La baronesa d’Aulnoy (1650/1651–1705) es conocida por sus cuentos para niños y por el intento de deshacerse de su marido con la ayuda de un amante y otros parientes. Tuvo familiares en España y tal vez viajó por el país, aunque el extremo es discutido por los historiadores.
Hace años Gabriel Maura estudió con minucia su Relación del viaje a España (Memoires de la cour d’Espagne, Relation du voyage d’Espagne, 1690-1691) mostrando sus incongruencias, falsedades y exageraciones, todo lo cual lo inducía a pensar que la autora se había valido de otras memorias y de tradiciones orales.
En cualquier caso, estos recursos suelen ser habituales en los libros de viaje. El texto es ameno y divertido, pues entrevera descripciones, cotilleos, traslados e historias personales, suerte de fugaces novelas, mezcolanza de gusto barroco.
Acredita el retrato tópico del español en los umbrales de la decadencia (Felipe IV, Carlos el Hechizado): orgulloso, vanidoso, ignorante de su pobreza cuando la hay, valiente, quisquilloso en punto de honor, iracundo, violento, paciente, obstinado, perezoso, meditativo, desinteresado, pródigo y poco ahorrativo, fiel a la palabra empeñada, rápido de ingenio y comprensión, de escasa perseverancia en el estudio, nada industrioso, respetuoso con las mujeres, altivo, ceremonioso y vengativo.
La viajera nos acerca noticias menudas sobre vestidos, casas, comidas, ceremonias de la corte, fiestas populares, la religión (un catolicismo pomposo y lleno de supersticiones más bien tradicionales y escasamente doctrinales) y algunas intrigas de familia que, en la sociedad nobiliaria, alcanzan categoría política.
Los libros de viaje se hacen, en buena medida, con opiniones prototípicas. Poco importa si se adaptan a la realidad antropológica, pues la percepción de quien observa se construye, en parte, con tópicos. Las creencias integran la realidad. Hubo un paradigma de español barroco en la mente de los vecinos y que acabó siendo una parte de la realidad de España. Madame d’Aulnoy atestigua, con buen sentido instructivo, la amenidad de su siglo.
Copyright © Blas Matamoro. Este artículo fue editado originalmente en la revista Cuadernos Hispanoamericanos. El texto aparece publicado en Cualia con el permiso de su autor. Reservados todos los derechos.