Las películas de terror y/o suspense de presupuesto medio-bajo siempre han sido rentables, pero en los tiempos actuales son casi la única opción sensata a nivel económico. No respires 2, como su predecesora, ha ido bien en salas de cine, al contrario que superproducciones ‒si es que se puede usar ya ese término‒ como Viuda Negra o El Escuadrón Suicida.
¿Por qué funcionan bien estas películas modestas? Evidentemente, con ellas es más sencillo recuperar la inversión, pero además utilizan fórmulas eficaces y sencillas. En este caso, No respires 2 se apoya principalmente en el suspense (no muy abundante en el cine actual) y la acción ultraviolenta.
Rodada en Serbia, que intenta parecer Detroit y lo consigue, No respires 2 cuenta una historia nada creíble donde la lógica molesta. El espectador que sepa seguir su juego, dándose cuenta de que esto es más bien una fábula macabra que un thriller al uso, podrá disfrutar de la principal novedad de esta entrega: el villano de No respires es aquí el héroe.
Bueno, pongamos «héroe» entre comillas, pero el ciego asesino y violador que interpretó un inolvidable Stephen Lang en la película de Fede Álvarez de 2016 aquí ejerce de guardián y rescatador de una niña, una hija a la que quiere mucho y a la cual sobreprotege del mundo exterior: una ciudad decadente, medio en ruinas y poblada de gentuza.
Con un guion que bien podría haber sido ideado por Luc Besson, el film narra una historieta directa y sin demasiados retruécanos, aunque con algunos giros más sorprendentes para la chavala protagonista (Madelyn Grace) que para el público. La presencia de unos malos caricaturescos ‒unos intrusos a los que los protagonistas tienden trampas y emboscadas‒ sitúa a No respires 2 entre Perros de paja (por lo cafre) y Solo en casa (por lo disparatado).
A destacar un excelente plano secuencia en el que los villanos buscan a la niña por todos los rincones de la casa; un momento notable no solo por la planificación visual, sino por la ausencia de música, algo que siempre juega a favor del suspense (por mucho que la banda sonora sea obra del murciano universal Roque Baños).
No se puede decir que No respires 2 sea un entretenimiento familiar, y puede que a muchos se le atraganten las palomitas ante el despliegue de sangre y mondongo, pero no deja de ser un pasatiempo para adolescentes que, eso sí, puede ayudar a la creación de uno de los héroes más turbios vistos en el cine en el caso que se produzcan más secuelas de la franquicia.
Sinopsis
En No respires (2016), de Fede Álvarez, vimos como todo el mundo subestimaba a Norman Nordstrom (Stephen Lang) por ser ciego, aunque acabó demostrando un afán de supervivencia inquebrantable y el lado monstruoso y malvado de su personalidad. Es un hombre que no deja que nadie ni nada se interponga en su camino. Ahora, han pasado ocho años y Nordstrom vive con una niña de 11 años llamada Phoenix. Ha conseguido reproducir la familia que una vez le robó un conductor borracho y ha encontrado por tanto la retorcida justicia que sentía que se merecía. Cuando unos intrusos irrumpen en su casa una vez más, esta vez buscando a Phoenix, Norman mostrará de formas nuevas e inesperadas qué esconde en su interior.
El thriller de 2016 jugaba con la percepción del espectador sobre quién es realmente el bueno de la película y nos presentaba a Norman Nordstrom. Tres adolescentes irrumpen en su casa para robarle, pero acaban descubriendo que en todo es una trampa llena de oscuros secretos. Norman revela su habilidad como máquina de matar para defenderse de ellos. Pero entonces se hacen evidentes las bestialidades que Norman hace y los espectadores dejan de estar de su lado y empiezan a animar a los ladrones adolescentes.
“En No respires es difícil saber del lado de quién estar” dice Fede Álvarez, director de la primera película y coguionista junto a Rodo Sayagues. “Simplemente intentamos mostrar cómo actúa cada personaje y crear una situación compleja que deje al espectador confundido”.
En No respires 2 volvemos a encontrarnos con Norman Nordstrom, y descubrimos que un hombre que ha llevado una vida violenta solo le puede llevar a un final violento. Norman ha hecho cosas atroces, cosas imperdonables, y ahora sufrirá las consecuencias, aunque probablemente no de la forma que los espectadores esperan. “Con la secuela intentamos sorprender al espectador y a nosotros mismos” dice Álvarez, quien vuelve a formar equipo con Sayagues como guionistas de la secuela, pero intercambian puesto como director. “No queríamos hacer una secuela que fuese igual pero más gradiosa. Contamos una historia completamente diferente pero que plantea las mismas preguntas. ¿Qué te hace sentir este personaje y lo que hace? Como cualquier buen thriller, es un enigma. Cada escena es una pista y al final tienes que completar el puzle”.
En No respires 2, los cineastas convierten a Norman en un ‘antivillano’, un hombre retorcido y equivocado que piensa que hace lo correcto, pero la realidad es que no puede esconder quién es de verdad. “Su brújula moral está completamente rota” dice Lang.
“Creo que todo el mundo piensa que tiene razón, así que los villanos no saben que son villanos. Pero a este personaje le han dado palos tantas veces, y su afán de supervivencia es tal, que ya no distingue entre lo que está bien y lo que no. Para él todo es cuestión de supervivencia”.
Las heridas de guerra que le dejaron ciego, junto con sus otros traumas del pasado, han dejado una cicatriz que va más allá de las secuelas físicas. “Es un tipo espiritual, sensible y dañado mentalmente” dice el actor. “Lleva viviendo al margen de la sociedad mucho tiempo. No le importa el resto del mundo, no le han tratado bien. Es como un perro al que han maltratado, si intentas acariciarlo te arranca la mano”.
Al final, los espectadores tendrán que decidir de nuevo por ellos mismos qué piensan de Norman y de lo que ha hecho, justo la intención de los cineastas. “No hay mucha intriga en las películas en las que sabes quién es el héroe y quién el villano” dice Álvarez. “Al entrar ya sabes quién va a ganar, quién merece ganar y quién merece morir. Pero en No respires nos manejamos en un mundo de grises, y a veces negros oscuros. Estamos intentando contar historias nuevas y originales que no se hayan visto un millón de veces. Nosotros contamos la historia como es, pero tú decides qué pensar sobre los personajes”.
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