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«Garras humanas» («The Unknown», 1927), de Tod Browning

La belleza casi siempre es cruel, pero nunca debe ser prisionera.

No puede ser administrada por cuatro trajeados ejemplares que decidan qué es belleza y cómo se ha de dosificar. No puede distribuirse en tarros modelados con la moral de moda, el lacito conveniente, la aprobación oficial. Hala, cuatro palmaditas en la espalda y una subvención y ya eres mi esbirro, artista. Corte por lo sano con el cortesano y descrea del que adule a todo dios…

Ésta es una de las películas más bellas y crueles que existen.

Y es libre. ¡Libre!

Para que nos asombremos y estremezcamos, para que nos perturbe y moleste, para que nos trastoque, revuelva y conmueva. Para que nos escupa a la cara y nos estruje el corazón y nos lo pisotee y devuelva más vivo.

Todo eso hace hoy: eso define un clásico real frente a tanto amuleto dormido.

Una senda inspiradora, inscrita en el agua del tiempo hace 92 años…

Sinopsis

Alonzo (Lon Chaney) es una de las atracciones del circo gitano de Zanzi (Nick de Ruiz). Aunque es manco, arroja cuchillos con gran habilidad, utilizando los pies, contra Nanon (Joan Crawford), la bella hija de Zanzi. A la joven no le gusta que los hombres la toqueteen, en especial Malabar (Norman Kerry), el hombre forzudo. Por este motivo, con quien más a gusto se siente ella es con Alonzo. Sin embargo, él no es quien dice ser.

Las películas de Tod Browning y los inolvidables freaks que aparecen en ellas parecen ser unos fantásticos vectores en los ciclos que Henri Langlois programó en la Cinémathèque francesa (en concreto, el período de la Rue d’Ulm, a fines de la década de 1950). En esas proyecciones, el Sr. Wu se encuentra con El hombre que ríe (Paul Leni) y con Othello (Buchowetzki). Langlois resume lo que identifica a esa fraternidad de monstruos: «Representan una analogía extraordinaria, sustentada por la máscara, la mueca y la fealdad seductora».

Al referirnos a Garras humanas, no podemos decir con precisión cuál fue el origen de su fetichismo. Por un lado, se trata de una película censurada, detestada por los críticos estadounidenses cuando fue estrenada. También es una cinta que se creyó perdida, una excentricidad en la filmoteca (las cajas donde se contenía la película permanecieron mucho tiempo sin identificar, con la etiqueta «Unknown»). Y por supuesto, hay que mencionar la presencia magnética de Lon Chaney y su mítica vestimenta, las primeras y perturbadoras imágenes de Joan Crawford antes de su transformación dentro de la MGM, por no hablar del ambiente circense, el terreno trágico favorito de Tod Browning para retorcer las líneas de lo inconcebible y lo anormal, de lo aceptable y de lo extraño.

The Unknown, 1927 – 65 minutos

Dirección: Tod Browning

Guión: Waldemar Young, a partir de un argumento de Tod Browning, inspirado en la novela K, de Mary Roberts Rinehart

Producción: MGM

Fotografía: Merritt B. Gerstad

Montaje: Harry Reynolds, Errol Taggart

Decorados: Richard Day, Cedric Gibbons

Reparto: Joan Crawford, Lon Chaney, Norman Kerry

Copyright del artículo © Hernán Migoya. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágenes y sinopsis © Cinémathèque française. Reservados todos los derechos.

Hernán Migoya

Hernán Migoya es novelista, guionista de cómics, periodista y director de cine. Posee una de las carreras más originales y corrosivas del panorama artístico español. Ha obtenido el Premio al Mejor Guión del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, y su obra ha sido editada en Estados Unidos, Francia y Alemania. Asimismo, ha colaborado con numerosos medios de la prensa española, como "El Mundo", "Rock de Lux", "Primera Línea", etc. Vive autoexiliado en Perú.
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