena de la soprano («la del manto», que según Mascagni fue lo mejor que hizo la Farneti en el estreno argentino), el encuentro final de la pareja protagonista y, por supuesto, el inevitable y extenso intermedio en la mitad del acto o de la parte segunda.
Disco recomendado: P. MASCAGNI: Isabeau (Leyenda dramática en tres partes) / Strow Piccolo, Smit, van Limp. Orquesta Sinfónica de la Radio de Holanda. Dir: Kees Bakels / BONGIOVANNI / Ref.: GB 2341/42-2 (2 CD) D2 x 2
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