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Los últimos días de Frida Kahlo

«Me amputaron la pierna hace seis meses, se me han hecho siglos de tortura y en momentos casi perdí la razón. Sigo sintiendo ganas de suicidarme. Diego es el que me detiene, por mi vanidad de creer que le puedo hacer falta. Él me lo ha dicho y yo le creo. Pero nunca en mi vida he sufrido más. Esperaré un tiempo…»

Con estas palabras describía Frida Kahlo en febrero de 1954 el terrible sufrimiento vivido en sus últimos meses de vida. Un sufrimiento que se me antoja insoportable, habida cuenta del largo historial de padecimientos que acarreó siempre. Víctima de la poliomielitis en su infancia, con dieciséis años sufrió un grave accidente cuando el autobús en el que viajaba fue arrollado por un tranvía. Su columna quedó fracturada en tres partes. Su pierna derecha, en once. Y un pasamanos la atravesó desde la cadera izquierda hasta salir por la vagina. Al respecto, decía Frida que así fue, de esta forma brutal, como perdió la virginidad.

En las siguientes tres décadas, la pintora mexicana se sometió hasta a treinta y dos operaciones quirúrgicas, en un intento por reconstruir su malograda pierna y por dotar de estabilidad su maltrecha columna. Frida empezó a pintar para conjurar el dolor, para soportar los largos meses de convalecencia forzosa. «Yo nunca he pintado sueños, lo que yo he representado era mi realidad», respondió, en los últimos años, cuando le preguntaban si se consideraba una pintora surrealista. ¿Sueños? ¿Acaso no era la pintura, su particular modo de pintar, una forma de conjurar la realidad de su dolor? «Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior». De ahí que, en un intento desesperado por huir de su doloroso día a día, Frida se autorretratarse en un bucle sin fin. Unos autorretratos que a nadie dejaban indiferente. Unos cuadros realmente incómodos para muchos de los espectadores que observaban, boquiabiertos, semejante explosión de color y cruda realidad.

«Me amputaron la pierna hace seis meses…». Las fuerzas de Frida comenzaban a flaquear. Gravemente enferma de infección pulmonar, falleció en la noche del 13 de julio de 1954. Sólo hacía siete días que había cumplido los cuarenta y siete. «Intenté ahogar mis dolores pero ellos aprendieron a nadar».

En su diario, una última anotación: «Espero alegre la salida… Y espero no volver jamás… Frida«.

El dolor, como fuerza motriz artística.

Mujeres creadoras, verdaderas alquimistas, capaces de transformar sus demonios familiares en sublimes expresiones de poder y fuerza.

Copyright del artículo © Mar Rey Bueno. Reservados todos los derechos.

Mar Rey Bueno

Mar Rey Bueno es doctora en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid. Realizó su tesis doctoral sobre terapéutica en la corte de los Austrias, trabajo que mereció el Premio Extraordinario de Doctorado.
Especializada en aspectos alquímicos, supersticiosos y terapéuticos en la España de la Edad Moderna, es autora de numerosos artículos, editados en publicaciones españolas e internacionales. Entre sus libros, figuran "El Hechizado. Medicina , alquimia y superstición en la corte de Carlos II" (1998), "Los amantes del arte sagrado" (2000), "Los señores del fuego. Destiladores y espagíricos en la corte de los Austrias" (2002), "Alquimia, el gran secreto" (2002), "Las plantas mágicas" (2002), "Magos y Reyes" (2004), "Quijote mágico. Los mundos encantados de un caballero hechizado" (2005), "Los libros malditos" (2005), "Inferno. Historia de una biblioteca maldita" (2007), "Historia de las hierbas mágicas y medicinales" (2008) y "Evas alquímicas" (2017).