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Las 5 peores películas (y las 5 mejores) de Clint Eastwood

Cualquier fan genuino de Clint Eastwood sabe que sus mejores películas pertenecen a la primera y más rabiosa época de su producción, cuando su aplomo no estaba lastrado por discursos lánguidos, su conservadurismo político y humanista no se traducía en cierta autocomplacencia narrativa… ¡y él no componía sus propias bandas sonoras! American Sniper es una obra interesante (mucho más que su personaje principal), pero sus armas resultan hoy demasiado ingenuas y simplistas para una historia real tan controvertida. Si quieres profundizar en el Eastwood crudo que heredó tras las cámaras el don artístico de Don (Siegel), tienes que empezar viendo su segundo filme como realizador, La venganza del muerto / Infierno de cobardes (High Planes Drifter, 1973), donde su amoral estereotipo de fantasmagórico pistolero vengativo se hace más despiadado que nunca y, para horror de todos nosotros, violador.

Las otras cuatro películas que yo recomendaría de Clint son 1) Primavera en otoño (Breezy, 1973), por contraste con la anterior, una bellísima historia de amor entre un empresario viejales y una jovencita hippie, ya con toda la capacidad de lirismo de Eastwood desplegada sobre la pantalla y unas enormes interpretaciones de William Holden y Kay Lenz; 2) El fugitivo Josey Wales / El fuera de la ley (The Outlaw Josey Wales, 1976), su más vibrante western hasta 1992, una trepidante historia de venganza donde el bueno de la pela es, además, sudista; 3) Los imperdonables / Sin perdón (Unforgiven, 1992), su mejor western y probablemente su mejor filme, a lo que no es ajeno tampoco (aunque muchos lo olviden) su oscuro y poco prolífico guionista David Webb Peoples (responsable también de los libretos de Blade Runner y Doce monos); y Los puentes de Madison (The Bridges of Madison County, 1995), uno de los melodramas más hermosos de la historia de Hollywood.

En cuanto a las peores películas que ha dirigido, son éstas:

5. Golpes del destino (Million Dollar Baby, 2004)

La primera gran decepción para los fans con solera de Clint fue esta ñoña historia pésimamente guionizada pero que arranca la lágrima fácil. Ni el protagonista está explicado más allá de lo que el espectador sabe por todas las películas populares del actor/director que ha visto anteriormente (“Hola, soy Clint: ya saben que soy un tipo testarudo pero íntegro, así que ahorrémonos la caracterización de mi personaje”, parece decirnos él desde su primera secuencia, “y aquí tengo a mi amigo negro al que ya también conocen de antes, porsiaca”). El tono del filme contiene menos realismo incluso que un Rocky III: la secuencia del accidente que deja parapléjica a Hilary Swank es de un tremendismo sentimentaloide digno de Televisa (Clint lo filma con el mismo sensacionalismo que un tiroteo) y la visita de los parientes al hospital y su intento de arrancar una firma de la convaleciente, provocan vergüenza ajena por su simpleza ramplona que más bien hace pensar si sus responsables no se habrán inspirado en algún gag de Benny Hill.

4. Licencia para matar (The Eiger Sanction, 1975)

No es una mala película, pero sin duda no es tampoco lo que los adoradores del material literario original (la novela de Trevanian) esperábamos. El proyecto se le quedó grande a un todavía minimalista Clint: la mezcla de aventura, suspenso y crimen careció de ese aire a lo Ian Fleming que hubiera requerido de un realizador más versado en la acción y lo sofisticado. Y él tampoco está memorable como Jonathan Hemlock, el seductor asesino a sueldo y coleccionista de arte que probablemente sea un precedente directo de Hannibal Lecter. Sencillamente, en la filmografía de Clint es una más.

3. Jinetes del espacio (Space Cowboys, 2000)

Otra decepción: con un reparto como el que tenía (Tommy Lee Jones, Donald Sutherland, James Garner…) el resultado podía haber sido mítico. Ni siquiera es épico, sólo crepuscular. La culpa es del descuido de Clint al apoyarse en un guión endeble y sin matices, que pone de relevancia también otra de las grandes rémoras de este gran director: su despreocupación hacia la (poca) solidez del material de base que está filmando. Si cuestionase un poco más la materia prima que escoge para llevar a la pantalla, tendríamos una obra maestra tras otra.

2. Firefox, el arma definitiva (Firefox, 1982)

Este paso en falso de Clint hizo pensar a muchos que había llegado el principio de su decadencia, y la verdad es que pese a algunos excelentes títulos dirigidos y protagonizados por él durante la siguiente década, se notaba que los años 80, copados por el cine espectáculo con empacho de F/X, no fueron para nada su mejor momento. Una vez más, quedó demostrado que el ideario político de Clint se expresaba mejor con una Magnum que con una nave ultrasofisticada… La tecnología y Eastwood nunca se han llevado muy bien más allá de una pistola.

1. Gran Torino (Gran Torino, 2008)

Lenta, pueril, mal escrita y forzada, esta película gusta en general porque se recrea en el mito proyectado por los personajes previos de Clint Eastwood: ese viejo gruñón que parece siempre a punto de saltar con su famosa mirada de odio reconcentrado. La mofa de los jóvenes en el funeral de la primera secuencia está rodada sin ninguna sutileza y toda la escena de los juramentos en la peluquería para iniciar al chico coreano en el Macho Way of Life despierta el mayor bochorno en el espectador, de nuevo demostrando que a Clint a veces le cuesta ajustar tonos contrapuestos. El mensaje de fondo es de una banalidad gringa que saca además lo peor del credo reaccionario y tradicionalista del director. ATENCIÓN: REVELACIÓN DE LA TRAMA/AGUAFIESTAS Sólo le redime el enorme poder simbólico de Clint desenfundando sin arma al final de la película: el viejo pistolero renuncia a seguir matando para que el mundo vuelva a estar en paz. Tal vez ese único plano sea un broche de oro visual para un ícono vivo que ha encarnado mejor que nadie en la gran pantalla al justiciero por su propia mano.

Copyright del artículo © Hernán Migoya. Publicado previamente en Utero.Pe con licencia CC.

Hernán Migoya

Hernán Migoya es novelista, guionista de cómics, periodista y director de cine. Posee una de las carreras más originales y corrosivas del panorama artístico español. Ha obtenido el Premio al Mejor Guión del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, y su obra ha sido editada en Estados Unidos, Francia y Alemania. Asimismo, ha colaborado con numerosos medios de la prensa española, como "El Mundo", "Rock de Lux", "Primera Línea", etc. Vive autoexiliado en Perú.
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