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Crítica: «Wyatt Earp» (Lawrence Kasdan, 1994)

Hay películas que, además de agradar y ofrecer espectáculo, como este Wyatt Earp que nos ofrece Lawrence Kasdan, quieren renovar la leyenda de la historia que cuentan.

El mito de aquel oscuro sheriff que sobrevivió al O.K. Corral encarna todo lo bueno y lo malo de la vida fronteriza. Kasdan lo sabe, y por eso este film crepuscular resume la variedad de sentimientos que inspira un tipo que puede ser idealizado, pero que ganó su fama con una violencia implacable.

La misma bipolaridad se aprecia en la puesta en escena. Así, Wyatt Earp es una deconstrucción del western, y por otro, intenta ser western en estado puro.

Es verdad que las cintas del Oeste rodadas a lo largo de la última década apenas sí logran fomentar la nostalgia del género –salvadas excepciones como Silverado (1985) o Sin perdón (1992)–. Afortunadamente, Wyatt Earp logra rebasar esa línea y va unos metros más allá.

Kasdan se impone varias tareas después de un período difícil para el western. Para demostrar su respeto por la tradición, nos ofrece espacios abiertos, surcados por caravanas de pioneros, tiroteos en los que no cuenta el número de los enemigos, y para rematar el cuadro, persecuciones a través de parajes indómitos, de innegable belleza plástica.

No faltan estas y otras referencias cinéfilas a los clásicos, asumidas con personalidad por el director, quien trasmite a este Wyatt Earp su personalidad y su coherencia narrativa.

Por otro lado, pese a su generoso metraje, la cinta se vuelve premiosa en algunos momentos, como si la aventura que narra desbordase los límites del guión, y Kasdan optara por concluir en bosquejo escenas que, por su intensidad dramática, hubiesen brindado mejores posibilidades. Al final, ese avance a trompicones desluce el resultado.

Para quien vea la película con simpatía, este defecto queda más o menos compensado por otras virtudes del film: muy cuidado en su dirección artística y académico en su factura.

El reparto, excelente, está encabezado por un Kevin Costner en buena forma, al que acompaña Dennis Quaid, muy cómodo en el que se perfila como uno de los mejores papeles de su carrera, no ya por su esfuerzo de metamorfosis física –esto no deja de ser una anécdota–, sino por ese logrado aire de caballero del Sur, perdido en un exilio espiritual muy similar al logrado por John Carradine en La diligencia (1939).

Entre los secundarios, el decadente Michael Madsen y el soberano Gene Hackman renuevan su prestigio como actores de carácter. En el mismo sentido, del equipo técnico no cabía esperar otra cosa sino el espléndido trabajo que puede comprobarse en la pantalla. El problema, obviamente, surge cuando comparamos los resultados de Kasdan con los obtenidos por Eastwood en producciones equivalentes.

Sinopsis

Wyatt Earp es miembro de un familia de granjeros de Iowa que, al no prosperar su negocio, deciden participar en la Conquista del Oeste. En los nuevos estados que ya forman parte de los Estados Unidos reina la anarquía, por lo que Wyatt Earp decide hacerse agente de la ley, con todos los riesgos que comporta. Pronto hará amistad con Doc Holliday, un personaje mítico con un pasado que le precede y que le ayudará en unos momentos muy especiales.

Los hombres y las mujeres que conquistaron el Oeste eran valientes, obstinados y decididos. Sus antepasados habían desafiado a los océanos para llegar al Nuevo Mundo y, cuando éste fue conquistado, se pusieron una vez más en camino hacia lo desconocido. La frontera era para ellos algo más que una simple idea, era un sueño hecho realidad. Familias enteras empaquetaron todas sus posesiones en carromatos y comenzaron la tortuosa migración para colonizar el Oeste. La familia Earp era una más entre las muchas que emprendieron el viaje. No había nada en los antecedentes de Wyatt (Kevin Costner) que indicara que iba a convertirse en uno de los pistoleros más temidos y uno de los pacificadores más respetados del Oeste. Cuando era joven, parecía destinado a seguir los pasos de su padre y de su abuelo y convertirse en abogado y juez. El viaje de Wyatt desde los campos de maíz de Iowa a la anarquía del salvaje Oeste no fue un viaje tranquilo.

Casado con su novia de la infancia, tras haber estudiado derecho y decidido a quedarse en Missouri y crear una familia, sus planes se vieron trágicamente alterados cuando su joven esposa murió de fiebre tifoidea. Su muerte empujó a Wyatt a una espiral descendente de la que casi no se recupera. Sólo el compromiso de su padre Nicholas (Gene Hackman) le recordó a Wyatt sus obligaciones para con sus hermanos. Estableciéndose primero en Wichita y más tarde en Dodge City, Kansas y en Tombstone, Arizona, Wyatt reunió a sus hermanos en torno a él con la intención de montar un negocio, echar raíces y empezar de nuevo.

En Kansas, mientras vivía con su esposa por acuerdo mutuo, Mattie (Mare Winningham), Wyatt Earp lució su primera insignia de Sheriff y se creó la reputación de duro agente de la ley. Fue allí cuando se forjó su amistad con el cínico dentista y jugador Doc Holliday (Dennis Quaid). Poco después encontró un nuevo y duradero amor en los brazos de Jossie (Joanna Going), una valiente y hermosa aventurera que se convirtió en su tercera esposa. Considerado por muchos como un asesino peligroso y exaltado, Doc Holliday se convirtió en uno de los más leales aliados de Wyatt y sus hermanos en el famoso duelo en el O.K. Corral frente a las bandas de Clanton y McLury.

Un duelo de venganza y un ejemplo brutal del modo de poner la paz en la frontera, el duelo en el O.K.Corral selló a Wyatt Earp en la leyenda americana para siempre como la personificación de los hombres fuertes y de principios, pero endurecidos por la vida, que colonizaron el Oeste, y pagaron un alto precio. Después del duelo, Wyatt llevó una vida diferente, aprendiendo a soportar la pérdida de sus queridos hermanos. A medida que iba envejeciendo, la época del potencial ilimitado del Oeste comenzó a ver como sus fronteras se establecían y solidificaban, diciendo adiós al modo de vida forjado por hombres como Wyatt Earp.

Lawrence Kasdan, que ya se había acercado al western por primera vez en «Silverado», narra aquí un mito de la historia norteamericana, el famoso duelo del O.K. Corral en Tombstone, entre la banda de los Clanton y el Sheriff Wyatt Earp y los suyos. Un tema ya tratado en muchas películas, desde la magistral Pasión de los fuertes, de John Ford a Duelo de titanes, de John Sturges. Aquí la novedad está en que Kasdan no se conforma con recrear los hechos, sino que bucea en la vida de Earp, desde su adolescencia a lo que sucedió posteriormente tras el enfrentamiento con los Clanton.

Kevin Costner, amigo de Kasdan desde sus primeras películas, es el famoso sheriff. Fue Costner quien quiso interpretar el personaje, compró los derechos del guión y le ofreció la dirección a Kasdan, que recrea una gran epopeya, pero cuidando al máximo los detalles. Pero por encima de Costner destaca el personaje de Doc Holliday, que interpreta un Dennis Quaid contenido y sorprendente.

La película está llena de grandes actores en pequeños papeles, como Gene Hackman, que interpreta al padre de Costner o Isabella Rossellini, como la compañera de Holliday.

Copyright del artículo © Guzmán Urrero. Reservados todos los derechos.

Copyright de imágebes y sinopsis © Warner Bros. Pictures, Tig Productions, Paragon Entertainment Corporation, Kasdan Pictures. Reservados todos los derechos.

Guzmán Urrero

Colaborador de la sección cultural de 'The Objective'. Escribió de forma habitual en 'La Lectura', revista cultural de 'El Mundo'. Tras una etapa profesional en la Agencia EFE, se convirtió en colaborador de las páginas de cultura del diario 'ABC' y de revistas como "Cuadernos Hispanoamericanos", "Álbum Letras-Artes" y "Scherzo".
Como colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid, se ocupó del diseño de recursos educativos, una actividad que también realizó en instituciones como el Centro Nacional de Información y Comunicación Educativa (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
Asimismo, accedió al sector tecnológico como autor en las enciclopedias de Micronet y Microsoft, al tiempo que emprendía una larga trayectoria en el Instituto Cervantes, preparando exposiciones digitales y numerosos proyectos de divulgación sobre temas literarios y artísticos. Ha trabajado en el sector editorial y es autor de trece libros (en papel) sobre arte y cultura audiovisual.