De las sonatas para violín y piano de Saint-Saëns, la primera ha resultado ser la más afortunada. En parte, por sus méritos propios, en parte por sus momentos de virtuosismo (eran los años de Sarasate y Brindis de Sala) y, en un tercio, por la tardía sugestión literaria de Proust, en cuya novela En busca del tiempo perdido el músico Vinteuil, que se parece algo a Duparc, compone una sonata que sirve para que Swann se enamore de Odette y esa sonata, en ocasiones, se dice que es la primera de Saint-Saëns.
Nosotros podemos escucharla, Swann también pero la sonata de Vinteuil no la ha oído ningún lector de Proust. La segunda de don Camilo circula menos aunque su lenguaje, más austero y conciso, menos comprometido con la audacia melódica, merece atención.
En cuanto a la tercera, que suele incluirse en compactos como el que hoy recomendaremos, quedó en apretados esbozos bajo el nombre de Tríptico. Es obra de vejez, de cuando Saint-Saëns había vuelto la espalda a las revueltas de la música contemporánea y refugiado en su propia memoria: el tesoro del siglo XIX.
Excelente conocedor de las posibilidades de todo instrumento, socarrón cultivador del pastiche, don Camilo incluye en el tríptico citado una suerte de danza congoleña que haría las delicias de Ernesto Lecuona, por lo menos, sin irnos a los escenarios de la opereta francesa o la comedia musical americana. El panorama se completa con la Elegía que suena en memoria del laborioso ingenio que escribió el testamento de una historia sonora francesa, la que empieza con Rameau y acaba con él mismo.
Disco recomendado: C. SAINT-SAËNS: Sonatas para violín y piano nº 1 & 2; Tríptico op.136; Elégie op.160 / Ulf Wallin, violín. Roland Pöntinen, piano / CPO / Ref.: 999946-2 (1 CD) D5
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