Tuvieron que pasar 22 años entre el estreno de Scream 3 y el de Scream 5 (titulado oficialmente Scream, a secas). Tiempo suficiente para un cambio generacional: para que los jóvenes que disfrutaron de aquel fenómeno de los 90 ya tuvieran hijos, o al menos sobrinos, también adolescentes, dispuestos a gritar y, los más listos, sonreír ante los comentarios «meta» para cinéfagos. Hubo entre esos años un Scream 4 (2011) que ya olía a nostalgia y que servía como despedida digna -pero no a la altura- del maestro Wes Craven, director de las dos primeras entregas (las mejores, evidentemente).
¿Cómo vender a las nuevas generaciones una franquicia que ya parecía finiquitada, y que además se apoyaba en las referencias al cine de terror juvenil de décadas anteriores a los 90? Si lo supiera, estaría acostado sobre un colchón de dinero, pero el caso es que, contra todo pronóstico lógico, Scream (2022) funcionó muy bien, presentando a un nuevo equipo de héroes y con los supervivientes «clásicos» en papeles secundarios, pasando el listón a los siguientes protagonistas, más acordes a los nuevos tiempos (más variedad étnica y sexual y menos gamberreo).
Como sucedió con la trilogía original, una de las joyas de la escudería Weinstein, los productores de Paramount y compañía se han apresurado a lanzar una secuela inmediata, apenas un año después de la anterior entrega. A su favor tienen la repetición en el reparto de Jenna Ortega, que en entre Scream y Scream se ha alzado no solo como una de las nuevas musas del género de terror, sino también como estrella mainstream gracias al bombazo de la serie de Netflix Miércoles, donde interpreta al personaje titular.
En todo caso, Jenna Ortega no ejerce de cabeza de cartel en Scream VI, película coral como todas las de la franquicia, sino que la algó-más-protagonista-que-el-resto es la mexicana Melissa Barrera, en el papel de Sam Carpenter, relevo de la icónica Sidney Prescott encarnada por Neve Campbell, quien, por primera vez en la saga, no aparece en ningún momento.
Como se comenta en la propia película, en uno de esos momentos que tanto gustan a la cinefilia más pop, a estas alturas ya no hablamos tanto de una serie como de una franquicia, y los personajes clásicos son prescindibles. Incluso se pueden sacrificar para añadir un poco de especia a una fórmula tan usada que, por puro desgaste, va perdiendo el sabor. El signo de los tiempos, como demuestra un estreno casi simultáneo al de Scream IV, ese Creed III en el que Rocky Balboa brilla por su ausencia.
Fuera cual fuera el gancho con el que Scream (2022) se hizo con el público joven, se mantiene en Scream VI, que retoma la anterior película donde esta se quedó sin introducir apenas ninguna novedad argumental ni estilística, pese a que Mindy (Jasmin Savoy Brown), sobrina del añorado Randy (Jamie Kennedy) y heredera de su papel de comentarista/coro griego, nos prometa que esta va a ser una entrega totalmente distinta, más espectacular y más sangrienta.
La principal diferencia sería que el film transcurre en Nueva York (en realidad, Montreal con algunos fondos digitales) y la mencionada ausencia de Sidney. Más allá de eso, la película se ajusta a una fórmula ganadora en la que se combinan los resortes del whodunit y la sátira del género, con sus momentos de gore ligero (nada que ver con los desmanes sanguinolentos de Terrifier, Hatchet u otros slashers contemporáneos) y, lo más interesantes, momentos en los que Sam charla mentalmente con su Pepito Grillo particular, su difunto padre Billy Loomis, representación de un gen psicótico que pende sobre ella como un machete de Damocles, por así decirlo.
Como sucede desde la primera película, Scream VI ofrece su mejor secuencia en el prólogo, esta vez con el protagonismo de la siempre divertida y escultural Samara Weaving, estrella de Noche de bodas, aplaudida cinta de los directores Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, a cargo de tanto de este Scream como del anterior. En dicho prólogo se sacian también con inmediatez las ansias del aficionado al slasher más veterano, que no son otras que una mención a la divertidísima octava entrega de Viernes 13: Jason Takes Manhattan.
Sinopsis
Scream (2022), una autodenominada ‘recuela’ de Scream (1996), relanzó la saga, con Sam y Tara Carpenter como núcleo en torno al cual giraba la trama, y Scream VI ha reunido a unas cuantas caras conocidas para ofrecer una experiencia de terror estremecedora, sangrienta y cargada de ingenio punzante.
Melissa Barrera vuelve a interpretar a Sam Carpenter, la hija ilegítima de Billy Loomis, el primer asesino en serie que se puso la máscara de Ghostface junto a su compinche Stu Macher en la película original de 1996. “Es divertido volver al personaje”, dice Barrera. “Esta película transmite la impresión de ser más grande en todos los sentidos y además es genial volver a reunirse con la familia”.
Desde el ambiente en el plató hasta el argumento de la película, Scream VI es un asunto de familia. En la película, Sam, su hermanastra Tara (Jenna Ortega) y sus amigos, los Meeks-Martin, Mindy (Jasmin Savoy Brown) y su hermano gemelo Chad (Mason Gooding), se han trasladado de Woodsboro a Nueva York después de que los últimos asesinatos de Ghostface les dejaran como los únicos supervivientes de su grupo de amigos. La traumática experiencia -que tuvo su origen en la intención de Richie, a la sazón, novio de Sam, y Amber, que era la mejor amiga de Tara, de recrear la saga Stab, creando un nuevo material original y utilizando al mismo tiempo el vínculo de Sam con Billy como base para inculpar a Sam de los asesinatos- ha afectado a cada uno de ellos de forma diferente.
“Scream VI tiene lugar poco después de los sucesos del último Scream y en la película encontramos a todo el grupo luchando para hacer frente a lo sucedido. Nos encantó la idea de que, cronológicamente, esta historia se desarrollara inmediatamente después de la trama de la película anterior, lo que nos ofrecía la oportunidad de explorar realmente cómo cada uno de estos personajes afrontaba o soslayaba la experiencia a la que acababan de verse sometidos. Y la película nos presenta al grupo en una gran ciudad, rodeados de una energía que es de esperar que les ayude a seguir con sus vidas… y, por supuesto, en ese momento Ghostface entra en escena. Todos se dan cuenta de que ni siquiera en una ciudad de millones de habitantes pueden huir y esconderse de esta cosa que viene a por ellos”, dice Gillett.
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