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Hilos de seda

En la Alta Edad Media, cuando Europa vivía en la dispersión rural y sus ciudades se habían borrado del mapa, el centro del mundo era el centro de Asia, la altitud mesetaria y montañosa por la cual se iba del Cercano Oriente al Lejano.

Más tarde, los europeos, repuestos de su eclipse histórico, apostaron al Gran Juego y ganaron, trasladando el ombligo del mundo por la ruta del Sol declinante y definiendo aquel nudo geográfico como Ruta de la Seda.

Caminos comerciales, guerras y guerrillas, ciudades opíparas y monarquías rutilantes florecían por aquel tiempo. Centrándose en personajes típicos (el guerrero, la cortesana, la princesa, el monje, el mercader, etc), Susan Whitfield traza en La vida en la ruta de la seda (2001) un vivaz cuadro basado en las crónicas rescatadas por los arqueólogos a partir del tardío siglo XIX, y que ella ha examinado tenazmente entre Londres y Pekín.

Por suerte, se trata de una historiadora que concibe la historia como relato y no como ciencia. Un relato que se erige en construcción de sentido entre las briznas del olvido que se guardan en dispersos documentos. Es como si halláramos una flor seca entre las páginas de un viejo libro y descubriéramos en ella una enigmática humedad perfumada, un confuso aroma de alcoba, campamento, feria y campo de batalla.

A partir de la minucia concreta, Whitfield pegotea las piezas del rompecabezas y así podemos anoticiarnos de industrias, armas, banquetes, vestimentas, ardides eróticos, intrigas dinásticas, intercambios mercantiles, cultos religiosos, leyendas, todo ello pacientemente llevado y traído por caravanas de camellos y muías que, amenazadas por los bandidos y respetadas por los ejércitos, van urdiendo el tejido de la historia con los sutiles hilos de la seda, que el tiempo destruye y el historiador reinventa.

Imagen superior: Hong Nian Zhang.

Copyright del artículo © Blas Matamoro. Este artículo fue editado originalmente en Cuadernos Hispanoamericanos. El texto aparece publicado en Cualia con el permiso de su autor. Reservados todos los derechos.

Blas Matamoro

Ensayista, crítico literario y musical, traductor y novelista. Nació en Buenos Aires y reside en Madrid desde 1976. Ha sido corresponsal de "La Opinión" y "La Razón" (Buenos Aires), "Cuadernos Noventa" (Barcelona) y "Vuelta" (México, bajo la dirección de Octavio Paz). Dirigió la revista "Cuadernos Hispanoamericanos" entre 1996 y 2007, y entre otros muchos libros, es autor de "La ciudad del tango; tango histórico y sociedad" (1969), "Genio y figura de Victoria Ocampo" (1986), "Por el camino de Proust" (1988), "Puesto fronterizo" (2003), Novela familiar: el universo privado del escritor (Premio Málaga de Ensayo, 2010) y Cuerpo y poder. Variaciones sobre las imposturas reales (2012)
En 2010 recibió el Premio ABC Cultural & Ámbito Cultural. En 2018 fue galardonado con el Premio Literario de la Academia Argentina de Letras a la Mejor Obra de Ensayo del trienio 2015-2017, por "Con ritmo de tango. Un diccionario personal de la Argentina". (Fotografía publicada por cortesía de "Scherzo")