Natural de Kiev, Grígori Mijaílovich Kózintsev cultivó su afición al teatro en el difícil dominio de la propaganda revolucionaria. Tras cumplir con el programa de estudios de la Academia de Bellas Artes de Leningrado, decidió creer en las teorías proclamadas por Vladimir Maiakovski y Vsievolod Meyerhold.
Era apenas un adolescente cuando ingresó en el colectivo de la Fábrica del Actor Excéntrico (el FEKS), grupo que editó en 1922 aquel vanguardista Manifiesto del Excentricismo, que tanto dio que hablar en los ambientes artísticos de la época.
Para no llamar la atención de las autoridades comunistas, Kózintsev abandonó esos principios rompedores para volcarse en un discreto realismo, mucho más prudente en la Rusia feroz y represiva del dictador Stalin.
Muy atraído por la literatura clásica, el cineasta dedicó buena parte de su carrera a la adaptación de obras fundamentales, por ejemplo, Hamlet (1964), Karol Lir (El Rey Lear, 1971) y Don Kikhot (Don Quijote, 1957).
Aunque pueda parecer que este tipo de obras eluden el compromiso político, lo cierto es que también describen los zigzagueos impuestos desde el Soviet Supremo. Marcel Oms recuerda la doble dimensión que adquiere Don Kihot en el desfile post-estalinista: «resurrección de un clásico de la cultura literaria occidental y reflexión sobre el sentido actual de una obra, a la luz de las teorías y de las experiencias del materialismo dialéctico».
No es casual que, entre las críticas recibidas en Francia por Kózintsev figure esa obediencia, demasiado visible, a la metodología marxista. Curiosamente, la crítica española de la época fue menos reticente y recibió la cinta con simpatía.
José Luis Borau destacó en 1958 la «realización experta y grandiosa» del director ruso, por encima de cierta frialdad y de una ocasional caída en «el espectáculo teatral, como las escenas en la plaza del pueblo, con un movimiento de masas, sonriendo y agitando los brazos, que rozan la ópera italiana».
El paso del tiempo ha beneficiado a este Quijote. La Mancha eslava de Kózintsev se nos antoja hoy más evocadora, más próxima a ese territorio cuya geografía sólo existe en la escritura cervantina.
Dos actores eminentes, de una propiedad inmejorable, Nikolai Cherkasov y Yuri Tolubeyev, recomponen al utópico hidalgo y a su escudero con finura y carisma. Incluso la escenografía, a ratos acartonada, adquiere hoy un encanto artificioso y colorista.
También resulta interesante comparar esta obra con la de Pabst. De hecho, Fernando Lara ha dejado escrito que Kózintsev se inspiró en su compañero alemán, «hasta el punto de que uno piensa que en vez de preparar [la película] leyendo la novela de Cervantes, lo hizo viendo el filme de Pabst. Muchas de sus soluciones narrativas son idénticas».
Año: 1957
Dirección: Grígori Kózintsev
Guión: Yevgeni Shvarts
Producción: V. Chebotarev
Música: Kara Karayev
Fotografía: Apollinari Dudko y Andrei Moskvin
Montaje: Y. Majankova
Diseño de producción: Natan Altman y Yevgeni Yenej
Dirección artística: Natan Altman
Figurines: M. Rafalovich
Maquillaje: V. Ulyanov
Jefe de producción: M. Shostak
Sonido: Ilya Volk
Maestro de esgrima: I. Koj
Reparto: Nikolai Cherkasov (Don Quijote), Yuri Tolubeyev (Sancho Panza), Serafina Birman (Ama), Lyudmila Kasyanova (Aldonza), Svetlana Grigoryeva (Sobrina), Vladimir Maksimov (Cura), Viktor Kolpakov (Barbero), Tamilla Agamirova (Altisidora), Georgi Vitsin (Sansón Carrasco), Bruno Frejndlij (Duque), Lidiya Vertinskaya (Duquesa), Galina Volchek (Maritornes), Olga Vikland (Campesina), Aleksandr Beniaminov (Pastor), S. Tsomayev Andres, N. Anisimova, S. Batalova, I. Belsky, M. Korolyov, Valentina Kovel, Zh. Letsky, G. Malyshev, V. Osipenko, V. Osipov, A. Rozanov y Vladimir Vasilyev
Duración: Entre 98 y 110 minutos, según el estado de las copias.
Copyright © Guzmán Urrero Peña. Esta es una versión expandida de un artículo que escribí en el Centro Virtual Cervantes (www.cvc.cervantes.es), portal en la red creado y mantenido por el Instituto Cervantes para contribuir a la difusión de la lengua española y las culturas hispánicas. Reservados todos los derechos.