Guzmán Urrero
¿Las entrevistas pueden convertirse en otra forma de periodismo gonzo? Para ser justos, esta espléndida recopilación de diálogos con Hunter S. Thompson permite defender esa idea. Si el periodismo gonzo sitúa al reportero no como un observador ajeno sino como un copartícipe de la historia, parece obvio que estas entrevistas se salen de los rígidos márgenes del boleo tuya-mía que es habitual en la prensa.
Entre la lucidez, la excentricidad y las ocurrencias, las charlas aquí reunidas nos transmiten la sensación de estar mirando al escritor a la cara, como si él mismo nos entregase su historia clínica.
El genio de Louisville, figura contracultural y creador de esa deriva literaria del Nuevo Periodismo que él denominó Gonzo, se asoma a estas páginas con su etiqueta del Freak Power bien visible y dando la impresión de que todo está a punto de írsele de las manos.
El ingenio se aguza en cada una de las entrevistas. Susceptible, descarado, caprichoso, mirando a sus contemporáneos con un vago aire de hostilidad y tan espontáneo como una cámara Polaroid, Thompson se pone a la altura de la imagen popular que de él tenemos.
Cuando le interesa, es razonable, y cuando uno menos lo espera, apunta su Smith & Wesson como diciendo: «¿Hay alguien interesado?»
Cuando Paul Kaihla le cita como el último superviviente del underground, el periodista simula un escalofrío. «Coño. Yo, ¿el último dinosaurio superviviente? –dice– ¡Es horrible! Si eso es verdad, pronto me atraparán.» (Atentos, he aquí, concentrada en dos líneas, la fórmula esencial del Dr. Thompson: una parte de humor, otra de melancolía y dos golpes de extrañeza.)
Más de una vez, la droga preside este festín, y cuando el polemista se nos echa encima por el carril rápido, tenemos el pálpito de que un pinchazo de adrenalina –o fingirlo, si lo prefieren– es algo muy útil para interpretar la realidad con los nervios de punta y sin necesidad de pedir permiso.
¿Definiciones? La lectura de El último dinosaurio me ha recordado ésta que copio a continuación. Pueden encontrarla en la antología de artículos de Rolling Stone que preparó Jann S. Wenner en 1993. Thompson, leemos, «es un hombre sencillo que escribe libros para ganarse la vida y pasa el resto de su tiempo empantanado en extraños conflictos. Es autor de muchos libros violentos y de brillantes ensayos políticos, que durante muchos años han servido para que sus amigos y secuaces de los medios internacionales lo clasificaran como periodismo gonzo. Vive su vida de caballero rural en Woody Creek, Colorado, donde mantiene un equilibrio de terror con las autoridades policiales locales.»
En conjunto, y pese a la diversidad de sus fuentes, los diálogos de El último dinosaurio penetran en el flujo mental del entrevistado con una claridad fascinante.
Lean este libro y verán cómo el Thompson moralista y el Thompson provocador se agitan entre lo real y lo imaginado, como si el reportaje de la vida fuera aún mejor que la vida misma.
Sinopsis
En 1971, con la publicación de Miedo y asco en Las Vegas, el extravagante creador del periodismo gonzo, Hunter S. Thompson, se convierte en el centro de atención del mundo literario. Ya en 1966, con Los Ángeles del Infierno, Thompson había demostrado tener un misterioso instinto para situarse en el epicentro de los grandes acontecimientos sociopolíticos de su generación. Sus escritos, audaces y satíricos, representan en su conjunto una dura crítica a la cultura estadounidense.
En este volumen se recopilan, por primera vez en castellano, algunas de las entrevistas más representativas y personales que Hunter S. Thompson concedió a lo largo de toda su vida a revistas como Playboy, Rolling Stone, Esquire o The Paris Review. En ellas habla sin tapujos de política, cultura, drogas y armas, así como sobre el género del que fue máximo exponente, el periodismo gonzo.
Una ocasión única para adentrarse en la mente de uno de los personajes más brillantes e imprevisibles de la contracultura norteamericana.
Hunter Stockton Thompson (1937-2005). Periodista atrevido y comprometido, desde la revista Rolling Stone ofreció una mirada crítica y mordaz de la sociedad y la política. Su carrera periodística comenzó en la Fuerzas Aéreas de Estados Unidos a finales de 1950. En 1966 su reportaje sobre Los Ángeles del Infierno le convirtió en uno de los representantes más destacados de la contracultura norteamericana.
Con ingenio y un lenguaje subido de tono, Thompson creó un personaje público de bebedor, pistolero y drogadicto a través del cual promovió un trabajo periodístico a pie de calle que bautizó “periodismo gonzo”.
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