Entre septiembre de 1931 y abril de 1934, Aldous Huxley escribió un editorial semanal para los periódicos de William Randolph Hearst, magnate de la prensa estadounidense, uno de los más poderosos personajes de la escena política y empresarial del país. Un total de 173 ensayos. Entre ellos, «Ficción y realidad” (29 de julio de 1933).
“La realidad es más extraña que la ficción. ¿Por qué? Porque la ficción es siempre apropiada, mientras que la realidad es solo hechos y se limita a ocurrir, brutalmente, sin importarle su conveniencia para la gente o las cosas que la rodean. (…) Un escritor de ficción es un artista con cierta filosofía. Cierto, puede tratarse de un mal artista y su filosofía puede ser sosa; pero el hecho es que cierto arte y cierta filosofía son procesos esenciales de organización. La mente humana está dotada de tal modo que no puede soportar contemplar (desde nuestro punto de vista) los acontecimientos en gran parte insensatos cuyo flujo indiferenciado constituye nuestra experiencia inmediata. Exige sentido, significados, límites bien demarcados y distinciones. El arte y la filosofía han sido creados para proveer esta necesidad fundamental de la mente. Filósofos y artistas toman un trozo de los fenómenos caóticos e irracionales y lo moldean con deliberación en algo con significado; algo explicable y racional; algo que posea lo que la realidad nunca tiene, un contorno definido, un principio y un final.”
«La filosofía perenne ‒escribe Huxley años después‒ enseña que es deseable y aun necesario conocer la base espiritual de todas las cosas, no solo en el interior del alma, sino también fuera, en el mundo, y más allá del mundo y el alma, en su alteridad trascendente: en el cielo»
Filosofía perenne: se dice de la filosofía común y eterna que subyace tras todas las religiones y, en particular, tras las corrientes místicas dentro de ellas. Es lo que el hinduismo, que se considera a sí mismo la religión más antigua del mundo, define como Sanatana Dharma, verdad o norma eterna e inmutable.
En 1945, el Huxley escribió un ensayo titulado así, La filosofía perenne. Su intención era recopilar todas aquellas obras que definen el concepto, independientemente de su cultura y tradición de procedencia.
Bibliomancia: método adivinatorio que consiste en abrir un libro al azar e interpretar su contenido ajustándolo a la circunstancia presente.
Tomo mi ejemplar de La filosofía perenne de Huxley. Lo abro al azar. Y leo:
“Esos hombres que, de modo especial, consideran el Cielo como Padre y sienten, por así decirlo, un amor personal por él, ¡cuánto más deberían amar como Padre lo que está por encima del Cielo! Otros hombres, de modo especial, consideran mejores que ellos a sus gobernantes y, por así decirlo, mueren personalmente por ellos, ¡cuánto más deberían morir por lo que es más verdadero que un gobernante! Cuando se secan las fuentes, quedan los peces sobre el suelo. Entonces se dan mutuamente su humedad y se mantienen mojados en su limo. Pero esto no debe compararse al mutuo olvido en un río o lago.”
Se trata de un pensamiento de Chuang Tse, definido por Huxley como el más grande de los filósofos taoístas.
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