Si en las décadas de los 60 y 70 triunfaron las coproducciones europeas en las que cada actor hablaba en su propio idioma, lo que abunda ahora en el cine de nuestro continente son las mini-franquicias basadas en un film exitoso (casi siempre una comedia) que es rehecho inmediatamente en otros países, con todos los actores hablando la misma lengua y la historia adecuada a las características locales.
En esta ocasión, la comedieta francesa ¡Si yo fuera rico! (Ah!, si yo fuera rico), dirigida por Gérard Bitton y Michel Munz en 2002, es la base de un simpático film al más puro estilo Telecinco: actores graciosos y atractivos, puesta en escena correcta e insulsa y pura fórmula sin riesgos.
El nombre de Álvaro Fernández-Armero aparece en los créditos como director y coguionista. Para quien no lo recuerde, este cineasta formó parte importante del grupo de jóvenes talentos que vinieron a darle una vuelta al panorama del cine patrio en la última década del siglo XX. Algunos siguen triunfando, otros fueron olvidados y Fernández-Armero se quedó a medio camino, con una provechosa carrera televisiva (incluyendo la magnífica comedia Vergüenza) pero sin ningún éxito a la altura de su debut Todo es mentira (1994), una película de culto que pegó fuerte entre los veinteañeros de los 90.
Si yo fuera rico huele y sabe a encargo, lo cual no tiene absolutamente nada de malo. Fernández-Armero se las arregla para sacarle provecho cómico a un reparto en el que vuelven a brillar Alexandra Jiménez y Jordi Sánchez, habituales en este tipo de películas y con todo el potencial para llevar a buen puerto cualquier papel que les caiga.
Desde su planteamiento, cualquier espectador que haya visto dos comedias románticas sabrá lo que va a pasar en todo momento, ya que la película está creada con plantilla y tira de todos los clichés posibles de dicho subgénero, algunos ya tan desgastados como la clásica carrera hacia el aeropuerto.
Acompaña a la simpática historia una selección de conocidas canciones cuyo criterio de selección a ratos no queda muy claro, salvo que solían sonar a finales de los 90, cuando los protagonistas serían unos veinteañeros. ¿Apunte nostálgico?
A los atractivos de la cinta (un reparto y una reconfortante simpatía sin riesgo) se suman los parajes asturianos donde transcurre la acción. Se trata de una descarada promoción de aquella maravillosa tierra, haciendo hincapié en su oferta hostelera y en su cultura surfera, incluyendo un cameo del campeón Aritz Aranburu. Los localismos asturianos a ratos funcionan y en otros momentos se perciben forzados, pero a nadie le molesta un «¿Cómo ye, ho?»
Sinopsis
A Santi le toca la lotería… y no precisamente un pellizco, sino un pastón: ¡25 millones! Todo maravilloso si no fuera por un pequeño detalle: el régimen de gananciales en pleno proceso de divorcio de Maite. ¿Será Santi capaz de ocultar semejante millonada a su ex y a todo su entorno hasta que el divorcio sea efectivo?
Si yo fuera rico está protagonizada por Álex García, Alexandra Jiménez, Jordi Sánchez, Adrián Lastra, Diego Martín, Franky Martín, Bárbara Santa-Cruz y Gorka Lasaosa. Cuenta, además, con la colaboración especial de Paula Echevarría, Beatriz Rico, Isabel Ordaz, Aritz Aranburu y Antonio Resines.
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