¡Que Par De Locos! (A-Haunting We Will Go) es una oportunidad de asistir a algunas pinceladas del espectáculo Sin Sala Bin del gran mago Dante. Aunque de una manera un poco especial. Con el Gordo y el Flaco ya se sabe.
Stan Laurel y Oliver Hardy se ven obligados a transportar el cadáver de un mafioso. Fortuitamente, el ataúd se trueca en la estación por otro que pertenece al atrezo de Dante. Vestidos a la manera de Aladino, la desternillante pareja se enrola en la compañía e interviene en la función que se celebra en el Palace Theatre de Boston. Realizan la cuerda india. Los pandilleros acechan entre bambalinas para recuperar el fiambre.
Dante (1883-1955), cuyo nombre de pila era Harry Jansen, nació en Dinamarca y emigró, siendo niño, a los EE.UU. Si Kellar escogió a Howard Thurston, para sucederle, Thurston designó a Dante. Previamente, Dante se había ocupado de concebir, realizar y conservar las grandes ilusiones de Thurston.
Por entonces aún se llamaba el Gran Jansen y había fundado una empresa de fabricación de juegos de magia en Chicago junto a sus socios Halton y LeRoy.
La suya fue una de las últimas compañías de grandes ilusiones. Hasta que la televisión alejó al público de los teatros, superó en éxito a Houdini. La producción era perfecta. Su espectáculo constaba de cuarenta números. Todo sucedía con precisión, rapidez y armonía, sin impresión de esfuerzo. Las treinta o cuarenta personas que intervenían sincronizaban sus movimientos.
Creaba una sensación de cercanía con el público, Un crítico habló de confortable intimidad. Como mago era un clásico. Pero el humor, la informalidad y la comunicación otorgaban a su magia un aspecto renovado.
En «Un-Sevilled Barber» el mago afeita a un asistente para acabar descubriendo que la persona afeitada es él mismo.
En «Black stage», al realizar la ilusión al revés aparentemente mostraba el truco. El mago daba la espalda al público, ante un telón en el que están dibujados unos espectadores. Hacía varios gags. Extraía un pañuelo del forillo en el que aparecían manos de espectadores y le aplaudían. Lo que parecía un truco revelado, se convertía en un intercambio inesperado y sorprendente.
Existe una biografía elaborada a partir del archivo del propio Dante, escrita por Phil Temple, publicada en 1991, con el título The Devil Himself.
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