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De lingotes y lingotazos

“Sus redondos y pequeños pechos eran demasiado sólidos para saltar a pesar de lo mucho que corría; y su cuerpo de color marfil era delgado, pero sin resultar escuálido”. (Las estrellas mueren de noche, de Robert Leslie Bellem).

Lo confieso: este tipo de libros es para mí como la vitamina que se toma un viejo para encarar el día. Devoro el pulp como quien come palomitas… ¡como cuando como palomitas! Como si me fuera la vida en ello.

Expresiones como “la monada de ojos oblicuos”, “sentí que se me erizaba el cabello como una peluca cardada”, “sonreía al techo con una terrible mueca que me perseguiría durante los siguientes once años de mi vida” o “estaba tan muerta como una caballa”, me ponen directamente cachondo.

Ediciones Valdemar y el antólogo Jesús Palacios, con la impagable complicidad de la traductora Marta Lila Murillo, nos presentan todas esas frases y muchas más en Las estrellas mueren de noche y otros casos de Dan Turner, detective de Hollywood, una selección de cinco relatos de este personaje creado por Robert Leslie Bellem que pululó durante las décadas de los 30 y 40 entre los títulos más populares del pulp estadounidense.

Leslie Bellem está tres grados por debajo de Dashiell Hammett, dos de Ian Fleming y quizá más de uno de Mickey Spillane. No importa, sigue siendo alimento de primera para las neuronas y el espíritu. Las chicas de Dan Turner siempre están buenas y mueren violentamente. Él siempre resuelve los casos con deducciones tan compulsivas como su alcoholismo y sus puñetazos. Y Leslie Bellem siempre escribe como si estuviera decidiendo quién es el asesino una letra antes de que el lector la lea. Esa sensación de “ejercicio improvisado” me fascina.

Veamos la primera frase de los tres primeros relatos:

“Estaba lloviendo y tenía prisa” (El brillante halo de la muerte).

“Era una tarde calurosa y yo sudaba sin cesar” (Más allá de la justicia).

“Estaba dando una vuelta en coche por Wilshire Boulevard, sin pensar en nada en particular”. (El caso del horóscopo).

Parece que el propio Robert Leslie Bellem esté merodeando sin saber muy bien hacia dónde van a ir los tiros del cuento o contra quién. Para un escritor (al menos para un escritor como yo), leer este libro es como entrenar la cabeza sobre los mecanismos básicos de la ficción. Y lo que indica que su autor es digno de lectura es que hasta en sus propuestas más burdas, el lector encuentra oro.

Bien por Dan Turner.

Imagen superior: Norman Saunders.

Copyright del artículo © Hernán Migoya. Previamente publicado en Comicsario, un blog para la fenecida editorial Glénat España. Reservados todos los derechos.

Hernán Migoya

Hernán Migoya es novelista, guionista de cómics, periodista y director de cine. Posee una de las carreras más originales y corrosivas del panorama artístico español. Ha obtenido el Premio al Mejor Guión del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, y su obra ha sido editada en Estados Unidos, Francia y Alemania. Asimismo, ha colaborado con numerosos medios de la prensa española, como "El Mundo", "Rock de Lux", "Primera Línea", etc. Vive autoexiliado en Perú.
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