Tras la impresión causada por discos tan vibrantes como Idas y venidas (Lubicán / Karonte, 2009), de La Musgaña, uno se preguntaba (en aquellas fechas) dónde estaban los dos musgañeros más jóvenes, presentes en la formación del grupo que se consolidó en 2005: el violinista Diego Galaz y el acordeonista Jorge Arribas.
Estos dos burgaleses, tras esa experiencia musical que les permitió innovar a partir del repertorio autóctono junto a los veteranos Jaime Muñoz (clarinete, flauta y tamboril, gaita) y Carlos Beceiro (zanfona, mandola, guitarra), decidieron dejar atrás La Musgaña, para abrirse camino por cuenta propia.
El resultado fue Fetén Fetén, un proyecto que emprendió su andadura con un disco publicado en 2011, en el que participaron, entre otros, Nacho Mastretta ‒en cuya orquesta Galaz fue violinista‒ y Luis Peixoto.
Su segundo álbum de estudio, Bailables (2014), producido por Carlos Raya, ahondaba en un mestizaje sonoro que ligaba las jotas, las seguidillas, los pasodobles y las habaneras con el fox trot, el vals, el calipso o el swing. En este caso, fueron muchos los invitados a la fiesta: el acordeonista Jerzy Bawoł, Nacho Mastretta al clarinete, el contrabajista Miguel Rodrigáñez, los percusionistas Coque Santos y Pablo Martín Jones, los guitarristas Antoine y Sébastien Boyer, el trompetista David Herrington, con Tomasz Lato y Philippa Skilman tocando el violín.
Temas como la insólita «Jota del wasabi», el pasacalles «He visto un oso en los Cárpatos» o el swing «Paseando por Montmartre» funcionan aquí como puerta de entrada de ese universo sonoro en el que, gracias a estos dos músicos formidables, imperan el cruce y la fusión.
Después de Bailables, la trayectoria de Fetén Fetén se prolonga en otros discos con esa misma personalidad: en 2016 editaron Cantables, con otro sinfín de invitados ilustres, y dos años después, Melodías de Ultramar (2018).
Este artículo amplía una transcripción de mi programa radiofónico «Orient Express», emitido por Radio Círculo © Gernot Dudda. Reservados todos los derechos.