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«Mañana, las ratas», de José B. Adolph

«El poder proletario, recordó Linda de sus clases de historia social, fue un sueño que se destruyó a sí mismo, que nació muerto, porque ningún sector social toma el poder político sin antes dominar las relaciones económicas. Y luego, claro, fracasado el internacionalismo proletario cuando el internacionalismo era una necesidad, el vacío había sido ocupado por el internacionalismo de una superburguesía, de ese supercapitalismo tecnotrónico y transnacional que, éste probablemente sí ‒aquí Linda sonrió‒, era ‘la última y superior etapa del capitalismo’. El viejo imperialismo, el que analizara Lenin, y aun el de la segunda mitad del siglo veinte, no habían sido sino tímidos ensayos para el triunfo total de un sistema que de ninguna manera se había agotado a sí mismo, y que, gracias a ser el primero en dominar no solamente el trabajo de los hombres, sino también sus mentes y su tiempo libre, se sobreviviría perpetuamente. Con cambios, sí, porque el sistema era inestable como todo lo humano, y precisamente por esa inestabilidad era inderrocable» (Mañana las ratas (1977), de José B. Adolph).

Interesante este insólito autor peruano de ciencia-ficción, de origen alemán (hijo de judíos de Stuttgart), cuyo título más aplaudido ha sido reeditado hace dos años bajo la coordinación del escritor Enrique Planas, dentro de la colección Minotauro de Planeta Perú. El perfil de Adolph entraría en el estereotipo de «viejo visionario loquito» empeñado en poner el ojo sobre el hemisferio sur para fabular una Lima del futuro (año 2034) que, en considerable medida, se corresponde con los rasgos preponderantes de nuestro mundo presente: las grandes corporaciones y sus intereses sustituyen la autonomía de los gobierno-estado, la (ampliada) burguesía acoge la relación liberal como medio de entendimiento conyugal (por relación liberal léase el poliamor de hoy, cuyos lances ejemplifica con felices expresiones como «se odiaron hasta el orgasmo»), y una masa de excluidos (las ratas del título) sigue siendo el precio a pagar para que el «sistema» funcione… y una bomba de relojería que tarde o temprano estallará.

Adolph plantea su universo futurista con el aplomo de cualquier autor anglosajón al que tomaríamos por sentado y un estilo juguetón que nunca acaba de abandonar cierto aire bolsilibresco: es decir, funciona como un hijo legítimo de Isaac Asimov y Curtis Garland.

Se agradece que un cultor de la ciencia ficción en español haya desarrollado su obra al margen del «buen gusto» y el oportunismo coyunturales y se haya tomado el tiempo para volcar su visión intransferible de las organizaciones humanas, acuñando pasajes tan vigentes que parecen lemas de las producciones Disney («Recuerda ‒prosiguió Linda‒ cuáles son nuestros fundamentos: libertad, internacionalismo y consenso. Y CONSENSO, Tony. Aunque sea inducido») y poniendo el acento en la intromisión del sistema en todos nuestros ámbitos de vida, especialmente el ocio. Pues, provistos de nuestra ración diaria de ocio manufacturado, seguiremos funcionando, fieles sin saber a la estructura de poder, para evitar el mayor factor desestabilizador de cualquier sociedad, «lo que jamás debe existir: tiempo libre».

Todo un soplo de aire acondicionado en el bochorno de nuestro tradicional falso realismo.

Sinopsis

Lima, 2034. En un mundo donde se han abolido los estados nacionales, la ciudad acoge las oficinas regionales de un conglomerado empresarial global. La estabilidad social peligra a causa de organizaciones católicas radicales, montadas sobre las esperanzas de millones de excluidos. Mañana, las ratas, novela mayor de José Adolph (Stuttgart, 1933 – Lima, 2008) fue terminada en 1977 y publicada en 1983, cuando sus vaticinios ya nos estallaban en el rostro de los peruanos. Autor de culto, inclasificable e incorrecto, Adolph no solo imaginó con iluminado pesimismo el futuro de una ciudad inviable, sino que, con humor oscurecido, supo atisbar la propia naturaleza humana, adormecida e incapaz de toda empatía.

Copyright del artículo © Hernán Migoya. Reservados todos los derechos.

Copyright de la portada y la sinopsis © Minotauro. Reservados todos los derechos.

Hernán Migoya

Hernán Migoya es novelista, guionista de cómics, periodista y director de cine. Posee una de las carreras más originales y corrosivas del panorama artístico español. Ha obtenido el Premio al Mejor Guión del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, y su obra ha sido editada en Estados Unidos, Francia y Alemania. Asimismo, ha colaborado con numerosos medios de la prensa española, como "El Mundo", "Rock de Lux", "Primera Línea", etc. Vive autoexiliado en Perú.
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