No son pocos los filósofos que en cierto momento de su trayectoria sintieron la necesidad de analizar distintas facetas del arte. En este caso, Wilhelm Dilthey (1833-1911), que también se ocupó de cuestiones tan graves como la metodología científica o las pautas de los historiadores, dirige su interés hacia la música alemana.
Melómano apasionado, sus escritos sobre Bach, Händel, Haydn, Mozart o Beethoven constituyen una imponente introducción a la estética de todos ellos, dirigida hacia el núcleo fundamental de su creatividad.
Al igual que Friedrich Schleiermacher, su predecesor en el campo de la hermenéutica, Dilthey comparte las emociones del Romanticismo germano. Y ese es el motivo por el cual esta obra, de muy grata lectura, enfatiza la expresión y la espiritualidad de los compositores en el plano histórico que les tocó en suerte, describiendo cada obra como una expresión viva de este último.
Por otra parte, Dilthey fue un autor de amplios saberes, así que no debe sorprender al lector que este libro contenga observaciones psicológicas, teológicas o culturales. Todas ellas ubican el fenómeno musical en una circunscripción histórico-social extremadamente rica. De ese modo, en los compromisos sentimentales e ideológicos de cada músico ‒Bach, sobre todo‒ traducen ciertos arquetipos alemanes.
De la edición y versión de los textos de Dilthey se ocupa un excepcional conocedor de la materia tratada, Blas Matamoro, recientemente galardonado con el Premio Literario de la Academia Argentina de Letras a la Mejor Obra de Ensayo del trienio 2015-2017, por Con ritmo de tango. Un diccionario personal de la Argentina.
Nos recuerda Matamoro que «el proyecto diltheyano de hacer una historia del hombre como historia de una cultura imputable a un espíritu nacional, no deja de ser problemático (…) Este espíritu es una constante pero no se trata de una permanencia esencial, inmutable, dada de antemano a quienes se reconocen como alemanes. Le hace falta la historia».
Visto así, el eje de parte de los escritos aquí reunidos es «la oposición entre interioridad germánica y exterioridad latina, distinción ‒escribe Matamoro‒ que se basa en la actitud esencial del germano de explorarse a sí mismo antes de salir al mundo, con lo que su visión de las cosas está impregnada de introspección y experiencia de descenso al sentimiento fundamental de la vida, que es eso, puro sentimiento, sólo expresable en música».
Sinopsis
El filósofo e historiador Wilhelm Dilthey (1833-1911), uno de los más significativos exponentes de la escuela hermenéutica, que inspirará a pensadores tan diversos como Heidegger o Gadamer, dedicó incontables estudios a la historia cultural alemana. Entre su monumental obra, dejó breves aunque hondas páginas sobre la música alemana del siglo XVIII, tan deudora de la Reforma protestante –luterana–, y que abarca el universo cultural que va de Leibniz a Goethe; es decir, desde las Pasiones de Bach hasta la Novena Sinfonía de Beethoven.
En estas páginas, versionadas por el crítico musical Blas Matamoro, Dilthey subraya la oposición entre la interioridad de la música alemana (Schütz y Bach) y la exterioridad de la italiana (Monteverdi), distinción que se basa en la esencial actitud introspectiva del germano, con lo que su visión de las cosas está impregnada de la experiencia de descenso al sentimiento fundamental de la vida, sólo expresable mediante la música.
Siguiendo el paradigma de Federico II de Prusia, el alemán prototípico del Siglo de las Luces es guerrero, filósofo y músico. Como músico es un individuo solitario y genial, incomparable pero capaz de objetivar la vida sentimental, afectiva y emotiva de todos los demás. Dilthey repasa de manera magistral las cantatas y los oratorios compuestos por Bach, Händel y Haydn; tres de las grandes óperas de Mozart; y las dos grandes obras corales de Beethoven, su ópera Fidelio y su última sinfonía.
Wilhelm Dilthey, filósofo e historiador, es el pensador más importante del historicismo alemán.
Su obra más conocida, la Introducción a las ciencias del espíritu (1883), da inicio a su proyecto de «crítica de la razón histórica», que tenía como objetivo encontrar un fundamento epistemológico sólido para las ciencias humanas.
La obra de Dilthey y sus reflexiones sobre la psicología y la estructura de la vida histórica, así como su teoría de las visiones de mundo, han influido en la fenomenología (Husserl, Scheler, Heidegger), el existencialismo (Jaspers) y la hermenéutica filosófica (Gadamer, Ricoeur) posteriores.
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