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«El campamento de Napoleón», de Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle traducido por Manuel Machado. Ahí es nada. Esta es una de esas oportunidades en las que dos maestros de la literatura colaboran –uno con su creación original y el otro interpretándola desde otra lengua– en la consecución de una pieza admirable.

El campamento de Napoleón es un libro muy buscado por los completistas de Doyle. La primera edición española es una joya para los bibliófilos. Durante el primer tercio del siglo XX, La Novela Ilustrada lanzó varias tiradas, una de las cuales –la de mejor apariencia– luce en portada una litografía de Napoleón. En esa viñeta, dice el Emperador: «¿Con qué derecho os permitís pensar cuando yo mando?».

Esa cita me parece un buen resumen de lo que Bonaparte significa y representa en la novela de Doyle, impresa originalmente en 1897, con el título Uncle Bernac: A Memory of the Empire.

El escritor inglés, abrumado por la fama de Sherlock Holmes, había asesinado literariamente a su detective en 1894. Lo que de verdad fascinaba a Doyle era escribir relatos históricos –su género predilecto–, así que volvió a tomar de su biblioteca algunos volúmenes sobre las guerras napoleónicas y se dispuso a inventar una nueva aventura ambientada en ese tumultuoso periodo.

En 1892, había entregado el manuscrito de La Gran Sombra (The Great Shadow and other Napoleonic Tales) en la imprenta de J.W. Arrowsmith. Aquella era una obra centrada en lo que Waterloo significó para los ingleses, y ya permitía comprobar el conocimiento que su autor tenía del gran corso.

De forma significativa, 1894 también fue el año en el que Sir Arthur emprendió en el Strand Magazine la publicación de las divertidísimas aventuras de uno de sus héroes más carismáticos, el brigadier Etienne Gerard, húsar del ejército francés durante las campañas de Bonaparte. Ignoro si, como dicen los especialistas, Gerard está realmente inspirado en el barón Jean Baptiste Antoine Marcellin de Marbot, uno de los oficiales de la caballería del emperador, pero les aseguro que sus peripecias son otra maravillosa lectura.

El campamento de Napoleón nos sumerge en la misma etapa histórica. Luis de Laval, el narrador, cuenta las razones que le llevan a dejar Inglaterra para retornar a Francia: la principal de ellas, una carta de su tío Claudio Bernac. El padre de Luis era monárquico, pero Claudio es un revolucionario que finalmente ha abrazado la causa napoleónica. Por ese mismo fervor, cree que Napoleón perdonará a su sobrino los pecados políticos de la familia.

Ni que decir tiene que ese retorno de Luis, para regocijo del lector, será menos placentero y mucho más misterioso e incierto de lo que espera el personaje.

En todo caso, la aventura y el complot quedan en un segundo plano cuando Doyle describe la personalidad del Emperador. Con el mismo detenimiento, retrata a las figuras de su entorno, ofreciéndonos la silueta de figuras fascinantes.

Asimismo, es en ese ambiente donde advertimos que este magnífico escritor sabía documentarse a conciencia para luego contagiarnos su pasión por la Historia. Créanme, el disfrute está asegurado.

Sinopsis

Sir Arthur Conan Doyle (Edimburgo, 1859-Crowborough, 1930) es probablemente, junto con Rudyard Kipling, el más popular de los narradores del final de la era victoriana. El difícil secreto de la amenidad, de saber atrapar al lector con sólo unas cuantas pinceladas, lo dominaba por completo. Pero Conan Doyle no fue sólo un populoso cuentista, afortunado creador de paradigmas del misterio y la aventura como Sherlock Holmes y el profesor Challenger, fue también, aunque con menor éxito, un estupendo novelista de aventuras históricas ambientadas en la Edad Media o los tiempos napoleónicos.

En El campamento de Napoleón, publicada originalmente con el título de Uncle Bernac (1897), es una de sus novelas menos conocidas y ni siquiera fue incorporada a los cinco memorables tomos de obras completas publicados por la editorial Aguilar en los años 50, pero sigue mereciendo ser leída por nuevas generaciones de lectores, a los que no defraudará. Una fiesta de misterio y aventura bajo la sombra desmesurada del gran Napoleón Bonaparte, magistralmente evocado en estas páginas que tradujo Manuel Machado en los inicios del siglo XX.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

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Guzmán Urrero

Colaborador de "La Lectura", revista cultural de "El Mundo". Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador habitual de las páginas de cultura del diario ABC y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.