Vicente DíazMás que ningún género, quizá con la excepción del musical, en el cine de terror cuenta más el «cómo» que el «qué». El guion es un mal necesario y lo que cuenta es la creación de atmósfera y sensaciones mediante el uso de las imágenes, el montaje y el sonido (Petición a los directores de películas de miedo: consideren el prescindir de los sustos mediante golpe sonoro).
Acostumbrados como estamos al terror anglosajón, que suele tener cierta tendencia a, si no racionalizar, sí contar las historias de miedo siguiendo cierta coherencia lógica y siguiendo unas normas, nos sorprenden y desconciertan tantas cintas de terror italianas, mexicanas o asiáticas que siguen una «lógica» más cercana a la de las pesadillas que a las de un thriller o un drama, como suele ser el caso de lo que nos llega de Hollywood. Con Venus, Jaume Balagueró se intenta acercar al simbolismo y el surrealismo del terror que los gringos llamarían foreign, y lo hace con una combinación de ingredientes de lo más variopinto.
No faltará quien diga que el problema de esta película es el querer juntar churras con merinas, o el delirio de su tramo final, pero eso no tiene por qué ser nada malo (pensemos en títulos de culto de autores como Dario Argento, Lucio Fulci o incluso el estadounidense John Carpenter). Lo que le falta a Venus es lo que hace memorables a películas como Inferno, El más allá o El príncipe de las tinieblas: la atmósfera. Y no es que Jaume Balagueró carezca del talento o las herramientas para transmitir al espectador el desasosiego de un mal sueño, como ya demostró en algunos de sus trabajos previos, como en aquel ejercicio de terror cósmico que fue Darkness (2002).
En Venus, el director leridano regresa a ese subgénero y, de paso, lo combina con thriller de barrio de tintes castizos, algo de comentario social y alegoría sobre el poder femenino, entre otras cosas. Como ya hizo su amigo y ocasional socio Paco Plaza en Verónica (2017), Balagueró traslada a un bloque de pisos de barrio el terror, lugar mucho más reconocible para la mayoría del público (¿Cuántos nos hemos criado en uno?) que los castillos, las mansiones o incluso las urbanizaciones de chalets a las que nos tiene acostumbrado el cine anglosajón.
Los terrores infantiles de muchos espectadores están asociados a un lugar así, y Villaverde Bajo nos pilla más cerca que Maine. Por desgracia, el edificio de Venus (llamado así, Venus) nunca alcanza su potencial como lugar cercano y ominoso, al contrario de lo que sucedía con el bloque vallecano de Verónica.
La culpa es de una realización estándar y hasta torpe, que desaprovecha momentos suculentos como esa fiesta de cumpleaños con unas vecinas de aspecto brujil, la propia arquitectura del edificio Venus como versión barrial del rascacielos de Cazafantasmas o los momentos de acción, rodados con un confuso y caduco estilo de «cámara coctelera».
En el apartado de logros, hay que señalar la calidad general de las interpretaciones, con un trabajo digno por parte de la protagonista total, una Ester Expósito que supera su fama como sex symbol «choni» sin renunciar a esa faceta, con momentos dramáticos bien llevados y hasta explosiones de paroxismo violento.
La evidente fotogenia de la protagonista no ensombrece la labor de secundarios como ese mafioso entusiasta de los churros interpretado por Pedro Bachura (sus escenas son lo mejor de la película) o una Magüi Mira extremadamente elegante y perturbadora.
La película está inspirada MUY libremente en el relato de Lovecraft «Sueños en la casa de la bruja», base de varias adaptaciones, como los telefilmes de Stuart Gordon para la la serie Masters of Horror (2005) y el de Catherine Hardwicke para El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro (2022). Asimismo, recicla momentos e ideas de películas recientes como The Lords of Salem (2012), la mencionada Verónica, Revenge (2017) e incluso de The Raid (2011), con mucho de ese reciente cine criminal español que trata de casar el cine quinqui con el thriller de inspiración coreana. Ingredientes jugosos cocinados, lamentablemente, de cualquier manera.
Venus es la segunda entrega del sello The Fear Collection, iniciativa de Sony, Amazon y Pokeepsie Films, la productora de Carolina Bang y Álex de la Iglesia, cuya película inaugural Veneciafrenia (2021) bien podría considerarse como el peor trabajo de este director. ¿Una nueva Fantastic Factory?
Sinopsis
Lucía es bailarina en una discoteca tecno de Madrid. Una noche, después de un espectáculo, roba una bolsa de viaje repleta de pastillas de éxtasis de la taquilla del dueño del club. Sorprendida por el portero, logra escapar, pero es apuñalada en una pierna en el último segundo. Sangrando profusamente y queriendo evitar el hospital, Lucía busca refugio en casa de su hermana y su sobrinita, que viven en el extrarradio en un bloque de pisos ruinoso llamado “Venus”.
Enseguida, Lucía empieza a notar que hay algo extraño en aquel lugar, así como en el comportamiento de los vecinos que lo habitan. Cuando su hermana desaparece una mañana, Lucía no tiene más remedio que velar por su sobrina y protegerla de un horror antiguo que se esconde tras las paredes del viejo edificio.
La terrorífica Venus está protagonizada por Ester Expósito (Cuando los ángeles duermen, Tu hijo, Élite, Rainbow), Ángela Cremonte (Las chicas del cable, Mentiras), Magüi Mira (Reflejos, Un mundo normal), Fernando Valdivieso (No matarás, Hasta el cielo) y Federico Aguado (Mar de plástico, Los renglones torcidos de Dios), entre otros. Con dirección de Jaume Balagueró, quien además escribió el guion junto a Fernando Navarro (Verónica, Orígenes Secretos).
En palabras de Jaume Balagueró: «Cuando Álex me llamó para dirigir Venus enseguida dije que sí, y pensé en qué pasaría si cogiéramos ese universo del terror cósmico, de Lovecraft, y lo trasladáramos a hoy, además en un ambiente sucio, de extrarradio, de ciudad muy moderna donde hay miseria, un mundo cercano a lo sórdido… y eso es lo que hemos hecho con Venus».
Copyright del artículo © Vicente Díaz. Reservados todos los derechos.
Copyright de imágenes y sinopsis © Pokeepsie Films, The Fear Collection, Sony Pictures España. Reservados todos los derechos.
Manuel Rodríguez Yagüe
