Crítica: «Nuestro último verano en Escocia» (Andy Hamilton y Guy Jenkin, 2104)

Fui a ver Nuestro último verano en Escocia (What We Did on Our Holiday) por tres razones: no tenía nada que hacer, David Tennant es uno de mis Doctor Who favoritos y Rosamund Pike siempre me agrada. Pero se la recomendaría por otras tres razones: el trío de niños que actúa en ella como hijos del matrimonio formado por Tennant y Pike.

La película no cuenta nada nuevo. Una pareja en vías de divorcio acude a celebrar el que puede ser último cumpleaños del padre de él, que va a festejarse en casa de su otro hermano en Escocia, de donde es originario.

Con esta premisa, y siguiendo la fórmula que ha sido usada en muchas otras películas de reuniones, ya sean de compañeros de universidad como Los amigos de Peter (Peter’s Friends, Kenneth Branagh, 1992), o de familiares como Los Tennenbaums. Una familia de genios (The Royal Tennenbaum, Wes Anderson, 2001), un grupo de gente que no se ve hace tiempo, se reúne alrededor de un personaje central, en este caso Billy Connolly haciendo de patriarca familiar, y se ponen al día de sus vidas, que no son perfectas. Todos, además, ocultan algún secreto.

Nuestro ultimo verano en Escocia no alcanza el nivel de las dos películas citadas, pero tampoco lo pretende. Sus directores y guionistas, Andy Hamilton y Guy Jenkin, vienen del mundo de la televisión. Ambos han trabajado juntos como guionistas y directores para varias series, y en determinados momentos, se nota. Ya sea en el desarrollo de alguno de los personajes secundarios o en diversas escenas, el film parece necesitar de más episodios para acabar de completar el cuadro que se nos presenta, y dado que dura 95 minutos (cualquier cosa que veamos no baja de unos 120), se echa en falta un poco más de metraje para acabar de refinar el producto.

Como decía, lo mejor de la película son los tres niños. La mayor es Lottie (Emilia Jones), harta de que los adultos le mientan, de no poder fiarse de ellos ni del mundo que la rodea. Apunta todo en una libreta, para de esa forma poder volver a ella cuando lo necesite y la realidad cambie, porque cambiará, y su única forma de enfrentarse a ello es repasar lo que ha escrito y saber que las cosas han pasado, y que es ella la que está siendo engañada. Y aquí tenemos un punto a favor de de los guionistas, un personaje vulnerable, que duda de todo.

Mickey (Bobby Smalldridge) es el mediano. Obsesionado con los vikingos y su dios principal, Odín, es un niño rápido e inteligente, que se enfrentará a la prensa para disculpar a su familia en un momento tenso, o aplicará sus conocimientos sobre cómo transportar pesos sobre troncos cuando la ocasión lo requiere. Este es el segundo valor del guión: alguien práctico y con capacidad de aprender de cualquier fuente y enfrentarse al mundo con los medios a su disposición.

Por último, encontramos a Jess (Harriet Turnbull), la pequeña. Nunca duda en preguntar lo que no entiende, o en decir lo que piensa y en aplicar esa lógica de los niños, que incluye ser amigo de una piedra, pero asumiendo que es una piedra, y por tanto, no está capacitada para responder preguntas o dormir en la cama. Y este es el tercer valor, la curiosidad ligada a una lógica aplastante, pero a la vez imaginativa e inocente.

Estos tres personajes forman una unidad con todas esas características. Cada uno va aportando su conocimiento o sus habilidades cuando la situación lo requiere. Van compensado las carencias de los otros –y no solo las de sus hermanos, también las del resto de la familia– para salir airosos de cada situación.

Este personaje formado por los tres niños es, al final, el que toma las decisiones correctas, el que escucha a otras personas, a las tiene en cuenta y respeta. El que no duda en enfrentarse a cualquiera, ya sea con lágrimas de rabia, con una sonrisa o una mirada curiosa para defender su entorno, y sobre todo, para ser tenido en cuenta.

Hay momentos del film en los que la única forma de justificar lo que está pasando es que lo hagan los niños, porque a un adulto, salvo que sea Beau Geste, jamás se le ocurriría semejante cosa. Pero aunque esa forma de pensar pueda ser simplista y literal, también es valiente, porque implica dejar a un lado egos y convenciones sociales para centrarse en si la persona que tenemos al lado se encuentra bien, y preguntarle qué quiere, qué necesita y hacer lo que esté en nuestra mano para dárselo.

Estamos ante una película amable, hecha con gusto y humor. Cuando acabamos de verla, nos encontramos mejor que cuando empezamos, porque aunque la realidad muchas veces no puede ser cambiada, la forma de enfrentarnos a ella puede hacer que las cosas sean más llevaderas. Una película que deja en la memoria un montón de situaciones y escenas valiosas, que podemos recordar con una sonrisa, ocasionalmente triste.

Sinopsis

Una joven pareja de Londres recién separada ha de ir con sus hijos a Escocia para celebrar el cumpleaños del abuelo enfermo. Para no disgustarle, la familia decide simular que todo es armonía.a contracorriente films

En 2007, los creadores de la sitcom Outnumbered, Andy Hamilton y Guy Jenkin, lograron llevar la comedia televisiva británica más allá de lo establecido. Su serie, emitida por la BBC One durante cinco temporadas, siendo la última en 2014, obtuvo gran número de premios y elogios, muchos de ellos referidos al trabajo de ambos directores y guionistas con los actores infantiles de la serie.

El diálogo de los actores adultos se escribió, pero Hamilton y Jenkin enfocaron de modo más fluido las interpretaciones de los niños al hablarles de cada escena y pasarles notas e ideas antes de permitirles improvisar sus diálogos y actitudes. El resultado derivó en interpretaciones y reacciones naturales.

Este método demostró ser efectivo. Una vez acabada Outnumbered, tras su quinta temporada, ambos cineastas comenzaron a explorar modos con que aplicar el método en largos. El productor David M. Thompson les animó en su cometido.

“Siempre me ha encantado el trabajo de Andy y Guy, y siempre quise llevar con ellos una idea cinematográfica —comenta Thompson—. Outnumbered es una de mis series favoritas, y quería hacer algo que funcionara en la misma línea, con la misma frescura y espontaneidad”.

“Andy y Guy tienen un gran talento, y entienden la comedia con singularidad” —añade—. “Todo indicaba que trabajar con ellos en un largo era una gran idea”.

El socio de Thompson, el productor Dan Winch, comenta que los cineastas definitivamente no querían un Outnumbered: The Movie. “Queríamos que usaran las mismas técnicas con el mismo enfoque que en la serie para con los niños” —añade—, pero se trataba de algo enteramente distinto, con otra familia distinta, y una historia de gran dimensión y despliegue”.

Hamilton coincide: “No veíamos que Outnumbered encajara en el marco de una película” –opina—. “Las cosas que acontecen en la serie son comparativamente pequeñas, y queríamos realizar un largo que no recordara eso. He ahí por qué elaboramos una idea encargada por David”.

La idea fue la de Nuestro último verano en Escocia, historia centrada en una pareja, Doug y Abi, con problemas maritales que aumentan cuando viajan a Escocia para celebrar el 75º aniversario del padre de Doug, fiesta a la que acudirán a regañadientes los tres hijos.

Los intentos de conciliar las dificultades derivadas de su familia numerosa durante estas vacaciones resultan tan inesperados como a menudo hilarantes, frustrados por los niños pese a sus esfuerzos por ‘contribuir’.

Igual que en Outnumbered, Hamilton y Jenkin han escrito el guión y han dirigido la película.

David Tennant y Rosamund Pike encarnan a Doug y Abi. “Estamos encantados con nuestros actores protagonistas —explica Thompson—. El espectro de David es extraordinario. Con él he realizado varias cosas para televisión y puede interpretarlo todo. Es un actor profundo, pero también puede afrontar la comedia. Puede interpretar tanto el lado oscuro como el luminoso, que era lo requerido en este film”.

La familia se desplaza para ver al padre de Doug, Gordie, encarnado por el cómico Billy Connolly. “Es todo un icono” —comenta Thompson—. “Billy es muy bueno en las películas, desde Su majestad Mrs Brown a El cuarteto, y posee una personalidad cordial y grave, así como un humor llano.

“Es el tipo de persona que todos querríamos como padre. Es irreverente y no soporta a los imbéciles. Es muy simpático y un auténtico tesoro para la pantalla”.

Gordie vive en los Highlands de Escocia, con su hijo Gavin (hermano de Doug), a quien da vida el actor y cómico Ben Miller.

Pike hace notar que Nuestro último verano en Escocia es “una película en la que abunda el comportamiento infantil, y no todo proviene de los niños”.

Añade: “En su mayor parte, los adultos se comportan de un modo muy inmaduro. Más tarde, se produce un giro, cuando Abi toma consciencia de que su relación con Doug es muy profunda, y que siempre lo será, por el simple hecho de que tienen en común tres hijos.

David Tennant, que encarna a Doug, coincide: “Doug y Abi procuran mantener la unión en atención al padre del primero, quien siente por Abi verdadera veneración, pues la quiere ver más que a nadie de los que han sido invitados a la fiesta de su 75º aniversario.”

“Y dado que está indispuesto, deciden mantener la separación en secreto, lo que no hace sino tensar las cosas, por decir lo mínimo”.

Tennant dice que Doug, quien parece sitiado por los cuatro costados, le ha sido un personaje muy gratificante que interpretar. “Cuando se separan, Abi, que es la que más le ha costado dar el paso, se marcha y logra una vida y un jefe nuevos. En cambio, Doug no lo lleva tan bien. Se regodea en su propia miseria”.

La técnica de Hamilton y Jenkin se centra en que los niños se relajen y entiendan que nada de lo que hacen está mal. Los únicos diálogos que deben pronunciar son escuetos, sucintos momentos del guión. Todo lo demás  se entiende como un regalo.

Copyright del artículo © José Luis Arana Aroca. Reservados todos los derechos.

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