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Dossier ‘Action movies’: ¿A que no imaginas quiénes son los 10 mejores héroes del cine de acción actual?

Lo bueno de no hacer nada de provecho en la vida es que queda mucho tiempo libre para ver películas basura, que son las buenas. Después de años de consumir cine de acción y héroes justicieros, he aquí mi ránking de los mejores, aquellos que (casi nunca) decepcionan en sus tsunamis de testosterona y pretextos éticos que les den carta blanca para ir pateando culos y matando tranquilamente.

10. Keanu Reeves

Confieso que siempre ninguneé un poco la personalidad de Keanu, tal vez es uno de esos casos donde la guapura no deja ver el bosque.

Por supuesto que siempre aprecié que fuese el protagonista de Matrix. Es más, yo ya lo tenía en muy alta consideración por esas otras obras maestras del camp que son Speed y ese hilarante y filosófico díptico conformado por Bill and Ted’s Excellent Adventure (1989) y Bill & Ted’s Bogus Journey (1991).

Pero nunca esperé mucho más de él e incluso lo relegué un poquito al olvido. Sin embargo, dos de sus últimas películas me han dejado pasmado de admiración. Y las dos son de acción.

Man of Tai Chi (2013) resulta especialmente significativa porque es su debut como director: una historia que puede gustar más o menos, pero donde queda clara su pasión por las artes marciales. Todas las peleas están rodadas con un gusto exquisito y Reeves da el inteligente paso de reservarse el papel del villano.

En cuanto a John Wick (2014), la cinta nos devuelve al terreno del antihéroe lacónico y de pocas palabras. Acertadamente descarnada y elegante a la vez en su uso de la violencia, triunfa al proponer un uso de las armas de fuego muy similar al de las armas blancas: el disparo a quemarropa es la especialidad del chef Wick.

Y Keanu sabe sacar un partido excelente de su imperturbabilidad, regalándonos un nuevo y fantástico personaje con el que adornar nuestras fantasías ultraviolentas.

Así que, ¡me quito el sombrero, Mr. Reeves!

9. Taylor Lautner

Cierto, Abduction (2011) era una bobadita rutinaria que vuelve a relegar a John Singleton de gran esperanza del cine afroamericano a sustituto a la baja de Antoine Fuqua (quien tampoco es un fuera de serie) cuando la plata no alcanza. Y el chico que fue un hombre lobo adolescente en Crepúsculo tampoco se lucía tanto en su intento por alargar el estrellato más allá de sus aullidos y ronroneos eróticos en torno a Kristen Stewart.

Pero miren en cuanto puedan Tracers, la accidentada película que disciplinadamente rodó en 2015. El filme, dirigido por el barcelonés Daniel Benmayor, es una rareza híbrida entre película deportiva y thriller urbano: gran parte del metraje se dedica a describir los saltos y piruetas de una pandilla de jóvenes en la ciudad, practicantes del arriesgado parkour.

Además del cuidado y belleza de la edición, que proporcionan a Tracers un carácter visual marcadamente propio, uno se queda asombrado ante la entrega de Taylor Lautner a su papel. Dispuesto a saltar edificios arriba y abajo frente a la cámara y sin dobles, cabe preguntarse cuántos accidentes y lesiones habrá sufrido el pobre chaval durante la realización del largometraje.

Lo suyo tiene muchísimo mérito. Sólo por eso le auguro un futuro brillante en el género de acción.

8. Sylvester Stallone

Sólo por sus últimas maravillosas entregas de las sagas Rocky y Rambo (que él también tuvo los redaños de escribir y dirigir, en 2006 y 2008 respectivamente), Stallone se merecería un puesto vitalicio en este panteón. La saga de Los indestructibles / Los mercenarios (qué gran título su original inglés: The Expendables) al lado de estos dos poderosos filmes es sólo una broma agradable que reúne lo mejor y también lo peor de los tics del cine de acción ochentero.

Pero por si fuera poco, Sly nos ha dado hace no mucho uno de los filmes hollywodienses más entretenidos del último lustro (Escape Plan), que es de rebote la mejor película de la última etapa de Arnold Schwarzenegger. Por cierto, ésta sí es un film que sabe homenajear de veras al buen cine comercial de los 80 sin traer también consigo sus muchos olvidables defectos.

Tras esa peligrosa (pero gozosa para un fan masoquista como yo) etapa entre 1997 y 2005 en que todo indicaba que Stallone sería ya por siempre carne de material directo a DVD, la nueva coyuntura le sitúa en una privilegiada posición a sus casi 70 años.

Mientras continúe con Rocky y Rambo, todo irá bien.

7. Liam Neeson

¿Hay alguien a quien le pueda caer mal Liam?

Yo creo que eso resulta imposible. Por eso hasta sus malas películas son disfrutables. Además, cuenta con el mérito de ser el primer héroe de acción en varias décadas que no pasa por un gimnasio antes de rodar.

De hecho, nunca he visto un héroe de acción moverse tan poco en pantalla: Neeson nos devuelve a los tiempos de John Wayne, cuando un hombre duro lo era más por curtido que por aparatoso; cuando no necesitaba inyectarse ni exhibir bíceps para derrotar a los malos; cuando un poco de barriga no le restaba credibilidad a la dureza.

Todos saben que Taken (2008) fue la agradable sorpresa que lo lanzó al ruedo de las golpizas a delincuentes. La película fue producida por el avispado y genial francés Luc Besson, quien pese a su nacionalidad no dudó en avalar la leyenda urbana, al parecer altamente extendida en los USA, de que a las chicas yanquis de turismo en Francia las raptan y violan  a la primera de cambio.

Neeson sorprendió por su actualización del macho man típicamente setentero y, lo que le faltaba en agilidad, lo suplía con creces la capacidad de empatía que su presencia despierta en el público.

Luego, un poco de todo dentro de los márgenes de ese subgénero: las dos secuelas de Taken son cada una peor que la anterior; a las órdenes del catalán Jaume Collet-Serra ha rodado un mal guion de suspenso que se toma demasiado en serio a sí mismo (Unknown), otra película de desarrollo inverosímil pero muchísimo más lograda (Non-Stop) y un sólido thriller (Run all night) que nos devuelve también a los lejanos tiempos en los que los actores eran lo más importante para sostener un filme, gracias al mano a mano entre él y Ed Harris.

Por medio, propuestas sorprendentemente divertidísimas (Battleship del fabuloso Peter Berg), apuestas trepidantes abortadas por un exceso de aderezo sensacionalista (The Grey, del casi siempre fallido Joe Carnahan) y un policíaco agradable y algo anticuado (A walk among the tobstones de Scott Frank).

Neeson ha declarado que en dos años más cuelga los guantes del género: ha rebasado ya los 60 años y cree que la credibilidad de su dureza se va difuminando cada vez más. Apuesto a que todavía somos muchos los que deseamos seguir viéndole repartiendo guantazos a diestros y siniestros.

6. Donnie Yen

Nunca he visto a nadie practicar artes marciales en pantalla grande con la elegancia de este actor chino. Desde los ya lejanos tiempos de Iron Monkey (1993) de su mentor Yuen Woo-Ping, Yen nunca defrauda en su compromiso con su personal arte. No soy experto en películas asiáticas ni en actores de acción made in Hong Kong, pero sólo sé que cada vez que veo a Yen en movimiento, veo al luchador más estilizado que haya contemplado nunca.

Aunque ha participado en algún que otro título hollywodiense, como ese porno de la violencia titulado Blade II, donde Yen pone el alma y lo da todo es en los filmes que siguen la rica tradición de su país: no se pierdan Yip Man (2008) de Wilson Yip, una exquisita pseudobiografía del mentor de Bruce Lee, que también encandilará a espectadores fanáticos del cine de qualité. De su cosecha más reciente, también cabe recomendar la entretenida Kung Fu Killer (2014) de Teddy Chan, donde Yen debe pararle los pies a un asesino de campeones de distintas modalidades de lucha.

La verdad, cualquier diría que este señor tiene ya 52 años. Y ojo: éste sí que no se queda un segundo quieto.

5. Daniel Craig

La etapa actual del agente 007 viene marcada por la paradoja de contar con el que quizá sea el mejor actor de todos los que lo han encarnado, mientras que sus dos últimas películas estrenadas son de las peores que jamás se hayan rodado de la saga.

Y eso que la cosa empezó inmejorable: ninguna película de Bond puede sumar la espectacularidad, crudeza y esencia del personaje literario que ofrece Casino Royale (¡nueve años ya desde su estreno!), una sorpresa divina para los que nos consideramos fans de las novelas de Ian Fleming. ¡Si hasta incluyeron la escena de la tortura testicular del libro! Un diez para esta excelente mezcolanza de respeto equitativo a Fleming y a la fórmula cinematográfica de Saltzman & Broccoli, llevada con buen pulso por el neozelandés Martin Campbell.

Luego, la cagada: Quantum of Solace (2008) parecía una apresurada entrega donde ni el villano ni el desenlace estaban a la altura de la tradición. El director Marc Foster quiso hacer un Bond de autor y fracasó.

No contentos con ese paso en falso, los productores siguieron empeñados en “sofisticar” la autoría de las aventuras del playboy asesino al servicio de Su Majestad, poniéndolas en manos del plúmbeo en las distancias largas Sam Mendes. ¿Resultado? Skyfall, probablemente la película más pretenciosa y aburrida de James Bond. La trama no interesa a nadie y la acción está rodada como si su referencia principal fuesen las pelas malas de Chuck Norris en los 80. Y encima, sin darse cuenta de ello (que es lo grave). Mendes domina el aspecto plástico y dramático, pero la dimensión de aventura se le queda muyyyy grande.

El final, con ínfulas de grandeza, intenta humanizar a un personaje con un guion forzadísimo cuando las mejores películas de Bond, como Thunderball, son aquellas que aceptan la bidimensionalidad del personaje como parte de su esencia.

De momento, el segundo atentado de Mendes (Spectre) está obteniendo buenas críticas, lo que hace sospechar que será otro bodrio infumable exclusivamente reservado para personas a las que no les gusta esa tipología de cine y que creen que películas como ésta la dignifican.

4. Jason Statham

Uno de mis tests para comprobar si alguien es sano mentalmente y no tiene prejuicios culturales es preguntarle si le gusta Jason Statham. Acogido por la comunidad gay como un ícono absoluto, el duro inglés tiene una de las filmografías más prolíficas y con más perlas que nadie en el género: dentro de unos años será tan disfrutable revisar sus títulos como los de Charles Bronson en los 70.

De entre sus gemas, yo destacaría Transporter 3 (la mejor de la saga y que parece precisamente un vehículo para el Bronson setentero), Crank 1 y 2 (una gozada de minisaga donde lo increíble de sus giros argumentales logran el milagro de entusiasmar al respetable en lugar de irritarlo), The Bank Job (una finesse de thriller británico dirigido por el siempre elegante Roger Donaldson), Death Race (posiblemente la mejor serie B de la pasada década), Parker (tal vez mi película favorita del 2013) y, sin duda, Safe, un peliculón del año 2012, dirigida por el virtuoso y ajeno al género, Boaz Yakin, que recomiendo a todos a los que usualmente no les gusta el cine de acción. Van a pasarla TAN bien.

Sí, obviamente Statham también protagoniza malas pelas, como la indescriptiblemente aburrida y pueril Wild Card, pese a venir avalada por un guion del prestigiosísimo William Goldman (aunque su novela original también era una mierda, indigna del autor de La princesa prometida).

3. Gina Carano

La Britney Spears de la lucha libre ya ha conformado en torno suyo toda una plétora de fans de los que yo también formo parte. Y es que no es para menos: su equilibrio perfecto entre deliciosa feminidad y eficacia aniquiladora no es de este planeta: mataría por tener una novia así.

Lo mismo debió pensar el extraordinario director Steven Soderbergh, quien una solitaria noche de hotel quedó prendado de ella ante un combate de la Carano por TV. Tan fascinado que decidió construir de la nada una película con ella: Haywire (2011) es un irregular pero honesto acercamiento de autor artie a un subgénero demasiado endogámico, y contiene algunas de las secuencias más imaginativamente resueltas del cine de acción contemporáneo. Encima, Carano no se puede quejar: está rodeada de un elenco de galanes que ya los deseara la actriz más Sundance de la historia (Michael Fassbender, Channing Tatum, Ewan McGregor).

Pero siendo una película más endeble, la que realmente la confirma como la heroína de acción más implacable y atractiva de nuestros días es In the blood (2014), del siempre infravalorado y siempre interesante John Stockwell, quien se marca una orgía de violencia en el Caribe digna de aplauso. Nunca en mi vida había visto a una señora tan sexy dejar sin cojones a tantos presuntos machotes de las artes marciales.

Ver para creer.

Lo próximo que se viene de ella es una pela con Robert de Niro, otra con Van Damme, otra con Bruce Willis y otra con ¡la Marvel! (Deadpool)… Todo parece confirmar que la estrella de este ángel de la violencia sigue en ascenso.

2. Tom Cruise

No soporto a Cruise, pero reconozco que hoy por hoy nadie se atreve a hacer lo que él hace en términos de visión y ambición dentro del cine espectáculo. Con Misión imposible 5 (para qué mencionar subtítulos de las secuelas, con lo bonito que es numerar) logra no solamente la mejor película de la saga, sino el hito de aparecer agarrado a un avión despegando y volando a un kilómetro de altura, sin trampa (al menos, ninguna que le reste méritos: el tipo estaba ahí pegado) ni cartón.

Pero es que la película es sin duda lo mejorcito de acción de este año y está preñada de secuencias inolvidables (esa misión sumergido, esa persecución resucitado).

¡Qué bien que hizo Brad Bird declinando dirigir la película para hacer otra bobada hollywodiense “intensa y profunda” como Tomorrowland y dejando el asiento de piloto a Christopher McQuarrie! Entre éste y Cruise, han confeccionado la mejor película de James Bond sin James Bond de la historia.

Y por si fuera poco, ¡es un Bond de la etapa de Roger Moore! Resulta hilarante ver a Tom Cruise poniendo miraditas de complicidad cómica con el espectador, tal y como las lanzaba el gran Moore. ¡Y el jovial cincuentón hasta mantiene una pelea con su propio Richard “Tiburón” Kiel!

1. Charlize Theron y Tom Hardy

La película comercial de 2015 sin duda fue Mad Max: Furia en la carretera. Un reparto perfecto, una propuesta estética que es dinamita y escenas de acción de la vieja escuela han devuelto a George Miller (el otro Miller genial) a primera línea de fuego cinematográfico. Lo único que me molestó de este filme es que el sonido no fuese directo y los actores se doblasen la voz a sí mismos: ese detalle artificioso me alejó muchísimo de la película y de la tradición de eco western de la que siempre ha bebido la post-apocalíptica saga.

Pero la película se construye sin dejar de avanzar (probablemente su mayor virtud) y no deja tomar aliento al público ni a sus estrellas, los megacool Charlize Theron y Tom Hardy. Ella me parece junto a Kate Winslet la actriz más inteligente y talentosa de su generación, y su Imperiator Furiosa ya es un símbolo del feminismo moderno. En cuanto a Hardy, posee un currículo ya curtido en papeles sufridos y duros (ahí está la increíble Warrior de Gavin O’Connor, la única película que en cuatro décadas ha sabido resucitar parte del espíritu de la Rocky original): el actor británico está perfecto como Max, y encima el director no le da respiro para que no se le salgan por las comisuras de boca y ojos sus inevitables tics marlonbrandianos.

Cinco buenos candidatos al ránking

Til Schweiger

El sargento Stiglitz de Inglorious Basterds y Lucky Luke en Les Dalton es desde hace tiempo la estrella viril más exportable de Alemania. Guaperas y carismático, no acaba de cuajar en su conato de principado internacional. En 2012 coescribió, dirigió y protagonizó un ambicioso thriller de conspiración y acción, Schutzengel, donde encarna a un veterano de Afganistán encargado de proteger a una muchacha (su propia hija en la vida real, Luna) que ha sido testigo de un controvertido crimen. La película no tuvo la proyección esperada, tal vez por su excesiva impostura formal, imitativa del cine comercial gringo. Pero es probable que tarde o temprano, Til se salga con la suya y resulte más familiar para el público de masas.

Mikael Persbrandt

El veterano actor es el protagonista de la saga Hamilton, la versión sueca (y progresista) de James Bond. Lo mejor de la primera entrega (I nationens intresse, 2012) fue el comienzo: cuando el agente secreto despierta de un agitado sueño y por error asesina de un tajo de navaja a su enamorada, matándola irremisiblemente. Una secuencia así condenaría al personaje a su muerte mediante sacrificio por redención en el cine estadounidense, pero por suerte estamos en la civilizada Suecia: no hace falta redimirse de nada; Hamilton sabe que es un asesino entrenado para proteger la democracia y prosigue con su trabajo asimilando su tremendo error. La secuela del mismo año fue una decepción, pero esperemos que sus responsables no hayan arrojado la toalla en su intento de inmortalizar en el séptimo arte a su mayor héroe literario nacional del subgénero de espionaje.

Benoit Magimel

Este hermoso Kirk Douglas francés ha desarrollado todo tipo de papeles dramáticos y también ha aceptado sin complejos los roles de acción, manteniendo un encomiable equilibrio entre pelas para festivales de cine y pelas para festivales de popcorn. De entre sus títulos más interesantes con coordenadas de género, recomiendo la turbia y gangsteril Déjà mort (1998), la entretenidísima propuesta de acción Nid de guêpes (2002), la enloquecida y divertidísima Les rivières pourpres 2 – Les anges de l’apocalypse (2004), el visualmente asombroso despropósito de Les chevaliers du ciel (2005), el sólido drama bélico L’ennemi intime (2007) o el intento de espectáculo exportable Forces Spéciales (2011). Sigue siendo un diamante en bruto a descubrir por Hollywood, aunque parece que él no tiene ninguna prisa en ser descubierto.

Tony Jaa

El protagonista tailandés de la refrescante saga Ong Bak es la gran esperanza asiática de la industria occidental. De momento, ya hace serie B de coprotagonista con Dolph Lungren y serie A de invitado en la saga Fast & Furious. Veremos si el indonesio Uko Uwais (saga The Raid) no le acaba robando el cetro.

Jason Momoa

El bárbaro seductor de Game of thrones ha sido sin duda el mejor Conan el Bárbaro que ha habido en una pantalla grande o pequeña: en algunas secuencias del por lo demás fallido filme de Marcus Nispel rodado en 2011, Momoa parecía un trasvase literal de la mejor versión en cómic que nunca haya tenido el personaje literario de Robert E. Howard: la creada por el gran dibujante John Buscema.

Lo que es indudable es que a este actor le sobra carisma para ser mucho más que una miniestrella del cine de acción. Su inmersión en el universo DC como Aquaman parece garantizar su ascenso al más estrellado cielo.

Y diez estrellas en fase de recuperación:

Arnold Schwarzenegger

Tras un tambaleante regreso a las pantallas con The Last Stand (2013), parece que el bueno de Arnie ha vuelto a reencontrar su camino con la última entrega de Terminator, donde deja el pabellón de su presencia bien alto, sabiéndose tomar con humor su decadente participación en una saga donde se confirma una vez más que lo más interesante del universo Terminator no es su universo, sino las persecuciones que genera. Tampoco está mal su protagonismo como persona “normal” (la primera vez en su carrera que lo logra) en la interesante, algo desangelada y mal rematada (nunca mejor dicho) Maggie (2015) de Henry Hobson.

¡Pero, por Dios, que vuelva ya con Conan!

Jackie Chan

El momento de madurez del maestro Chan resulta sumamente interesante: los años están pintando una inusitada dureza a un rostro que se creía sempiternamente payasesco, dando pie a filmes decadentes y sobrios tan interesantes como Shinjiku incident (2009). Personalmente creo que cuanto más se aleje de la comedia, mejor le irá en estos años de dignísima senectud, aunque teniendo en cuenta que su saga más exitosa en el mercado internacional es Rush Hour, uno teme que se vea obligado siempre a alternar lo mejor con la bazofia involuntaria, que es la realmente mala.

Wesley Snipes

Ahora que ya ha salido de la cárcel, todos esperamos mucho de Wesley. A ver qué trucos ha aprendido en la cana. De momento, su colega Spike Lee lo recupera para la causa del cine respetado.

Sean Penn

Fue divertido contemplarle haciendo de aprendiz de Van Damme y repartiendo tortazos a troche y moche, en la pretenciosísima y equivocadísima de tono The Gunman (2015), donde su director Pierre Morel (el mismo de la acertada Taken) demuestra que sólo funciona como cineasta serio si acepta como ingredientes de su obra el humor y la autoparodia. En cuanto a Penn, nunca había visto a alguien tan flagrantemente fumador tomarse tan en serio el gimnasio y la lucha cuerpo a cuerpo. Veremos si aprovecha esas horas de gym y se descuelga con más películas de puñetes y tiroteos.

Van Damme

El belga tiene una cara que parece que le haya pasado un trolebús por encima y toda la coca del mundo por debajo. No pierdo las esperanzas. La gente que cree saber de cine proclama que su mejor filme es el cortometraje alargado JCVD (2008): nada más lejos de la realidad, pero cómo decírselo a esos “cinéfilos” que probablemente no han visto ni verán en su puñetera vida otro filme de JCVD.

El protagonista de la obra maestra del genio asiático Tsui Hark, Double Team (1997), ya nos regaló dos peliculones recientes con las últimas entregas de Universal Soldier, gracias al tarantiniano talento del director John Hyams. Ahora, su regreso como mentor al reboot de Kickboxer, con el siempre original John Stockwell tras la cámara, nos hace recobrar de nuevo las esperanzas.

Bruce Willis

Desde la lejana El quinto elemento (1997), me da la impresión de que todo lo que rueda Willis lo hace sin ningunas ganas de esforzarse demasiado. Disfruté sorprendentemente la última entrega de Die Hard y Looper (2012) es incontestablemente una película de dirección portentosa… pero sigue habiendo algo en Bruce que no me convence: una pereza, una pose, un “yo solamente he venido a cobrar”. Y la pomposa saga Red no hace mucho para convencerme de lo contrario.

Dwayne Johnson

Siempre me gustó The Rock, su expresión de buena persona ultrajada en sus convicciones éticas funciona ineludiblemente para ponerse y ponernos en la piel de héroes civiles que se toman la justicia por su mano. Pero sus limitaciones interpretativas y sus toneles de moralina empiezan a aburrirme. Y ese afán de hacer cine de acción que guste a toda la familia también empieza a ser soporífero. Al final, si nada lo remedia (Hércules estuvo a punto, pero le faltaron agallas, y por desterrar el elemento sobrenatural de su argumento lo pagó con la taquilla), su mejor película seguirá siendo la maravillosa aventura amazónica The Rundown, cortesía del ya mencionado director Peter Berg.

Vin Diesel

Albergo serios prejuicios hacia Diesel: siempre que lo veo, me recuerda a un patán de mi pueblo. De hecho, podría ser un paisano de mi propia familia, modalidad siciliana, echando barriga sobre una hamaca bajo la sombra de un cerezo. No me lo creo como tipo duro, lo siento.

De sus trabajos, me quedo con la saga cifi Riddick con diferencia. De la saga Fast & Furious sólo me gustó (y mucho) la primera, porque era un excelente homenaje a las macho movies de persecuciones setenteras, especialmente a las de Burt Reynolds. Las demás me parecen todas insoportables.

Nicolas Cage

Adoro a Nick, pero ya empiezo a sospechar que en sus últimas películas de acción ha sido sustituido por un extraterrestre que se hace pasar por él. Menos mal que sigue involucrándose con directores descomunales como Alex Proyas (Knowing, 2009), Werner Herzog (The Bad Lieutenant: Port of Call – New Orleans, 2009), David Gordon Green (Joe, 2013) o Paul Schrader (Dying of the light, 2014). Su última buena película, The runner, tampoco es de acción, sino un drama político. Que siga así.

Mel Gibson

Mientras el actor australiano prosiga amenazando a sus novias y metiéndose con los judíos, lo tiene un poco difícil en su profesión. Su última gran incursión en la acción fue la tortuosa y políticamente incorrecta Get the Gringo (2012), donde no se le ocurría otra cosa que dar de fumar a un niño, y que sólo pudo ser estrenada en DVD. El apoyo público de Jodie Foster y Robert Downey Jr., junto a su recuperación para el género en Machete Kills (2013) y The Expendables 3 (2014), hace sospechar que, aunque un poco desmejorado físicamente, pronto volverá por sus fueros.

Copyright del artículo © Hernán Migoya. Publicado previamente en Utero.Pe con licencia CC.

Hernán Migoya

Hernán Migoya es novelista, guionista de cómics, periodista y director de cine. Posee una de las carreras más originales y corrosivas del panorama artístico español. Ha obtenido el Premio al Mejor Guión del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, y su obra ha sido editada en Estados Unidos, Francia y Alemania. Asimismo, ha colaborado con numerosos medios de la prensa española, como "El Mundo", "Rock de Lux", "Primera Línea", etc. Vive autoexiliado en Perú.
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