“–Cógete a mi cintura, el camino es malo y algún bache podría hacerte caer” (Viaje al horror, de Ralph Barby)
Reeditada en 2008 por Ediciones Olimpic y disponible también para su descarga como e-book, Viaje al horror es una novela sencilla y efectiva. No cuesta entender que Ralph Barby la escogiera para su relanzamiento en esta época, treinta años después de su edición original, pues dentro de sus convenciones de género, aloja una bomba de relojería contra el estamento familiar.
En sus páginas hay horror cotidiano y horror sobrenatural: sus mejores páginas nos remiten al polar setentero (comienza como una novela de Jean-Patrick Manchette o una peli de Lino Ventura) y sólo más tarde asume los modos de la Hammer. El horror cotidiano tiene simplemente que ver con la vida cotidiana, y ahí radica el acierto de la novela: a veces nuestra familia es la mayor fuente de terror. Su destripamiento de los lazos sanguíneos haría feliz a un Houllebecq. Esas resonancias con los afectos y miedos familiares es lo que da carta de validez absoluta a la metáfora pesadillesca que se nos propone.
La parafernalia satánica y cristoferliana de Viaje al horror viste bien para los fans ortodoxos del género (como el pseudónimo de Ralph Barby vestía bien para nuestro Rafael Barberán), pero leída hoy, yo prefiero el elemento puramente macabro de la obra: un gato degollado, un accidente en la carretera, una muerte infantil… son percances que se pueden integrar perfectamente en nuestras existencias, que pueden presentarse sin llamar a lo largo de cualquier vida. Ahí es donde Barby nos toca de veras la fibra del miedo: ahí es donde Barby inquieta… porque no parece dispuesto a pararse ante nada, sin extralimitarse de lo plausible.
Psicológicamente, me resulta muy convincente cuando se detiene en los miembros de la familia protagonista: el afán de juegos del niño, lo taciturno del padre, el deseo reprimido de la mamá, el desentendimiento de la hija, la transparencia impulsiva del hermano mayor… podemos caer en clichés genéricos, pero su creador no les permitirá abrazar ningún rol heroico (el lector agradecerá y maldecirá ese detalle)…
Su destino, como el nuestro, será mucho más cruel.
Copyright del artículo © Hernán Migoya. Previamente publicado en Comicsario, un blog para la fenecida editorial Glénat España. Reservados todos los derechos.